Aprovechando la estación que acabamos de empezar, Lucía nos ha propuesto que contemos los fallos que tiene la primavera, que no son pocos, los podéis encontrar aquí
INCONVENIENTES DE LA PRIMAVERA
- Esto ya no es lo que era, hay más alergias que nunca pero desde que los turistas japoneses vienen con las mascarillas puestas...
- ... que parece que van a entrar a operar en quirófano por vía de urgencia...
- Pues eso, desde que ellos han implantado esa moda, los españoles también han echado mano a ellas y esto va a acabar con nosotros.
- Llevas mucha razón, porque desde que ha llegado esta manía de ir con la nariz y la boca tapada, la Primavera ha dejado de ser temporada alta para nosotras, quedando sólo restringida al invierno y te diré más, como siga lo del cambio climático ni si quiera el invierno va a tener esta denominación.
- Ya ves tú el invierno que hemos tenido este año, si nos han tenido que limpiar el polvo con un plumero porque aquí no se acercaba nadie.
- ¡Calla, calla! que parece que viene una clienta muy decidida a llevarnos...
- ¡Qué va! si es que con la crisis esta pobre gente no se gasta en comprar una caja de pañuelos.
- ¡Lógico!, es que hemos tenido mala suerte de caer en este super, que de debería llamar "micro", ¿ te imaginas si hubiéramos caído en una "gran superficie"? Estaríamos de paseo de un lado para otro en un elegante bolso perfumado y sin estrenar si quiera, porque esta gente parece que no tiene ni mocos.
- Y si los tienen, usan finísimos pañuelos de batista que no le irritan su fina nariz, eso se lo oí comentar el otro día a una muchachita que trabajaba en casa de una de esas señoronas. ¡Pobre chica! tuvo que robarme un paquete porque se le caían las lágrimas de impotencia al contar como unos tenían tanto y otros tan poco.
- ¿Por qué no le dijiste que se llevara el paquete entero?
- Se lo dije pero no me entendía... o sí, porque le dijo a la amiga "me llevaría la caja entera de paquetes, pero ¿y si me pillan? ¡qué vergüenza!
- ¡Pobrecilla! con la de gente que roba y no le pasa nada.
- ¿Sabes lo único que se me ocurrió hacer? tirarme al suelo, para ver si en el desparrame de los paquetes cogía más, pero lo único que conseguí fue asustarla y que saliera por pies y yo me quede en el suelo hasta que por la noche el reponedor me colocó aquí a tu lado porque también tu estabas despanzurrada y manchada porque un niño había estado jugando contigo a la pelota.
- ¡Ni me lo recuerdes! Estoy tullida.
- ¿Sabes lo que pienso que gracias a los japoneses nos hemos conocido y estamos de cháchara tan a gustito.
- A ver si tenemos suerte de que pase por aquí el repartidor de esos espárragos que van en una carretilla y nos coge para limpiarle el sudor.