Se trata de escoger una, de las que nos propone MOLÍ y hacerlas hablar. Esas palabras las encontraréis en el blog de Molí.
La foto elegida por mí:
(Tino Soriano)
La primera vez que miré esta fotografía, me conquistó su paisaje de azules brumosos, no tuve que pensar en hacer mi elección, parecía como si mi instinto ya la hubiera hecho por mí.
Quedé atrapada en la imagen y no podía apartar mi mirada de ella.
El paisaje onírico fruto de mis ensoñaciones, lo veía representado en una fotografía real.
Me decidí a introducirme por los distintos planos que se presentaban ante mí.
Aparté los matorrales que estaban en primer término y que eran los únicos que reconocía en sus sombras como algo real.
La vista fue penetrando entre sus claroscuros, haciendo con la mirada el trabajo que realizan las manos al apartar los pliegues de una cortina que nos impide ver el exterior.
Enseguida apareció ante mí agua dulce o salada adornada de espejuelos de luz y fantasía que me iban adentrando en un tiempo eterno, sereno, sosegado... Sólo se adivinaban a lo lejos dos puntos negros, que me hacían pensar en dos barcas fondeando en el centro de este silente espacio.
Quietud... tranquilidad... placidez... envuelta en brumas que humedece nuestro cabello y perla de rocío nuestros rostros.
¡Qué estampa tan bella, la tuya, acariciando mi piel!
Escoltados por los árboles guardianes de la ribera, nos mecemos al amor del agua, al recorrer esos espigones que nos llevan a mar abierto.
Desde arriba nos contempla una bóveda de azules jalonada por estratos de nubes que quedaron rezagadas de la noche, ellas son las que ponen movimiento en el tiempo dejando filtrar la luz del nuevo día pausadamente y hacen más bello, si cabe, mi amanecer contigo.