MI AGRADECIMIENTO A DOS BUENAS PERSONAS

que por supuesto no leerán esta entrada nunca, pero eso no importa para que yo exprese mi sentimiento hacia ellas y hacia todas las buenas personas que existen por el mundo, que haberlas, haylas.

Os cuento algo al parecer sin importancia, pero que para mí la tuvo y mucha:

Hace unos días Miotro y yo estuvimos comprando en un supermercado a las afueras de la ciudad y cuando llegamos al aparcamiento con el carro de la compra a rebosar, metimos las bolsas dentro del coche y al ir poner en marcha el motor, no aparecían las llaves.

Sin duda estaban allí porque habíamos abierto el coche.

Las buscamos por todas partes y no aparecían. 

Al principio lo tomamos a cachondeo, pero conforme iban pasando los minutos la mala leche iba in crescendo, incluso sacamos todo lo de las bolsas por si se habían caído entre los alimentos y ¡nada!

Fui a inspeccionar el carro que ya estaba puesto en su sitio, a ver si se habían quedado enredadas en él, ¡tampoco estaban!

Cuando vuelvo al coche me encuentro a una pareja de treinta y tantos años, buscando afanados las putas llaves: ella metida bajo el coche y él sacando todo lo del capó. 

Miotro se miró los bolsillos, yo vacié mi bolso... y nuestros  ángeles de la guarda miraron dentro del coche de nuevo... 
Le agradezco a esta pareja su ayuda y les digo que se marchen que ya seguimos nosotros buscando... y ellos aceptan pero en la cara veo la preocupación por dejarnos allí con nuestra papeleta. Arrancan el coche y de nuevo se baja ella y viene a mirar en el pliegue que se queda al levantar la puerta del maletero del coche, se vuelve a ir, se monta en su coche y antes de irse baja la ventanilla y nos dice que lo siente tenernos que dejar allí y nos pregunta  ¿No las tendréis en los bolsillos? nos miramos de nuevo y ¡nada!
 En esto que le miro a Miotro en los bolsillos de detrás del pantalón y al sacarle la cartera salen las putas llaves, se habían metido en el billetero y cuando él se tocó los bolsillos no las notó.

La pareja se fue tranquila y feliz del hallazgo, se lo noté en sus caras, lo que  siento es que con el aturdimiento,  posiblemente si la vuelvo a ver ni si quiera los reconozca.

¡Qué gente más amable, más servicial, más solidaria, en resumidas cuentas: ¡Qué buena gente!.