En la semana del 8 de Marzo, me parece muy acertada la propuesta que nos hace NURIA , en su Bitácora Literaria podéis leer lo que escribiremos.
Siempre que tenía que dar una conferencia o preparar unas palabras para decir en cualquier acto importante, se encerraba en su despacho, una vez que todos se habían marchado. para dar las últimas vueltas a lo escrito.
Estaría más cómoda en su casa, pero los niños y el marido no la dejarían tranquila, preguntándole por cualquier nimiedad y se distraería.
Las palabras dichas sobre el Día de la Mujer eran importantes.
....Empezaría por la fecha en que la ONU declaró el 8 de Marzo como Día Internacional de la Mujer en 1975. Y como desde entonces, según han ido tomando protagonismo los problemas, se han ido señalando otras fechas, para darles entidad propia como la del 25 de Noviembre, Día contra la Violencia de Género, lacra que pesa sobre la sociedad actualmente.
....También tendría que decir algo sobre las manifestaciones, que sí, son importantes, para conseguir la igualdad, romper el techo de cristal, la brecha salarial, la explotación sexual...
... Hay que hacer hincapié que en esta lucha debemos estar implicados hombres y mujeres, todos juntos codo con codo, hasta conseguir que desaparezca el Patriarcado de la sociedad.
Contenta con que había trazado las líneas generales de su discurso, salió del despacho y se dirigió a su casa en taxi para llegar lo antes posible.
Allí encontró a los niños sin bañar, la cena sin preparar, las tareas sin terminar y "el patriarca" viendo los resultados del fútbol en Tele Deporte. Al contemplar el panorama empezó a chillar a la vez que la carpeta salía por los aires, desparramándose los folios que había escrito en el Despacho, con la mala suerte que justo el folio que hablaba del patriarcado, tapó la pantalla de la tele.
Ahora el que gritaba era "el patriarca":
- Con lo tranquilos que estábamos y has tenido que llegar tú a estropearlo todo y a no dejarme ver el último gol del Barça.
El patriarca necesita terapia de choque... menudo jeta...
ResponderEliminarYa te digo
EliminarCreo y espero que esos "patriarca" sean cosa del pasado.
ResponderEliminarQué va hija, aún quedan.
EliminarAsí es en demasiadas ocasiones en las que la mujer al final trabaja fuera, dentro y en medio sin que se aprecie su valor. Buen relato
ResponderEliminarParece ser que es nuestra obligación, además de otras.
EliminarDesgraciadamente no es solo ficción , aún quedan muchos patriarcas de ese tipo . Un abrazo
ResponderEliminarQuedan más de los que pensamos.
EliminarComo la vida misma... muy buena tu aportación. Besos
ResponderEliminarGracias Maite, qué pena...
EliminarNos dibujas una escena que no te diré yo que nos sea frecuente, pero si queremos cambiar, debemos por poner todos de nuestra parte. Y eso se hace con paciencia, educación y respeto. Y mucha mano izquierda, a nivel individual.
ResponderEliminarA nivel social, hay ya tenemos que alzar aún más la voz. Un besote.
Me ha gustado mucho eso de la mano izquierda y todas las demás recomendaciones que haces, cuando eso ya debería estar superado.
EliminarSe ha hecho grandes progresos. Nada tiene que ver nuestra vida, con la vida que tuvieron nuestras bisabuelas.
ResponderEliminarBuenos días.
Pues aún quedan más y además los más dañinos.
EliminarEs así... Es una batalla ardua la que nos toca (y mas en estos tiempos) Abrazo fuerte!
ResponderEliminarLlevas mucha razón y más en estos tiempos.
EliminarHola Tracy, gracias por sumarte a la convocatoria juevera.
ResponderEliminarTu relato me parece desgarrador, la triste realidad de miles o más bien millones de mujeres que viven bajo el yugo del patriarcado.
Esperemos que gracias a los pequeños avances que vamos consiguiendo, la sociedad en el mundo llegue a cambiar y ser conscientes de que hombres y mujeres somos iguales, que las mujeres tenemos derechos, derecho a decidir, a ser libres y a hacer y decir lo que pensamos.
No somos exclusividad del hombre, y un objeto de su pertenencia, somos mujeres, madres, esposa, trabajadoras con poder para pensar y decidir.
Y la dictadura patriarcal tiene que terminar.
U fuerte abrazo
Sí, pero qué trabajito cuesta... Parque luega venga algún chalao y quiera que demos pasos hacia atrás.
EliminarQueda mucho por hacer, aún.
Yo pondría un final feliz! Romperle en la cabeza la tele al patriarca! Un abrazote Tracy!
ResponderEliminarJajaja, no he tenido más remedio que reírme.
EliminarMejor quitarle el control remoto.
EliminarEl televisor no hizo nada malo.
La realidad suele ser un golpe fuerte muchas veces, pero cuando se trata de derechos que todos debemos tener como iguales, esa realidad debe ser cambiada, en todo orden de cosas.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Eso es lo que cualquier persona decente,honesta y con sentido común piensa, pero hay cada cabernícola por ahí... Qué ya , ya...
EliminarLo que he leído sobre nuestras abuelas es claramente diferente a estos tiempos, vamos avanzando y tu aportación refleja que aún nos queda...
ResponderEliminarUn magnifico relato, digno de las convocatorias jueveras.
Enhorabuena.
Besos.
Vamos avanzandouy lentamente, para cualquier meta que se propongas, cuesta un esfuerzo titánico y no debemos abandonar la lucha por nada no por nadie.
EliminarUn buen relato,abrazos.
ResponderEliminarAbrazos y gracias por tus palabras, Fiaris.
EliminarTotalmente contundente, muy real, muy cierto, porque las mujeres trabajan fuera y dentro de casa, generalmente no se dispone de tiempo para una, para hacer lo que se desea y el "patriarca", aún en muchos hogares existe, aunque creo cada vez menos, por suerte.
ResponderEliminarMe encantó tu homenaje a la mujer, excelente Tracy.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Es un espécimen muy difícil de extinguir.
EliminarSaca de quicio llegar a casa y ver que "los tuyos" no han movido ni un lápiz en tu ausencia ¡grrrr!
ResponderEliminarBesos.
Ya te digo...
EliminarA ese patriarca le vendría bien una patada en cierta parte.. 😤 Un abrazo
ResponderEliminarPues sí, pero no merece la pena ponerse a su altura, mejor carretera y manta.
EliminarSe entiende, se entiende, Las peleas de boxeo .... son aun mas entretenidas que el futbol.... nada, ni nadie puede interrumpirme en esas horas que consagro a ver dicho deporte
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente, el boxeo es otra cosa, si a mí me gustará estaría todo el xía enganchada a él, de laañana a la noche.
EliminarEn general la mujer maduraa emocional y psicológicamente más deprisa que el hombre, este va más despacio y aún le quedan restos de ese "patriarcado "de siglos, que tanto ha pesado en la sociedad...y aún quedan restos, no hay duda, Tracy...Buen relato con crítica al final, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
Pues debe madurar pero que muy despacio, porque en estos menesteres está muy verde aún.
EliminarBesitos.
Tremendo y tan real que duele.
ResponderEliminarUn crudo reflejo que muestra una situación muy común de la que aún, desgraciadamente, queda algunos lastres.
Y he ahí la fortaleza de la mujer ante el sacrificio de trabajo fuera y dentro, y de esa mente privilegiada que tanto tiempo estuvo vetada.
Muy buen homenaje, mi querida Tracy.
Un abrazo enorme 💙
Hola Gin, ya lo creo que nos queda mucho trecho por recorrer, pero parece que no se hace lo suficiente, cuando se ve, lo que se está viendo.
ResponderEliminarhay mucho camino por hacer, las generaciones evolucionan y lo que hoy no es, mañana sera otra forma de ver la vida en todas sus manifestaciones Un abrazo
ResponderEliminarPues me dejas muy tranquila...
EliminarCreas un contraste entre la reflexión intelectual y la realidad cotidiana, culminando en un desenlace irónico y humorístico que me gusta. La protagonista encarna el conflicto de muchas mujeres que deben equilibrar responsabilidades profesionales y familiares, mientras el marido representa la pasividad patriarcal.
ResponderEliminarLa exageración del enojo mutuo (ella gritando, él quejándose por el fútbol) usa el humor para señalar lo absurdo de las dinámicas de género desiguales.
La narración se siente cercana a la protagonista, casi como si reflejara sus pensamientos y emociones. El tono oscila entre la empatía hacia ella y la sátira hacia su entorno, invitando a reírnos y reflexionar al mismo tiempo. La imagen del folio del “patriarcado” tapando la televisión es brillante: un golpe visual que resume la tensión entre las ideas y la realidad.
Enhorabuena.
Muchísimas gracias por tu comentario, le has hecho una radiografía perfecta y has terminado con una reflexión estupenda interpretando correctamente lo que quiere decir el tema del folio tapando el televisor.
EliminarMuchas gracias de corazón.
Muy atinado el relato mostrándonos una mujer comprometida, consciente de esa lucha, preparando una conferencia sobre derechos de la mujer, y que, sin embargo, al llegar a casa, tiene que lidiar con el inmovilismo y el "patriarcado" en su propio hogar.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Cuántos casos reales habrá de esos!
EliminarNo lo sé, no lo sé..... en que estaríamos pensando, yo trabaje para cambiar las cosas en la crianza de mis hijos, pero ella nunca lo vio entre tanto discurso
ResponderEliminarEso puede ser otro relato.
EliminarAy, Tracy. Cuantas cosas se tienen que cambiar, de raíz, sino no sirve de nada. Este hombre vive dentro de la comodidad, y el problema es de inicio. Algunos hombres no buscan pareja, más bien madres. Y aquí lo has reflejado perfectamente. Quizás tu protagonista debe dejar que el caos salpique en su casa, para que no solo sea un mensaje, sino que derive en cambio.
ResponderEliminarUn beso.
Irene qué razón tienes, en lo que buscan una madre o una cuidadora pero no se atreve a dar el paso para empezar de nuevo.
EliminarUn abrazo fuerte.
Así es... Aún queda mucho por hacer... y la casa por barrer...
ResponderEliminarBuen relato. Tracy.
Besos.
Creo que esto va tan lento, que no lo veré conseguido.
EliminarMuy bien relato Tracy, muestras muy bien ese patriarcado que ojalá se de cada vez menos, aunque queda mucho por hacer.
ResponderEliminarUn beso!
La cosa ha variado, pero queda
Eliminarmucho, muchísimo por hacer, tanto que da vértigo pensarlo.
La pasión por el fútbol puede atontar, en algunas ocasiones, tal vez en muchos casos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Diría que siempre.
EliminarY ni siquiera tapando la tele se entera... Sólo puedo decir: ¡huye amiga!
ResponderEliminarDe todas formas, creo que tu relato representa muy bien que incluso las personas más concienciadas pueden sufrir discriminación.
Un besazo, Tracy