La propuesta de hoy viene de la mano de Cecy, en su blog podéis encontrar más "segundos de eternidad"
http://gotasdelluviasobremipiel.blogspot.com.es/
UN SEGUNDO DE ETERNIDAD
Ni si quiera estaba sentada, me hallaba de pié en el pasillo lateral de una sala abarrotada de público.
No era la hora bruja de la media noche, esa hora en la que todo nos parece mágico.
Tampoco estábamos "los cabales", esa expresión que tiene tanto significado en el mundo flamenco.
Aún con todos estos inconvenientes, surgió el milagro, ese que raras veces sucede porque si no estaría el cielo en la tierra, ese milagro que por un instante, nos permite tocar el firmamento con la mano y nos proporciona una subida de adrenalina que te permite flotar cada vez que lo rememoras.
Sé que muchos de vosotros a los que no os gusta el flamenco, no comprendéis la dificultad que tiene acompañar con la guitarra al cante y es difícil que me entendáis porque no se puede valorar aquello que no se conoce, aunque estoy segura que de haber estado allí, habríais salido como salí yo, con el vello de punta cuando menos.
Los dedos del guitarrista apenas se veían de la velocidad con que rasgaban las cuerdas de la guitarra, a la vez que la abrazaba con mimo mientras ella se dejaba hacer.
El compás del cajón subrayando el quejío de la cantaora que cambiaba el color de su voz, según el palo:
Pura esencia en la Soleá, tristeza en la Petenera, mestizaje en los Cantes de ida y vuelta, alegría por Bulerías...
Fueron tantos momentos enrocados unos en otros, que al salir en lugar de irme para casa, me senté en un banco frente al río para seguir saboreando lo vivido, tenía que fundirme con la naturaleza bañada por un sol de primavera en invierno y el devenir del río: mi eternidad.
UN SEGUNDO DE ETERNIDAD
Ni si quiera estaba sentada, me hallaba de pié en el pasillo lateral de una sala abarrotada de público.
No era la hora bruja de la media noche, esa hora en la que todo nos parece mágico.
Tampoco estábamos "los cabales", esa expresión que tiene tanto significado en el mundo flamenco.
Aún con todos estos inconvenientes, surgió el milagro, ese que raras veces sucede porque si no estaría el cielo en la tierra, ese milagro que por un instante, nos permite tocar el firmamento con la mano y nos proporciona una subida de adrenalina que te permite flotar cada vez que lo rememoras.
Sé que muchos de vosotros a los que no os gusta el flamenco, no comprendéis la dificultad que tiene acompañar con la guitarra al cante y es difícil que me entendáis porque no se puede valorar aquello que no se conoce, aunque estoy segura que de haber estado allí, habríais salido como salí yo, con el vello de punta cuando menos.
Los dedos del guitarrista apenas se veían de la velocidad con que rasgaban las cuerdas de la guitarra, a la vez que la abrazaba con mimo mientras ella se dejaba hacer.
El compás del cajón subrayando el quejío de la cantaora que cambiaba el color de su voz, según el palo:
Pura esencia en la Soleá, tristeza en la Petenera, mestizaje en los Cantes de ida y vuelta, alegría por Bulerías...
Fueron tantos momentos enrocados unos en otros, que al salir en lugar de irme para casa, me senté en un banco frente al río para seguir saboreando lo vivido, tenía que fundirme con la naturaleza bañada por un sol de primavera en invierno y el devenir del río: mi eternidad.
Eso es el "duende"...
ResponderEliminarBesos, brujos.
El flamenco o es que si o es que no, pero cuando es que si es muy grande. Lo has contado muy bien.
ResponderEliminarAbrazos
esa cosquilla que te recorre el esqueleto, cuando algo apasionado nos entra por los sentidos. Y claro que después un segundo frente a vos misma donde te encuentres es tan necesario, como ese instante que se sigue palpitando. Es un síntoma hermoso que te llena de vida y da respiro para seguir.
ResponderEliminarEl año pasado fui algunos tablados que tenemos en la ciudad, y la emoción era tan profunda que me hacían levantar de la silla.
Gracias Tracy por compartir estos segundos eternos. :)
Un abrazo y olé.
Es simplemente así cuando la eternidad y la felicidad se viven juntas en un solo segundo
ResponderEliminarUn instante de eternidad.
ResponderEliminarSaludos cariñosos.
Una forma muy poética de transmitirnos ese tipo de música, que yo no conozco a fondo, pero lo que escuché me gustó mucho y es todo un arte.
ResponderEliminarTracy, muchos besos.
No entiendo nada de flamenco.
ResponderEliminarPero me encanta.
Besos.
Conocía su casa, gracias de cualquier modo.
ResponderEliminar;)
Que maravilla Tracy y yo sí te comprendo perfectamente, que gustazo y que disfrute!!
ResponderEliminarEntiendo poco pero lo siento mucho.
ResponderEliminarY en tu Córdoba una noche de mayo sentí lo mismo que tú.Estaba embarazada y pensaba ponerle a mi hija Paula.La cantaora,q se llamaba Carmen,me dedicó una nana.Un amigo mío se dió la vuelta y me dijo " esto es una señal,ponle Carmen a la niña". Pensé en esa noche de magia
.Mi hija se llama Carmen.
Bss
Me gusta el flamenco pero después de leerte deduzco que no soy nada entendida. No obstante, has transmitido el sentimiento del cante de tal modo que también a mí se me ha puesto el vello de punta.
ResponderEliminarUn abrazo.
He de reconocer que a pesar de ser de origen andaluz del flamenco me emociona sólo una parte de él, en cambio,el cante hondo tan afamado,va a ser que no acabo de cogerle el tranquillo.
ResponderEliminarAhora,eso sí,que maravillosas son las sevillanas o las rumbas!
Mi hija en el conservatorio de danza, además de clásico y contemporáneo, da flamenco y he de decir que me chifla verla taconear y tocar las castañuelas con ese arte al que me sumo muchas veces y ahí vamos las dos por casa dale que dale,ja,ja,ja
Cuentas muy bien "eso" que -a veces- el arte es capaz de trasmitirnos.
ResponderEliminarCuando nos traspasa.
Con ese duende pateando en el estómago mientras los sentidos se funden con las sensaciones y nace la magia.
ResponderEliminarMuy bien descrito.
Saludos
ese duende del que hablas ... que se te mete por el estomaguito y te deja una sensación de placer en el cuerpito... lo entiendo... con el flamenco lo he vivido... viendo cantar a la niña Pastori... notar esas cuerdas... ese cajón golpeando en mi corazoncito... La música, el amor, el placer, la Vida... te da tantas cosas... que esos momentos luego necesitamos depositarlos en nuestra memoria para volverlos a revivir una y otra vez... Un placer Tracy...
ResponderEliminarSoy de las que no entienden el flamenco, y no me gusta además, sin embargo no siempre hay que entender para que te guste, para que te emocione, me ocurre con algunas óperas, y desde luego no soy una entendida.
ResponderEliminarSí que he entendido tu relato, sabes cómo transmitir las emociones sentidas. Enhorabuena.
Que bueno !!
ResponderEliminarHay sensaciones que nos transmiten los grandes artistas que es difícil que no se te erice la piel !!
Besos
Este pasado verano, disfrute en Granada de una noche llena de " Duendes " como esta, y te digo que salí de aquel patio llena de emociones, y que más de un segundo me olvide del tiempo.
ResponderEliminarMe guta mucho tu relato Trazy.
Besos preciosa.
instante musical por instante musical....a electería la he visto en españa como unas 300 veces...y cada vez cantaba esta canción, la magia eterna se asentaba en mi alma...
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=_PGrF8ys6aY
medio beso.
Tu instante eterno me llevó a la vera de mi padre, hace muchos años y siendo yo un niño: le encantaba escuchar a Manolo Caracol, a Juanito Valderrama, entre otros...en la casa de campo donde me crié.
ResponderEliminarUn beso
No entiendo de flamenco Tracy.Pero he vivido un Rocío en La Aldea, oir esa voces acompañadas de gitarra y cajón...te ponen los pelos de punta.
ResponderEliminarUn beso.
que bonito!! me han dado ganas de escuchar lo que cuentas para tener esa sensación de esternidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Me parece que estuve ahí con vos...
ResponderEliminarNo soy aficionada al cante aunque lo valoro mucho.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato y me ha transmitido tantas sensaciones que hasta he sentido el duende dentro de mi.
Un abrazo.
No entiendo de flamenco pero entiendo de emociones, emociones que nos transmites en tus palabras y que ponen los bellos de punta.Sintiendo en la piel ese segundo de eternidad que tan bien describes,te dejo con un besillo.
ResponderEliminarHas sabido traducir lo que llaman duende muy bien. Un beso.(compañera de relato)
ResponderEliminarQué hermoso que hayas sentido todo eso. La música es así. Nada más sublime para alcanzar unos segundos de eternidad.
ResponderEliminarMe has contagiado tu emoción.
Un abrazo.
Según lo cuentas, Tracy, se vive, lo vivimos aunque no entendamos de flamenco.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Lo describes de tal modo, que aún quienes no hayamos compartido tal experiencia, podemos de algún modo erizarnos y contagiarnos, de esa sensación de placer y sosiego, que no da más oportunidad que al eterno suspiro. Bello!
ResponderEliminarBesos y buen Jueves!
Gaby*
Una ocasión difícil de olvidar y quizá, inaccesible para algunas personas, no para ti.
ResponderEliminarUn estupendo momento, éste que nos traes con tu relato del jueves.
:)
Los instantes, cuando están llenos de aquello que nos llega, son inolvidables.
ResponderEliminarBss.
Y te sentaste frente al río a saborear esos momentos....realmente quedaron grabados en tu recuerdo y hoy los traes hasta nosotros.
ResponderEliminarPrecisamente los palos que has nombrado son de los que más me gustan, el cante por alegrías es de mi tierra. Camarón los cantaba como nadie.
Un beso.
la música, en especial el tango instrumental ha sabido llevarme al olimpo.
ResponderEliminarme enamoré de tu frase: esa hora en la que todo nos parece mágico. El día implica otros menesteres. Abrazo, amiga
Me alegro muchísimo si con mis palabras os he hecho sentir aunque sea una milésima parte de las emociones que sentí ese día.
ResponderEliminarBesos con compás a todos y todas.
Es verdad que a mi el flamenco no me emociona, aunque puedo entender tu sentimiento hacia algo que amas y en ese momento entras en conjunción con una actuación en vivo y en directo. Eso me ha pasado a mi con otro tipo de música; pero pienso que debe ser lo mismo, emocionante sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo tampoco entiendo de flamenco, nada de nada, pero sí de sentimientos y de emoción y de eso sobra en tu relato.
ResponderEliminarUn beso.
A eso se le llama duende, y cuando llega el pelo se eriza y el tiempo detiene. Que maravilla seguir el compás dejandose arrastrar. !Como te entiendo!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te entiendo perfectamente Tracy porque me encanta el flamenco y lo vivo como.
ResponderEliminarUn beso y buen fin de semana
Al igual que a tí, el flamenco me emociona, me enerva, me cautiva, me enamora. Es la música que he mamado, con la que he crecido. A demasiadas cosas se le llama flamenco y creo que tú lo sabes. Tal vez por eso, es fácil identificarlo con la España de folklore y pandereta. Momentos como el que tú narras tan certeramente, he vivido unos cuantos y son segundos para la eternidad, sin duda alguna.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Te dejo un enlace a un poema que publiqué precisamente sobre el cante flamenco por si te apetece leerlo:
http://seyoalal.wordpress.com/2009/11/11/el-cante-flamenco/
Un abrazo.
El pellizco del flamenco, asi, tan bien explicado...aunque no se trate de explicar, hay que sentirlo, experimentar ese segundo de eternidad, disfrutar con la efimera belleza de un "quejio"...¡Ay, el duende!
ResponderEliminarUn beso
Qué bien lo cuentas Tracy.
ResponderEliminarUn abrazo!
No hace falta que a uno le guste el flamenco para reconocer su merito y darse cuenta que cada tono rasgado comporta toda una gama de sentimientos.
ResponderEliminar¿verdad?
Instantes de emoción por lo bien hecho, por lo que te llega al corazón. Muy bueno.
ResponderEliminarBesos
Es maravillosa la emoción que se puede sentir en un segundo así...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Una sucesión de segundos eternos, de felicidad, de paladear eso que estamos haciendo y nos gusta.
ResponderEliminarY después el segundo en la intimidad de un lugar que nos hace recordar y convertir ese momento en eterno.
Un beso enorme.
Cuando la vida nos regala esos segundos de Eternidad,
ResponderEliminarcuando el Cielo baja a la Tierra...¡Qué maravilla! y como
entiendo que no pudieras volver directo a tu casa,
sin sentarte en ese banco y gozar de ese sol
de primavera en invierno...