Pero otros empiezan acompañando a una amiga en la misa de un familiar difunto. Y así he empezado hoy mi día, en la Iglesia de La Fuensanta, la Patrona de Córdoba,
Hacía mucho tiempo que no iba por allí y me ha gustado volver a verla, pese al acto en el que estaba. Luego he pasado para ver al Caimán, que el pobre está cada día más hecho polvo.
Su mágica historia ya la he contado en otra ocasión, pero resumiendo: En el año de Maricastaña creció tanto el agua del Río que el caimán llegó hasta aquí atacando a personas y animales y un labrador, que para más inri era cojo, se subió a un árbol, le enseñó al caimán un pan recién hecho y cuando el bicho abrió la boca para comerse el pan, el cojo le clavó la muleta y desde entonces lo colgaron como exvoto de la Virgen en el atrio de la iglesia.
Parece que lo de la crecida del Río es la única verdad de la historieta, como atestiguan las inscripciones que hay en el mismo atrio.
Tras esta visita turística y fantasiosa os llevo a desayunar a la Taberna de a Abuela
Como no son horas de tomarse unos medios con sus tapitas correspondientes, por lo menos vamos a desayunar,
el café y el aceite son buenísimos y el pan de lino que lo acompaña, no os digo ná, además se cumple con un dicho que se dice por esta tierra:
"Quién va al entierro del vecino y luego no se toma una copa de vino, el suyo viene de camino"
Yo lo he cambiado, vaya a ser... que vaya a ser...
"Quien va al entierro del vecino y no se toma un pan de lino, el suyo viene de camino".