La mía fue algo más que religiosa, de verdad.
Por primera vez me he vestido de nazarena. Ha sido en Aldea Quintana, un pequeño pueblo de la provincia de Córdoba donde vive mi amiga Magda.
Ella y yo hemos tenido nuestro "bautismo de incienso"procesionando al Cautivo, una imagen bellísima que nada tiene que envidiar a la de las grandes capitales, ni por la talla, ni por el trono, ni por los costaleros que resaltaron la elegancia del paso con sus movimientos lentos y acompasados, haciéndolo lucir majestuoso ante la mirada orgullosa de los vecinos del pueblo.
El olor a cera se confundía con el de leña quemada que salía de las chimeneas y se mezclaba con el de la hierba fresca y el romero en flor de los campos aledaños que se contemplaban desde cualquier punto del recorrido procesional.
Esa serenidad..., esa quietud..., de la que sólo se goza en el campo, lo envolvía todo.
Se podía escuchar el silencio. Sólo la voz del capataz, guiando y dando ánimo a los costaleros, lo interrumpía..
Realmente una experiencia emoconante y mágica. Uno de esos momentos en el que confluyen todos los astros para que puedas gozar de un poquito de cielo en la tierra.
