Mi brazo y yo hemos decidido quedarnos en casita leyendo y quiero compartir con vosotros este artículo que me ha llegado. Es de un publicista australiano, de Melbourne
Él mismo se presenta
Kai Brach
Diseñador, editor y virtuoso de la bandeja de entrada reticente
Vivo en Melbourne, Australia, y soy editor del boletín semanal Dense Discovery y creador de la revista impresa Offscreen .
y nos dice algo que, en la base, todos sabemos, pero que lo explica tan bien, que a mí por lo menos me ha resultado muy interesante para reflexionar sobre ello:
"Hemos oído hablar mucho de la caída en oligarquía, y con razón: se dice que el patrimonio colectivo de los miembros del gabinete estadounidense se acerca al medio billón de dólares, y la mayoría de ellos pertenecen al 0,0001% más rico.
Pero el periodista estadounidense Ken Klippenstein
ofrece un término mejor que capta nuestro momento actual con una precisión incómoda. La llama la “appistocracia”, (app+aristocracia) una clase dirigente cuyo poder se extiende mucho más allá de la mera riqueza.
En medio de la pompa de la investidura de Trump, los magnates de la tecnología observaron desde asientos VIP “como un colectivo de dioses griegos que aprueban”. No son plutócratas comunes y corrientes que amasan riqueza desde lejos; han diseñado una intimidad sin precedentes con nuestra existencia diaria. Sus imperios digitales no sólo ocupan nuestros hogares: han colonizado nuestra atención, nuestras conexiones sociales y, cada vez más, nuestra concepción de la realidad, lo que hace que estas figuras sean excepcionalmente poderosas: “Los oligarcas no son nada nuevo, pero estos hombres tienen un poder sobre nosotros que es más íntimo que el de otros multimillonarios. Construyen, dirigen y controlan colectivamente lo que solo puede compararse con un apéndice de nuestros propios cuerpos humanos, un nuevo órgano que la mayoría no puede imaginar perder o perder el acceso a él”.
¿En qué se diferencia la appistocracia de los titanes industriales anteriores?
“Los barones ladrones de antaño, los Carnegie, los Ford y demás, al menos empleaban a mucha gente. Al menos fabricaban algo tangible y útil para la vida de las personas. La appistocracia no hace nada para mejorar la atención médica, la vivienda o la educación. Su contribución a la infraestructura equivale a construir más instalaciones energéticas para alimentar sus centros de datos y alimentar sus imperios de inteligencia artificial”.
“Nos dicen que estamos ahorrando tiempo a través de los productos de la appistocracia y, sin embargo, no tenemos tiempo. Han vaciado los centros comerciales, las tiendas y otros espacios públicos, incluso a nosotros mismos, ya que pasamos más tiempo solos. Llamémosla la “huecocracia”.
Llevamos voluntariamente las herramientas de vigilancia e influencia de la clase dominante en nuestros bolsillos, revisándolas compulsivamente durante todo el día. Hemos adoptado voluntariamente sus productos como extensiones de nuestra conciencia, incluso cuando vacían nuestro mundo físico y nuestras conexiones sociales. Sus aplicaciones se han convertido en miembros fantasmas, cuya pérdida se siente como una verdadera amputación.
El verdadero poder de la “appistocracia” no se mide en miles de millones, sino en dependencia. Es una relación que nos transforma de ciudadanos a usuarios. Sin embargo, incluso a medida que estas dependencias digitales se profundizan, también lo hace nuestra capacidad de cuestionarlas, de crear espacios de presencia genuina en un mundo cada vez más definido por la interacción algorítmica." Kai.
Me gustaría leer lo mismo traido a España, que lo tengo mas cerca y me afecta más.
ResponderEliminarCuando se apriete un botón, no habrá distancias.
EliminarCuanto más solos y aislados estemos, más facil será para aquellos que tienen el poder de dominarnos, mientras tanto el pensamiento critico ni se le ve ni se le espera.
ResponderEliminarSaludos
Todo está bien estudiado, hasta lo panolis que somos.
EliminarYa sabemos que el dominio se basa en el aislamiento, la falta de comunicación y/o la falta de miedo, ese que se tenía antiguamente con la religión y que ya ha quedado atrás, ahora la información errónea nos hace seres aislados, desinformados y por tanto vulnorables y sin criterio ni sensatez.
ResponderEliminarMuchos besos.
El caso es que el miedo no falte, porque así nos tienen metidos en su puño.
EliminarPude contemplar la granizada dentro de casa y sentir golpear los granizos en los cristales de la cocina y de la terraza.
ResponderEliminarQue tengas un agradable día.
También yo la contemplé tras los cristales, estuve un rato entretenida.
EliminarCunado aparecían las películas de ciencia ficción con El gran hermano vigilando y digitando, creíamos que era solo ficción, ahora ya estamos viviéndolo, un abrazote Tracy!
ResponderEliminarsomos marionetas en sus manos.
Eliminar👍
ResponderEliminarOk¡
EliminarAquí también callo alguna piedra, el tubo de mi chimenea chillaba.
ResponderEliminarCuanto más asustemos y solos estemos mejor se lo ponemos.
Besos
Ya se encargarán los gerifaltes de poner sus mentes maquiavélicas.
EliminarUn abrazo
Tiene toda la razón.
ResponderEliminarTambién es cierto que depende de nosotros el abandonar esas apps.
Estamos tan metidas en ellas, que no sé si sería factible.
EliminarEs acojonante.
Los "appistócratas" no solo disponen de todo lo que deasean (y mucho mas) sinó que encima, como si no tuvieran suficiente, presionan, coaccionan, mienten, ameazan, tergiversan..... para que el resto del mundo sea como ellos quieren, es decir, mas pobre y mas ignorante. Así ellos puedran seguir siendo los "listillos ricos" de la clase y ser mas ricos si cabe!. Y estamos en el siglo XXI (ver para creer).
ResponderEliminarMolts petons
Es para recapacitar y ver a lo que estamos abocaos.
EliminarMuy buena la reflexión.
ResponderEliminarmuy realista e interesante.
EliminarJolín Tracy. Que chungo pero que verdad. Y es que somos un poquito tontos y dependientes de las pantallas. Yo hoy quería irme a hacer fotos a la lluvia. Y al final estoy leyendo en el PC,
ResponderEliminareso es lo mínimo, pero hasta en eso se ve nuestro grado de dependencia que tenemos.
EliminarHabrá que amoldarse, ya que llegó aquí impuesta, y para quedarse.
ResponderEliminarY tan solo de nosotros depende cómo, cuánto, y hasta dónde...
¿Cómo sigue ese brazo, prima?
Te pienso.
Besos, mi Tracy.
Sigue quietecito, para ver si cuando vaya a revisión , lo dejan libre.
EliminarGracias, prima del alma.
Lo que sé, Tracy, es que "... una clase dirigente cuyo poder se extiende mucho más allá de la mera riqueza."
ResponderEliminarDe este grupo, el más "visible", el "brazoenalto", ya ha perdido casi la mitad del valor de una de sus empresas... ¡Y va de c...!
¡¡Y no digamos el "valor reputacional" del personaje!!
Los otros dos, de momento llevan el mismo ritmo de pérdidas. Sin llegar a las del primero.
¡Y algo a tener en cuenta es, que si bien esos son sus primeros pasos, ya los nuestros, aunque no tan visibles de momento, se harán notar!
Pretender que una caterva de descerebrados como hoy es el equipo dirigente en EEUU va a acogotar al mundo occidental, nosotros, con valores espurios, ¡va a ser que no!
Lo que no quiere decir que, de momento, esté la cosa bastante revuelta!