Cuando cojo el tren para volver de Bcn, siempre lo hago con tristeza por lo que me dejo atrás.
Busco mi asiento y procuro enfrascarme en la lectura
(leo tan bien en el tren que cuando tengo un libro interesante entre manos pienso en sacrme un billete de larga distancia para terminarlo sin interrupciones), pues eso, me meto en las páginas de la novela y me considero invisible para las personas que me rodean, igual que ellas para mí.
En este viaje no ha sido así: en Tarragona se subió al tren una numerosa familia que ha ocupado los ocho asientos encarados delante del mío más los dos que había al otro lado del pasillo: matrimonio, abuelos tíos y cuatro niños, una familia atípica con unos padres tan rellenitos que casi no cabían en los asientos, pero con la bonachonería reflejada en sus rostros y unos abuelos no demasiado viejos pero con.las marcas del trabajo duro en la piel.
Desde el mismo momento que llegaron pertrechados de maletas, bolsas de viaje, mochilas... captaron mi atención: en sí mismos eran la mejor de las novelas.
Estuvieron acoplándose hasta que el tren casi llega a Zaragoza.
Tenían un ambiente distendido y afable, hablando unos con otros de nimiedades, que justamente son las que bareman la cohesión de la familia.
Estuvieron acoplándose hasta que el tren casi llega a Zaragoza.
Tenían un ambiente distendido y afable, hablando unos con otros de nimiedades, que justamente son las que bareman la cohesión de la familia.
Enseguida empezaron a colocar las viandas sobre las mesas centrales, ¡bueno! aquello era como un bautizo: embutidos, canapés, bocadillos, patatas fritas, chuches, refrescos, dulces....
De nuevo las conversaciones se cruzaban, fluían. Los niños de cinco a doce años, más o menos, se portaban como personas mayores.
Cuando el tren llegaba a Puertollano las mesas quedaron totalmente recogidas, sin rastro del ágape que se había montado allí, hacía un momento.
En la soledad de mi asiento sentí envidia de esta familia que aún siendo tan amplia, no perdieron los nervios, ni la sonrisa en ningún momento (estaba yo más agobiada que ellos) y que además en ningún momento sintieron curiosidad por mirar la tele, ni los móviles, ni ponerse los auriculares. Los niños no llevaban maquinitas ni le pusieron dibujos animados en la tableta, sólo unos cuentos y el "veo, veo" que le planteaban los abuelos.
Un viaje a la antigua usanza pero a una velocidad de 300km/h.
Un feliz viaje.
¡Que cunda el ejemplo!
Cuando el tren llegaba a Puertollano las mesas quedaron totalmente recogidas, sin rastro del ágape que se había montado allí, hacía un momento.
En la soledad de mi asiento sentí envidia de esta familia que aún siendo tan amplia, no perdieron los nervios, ni la sonrisa en ningún momento (estaba yo más agobiada que ellos) y que además en ningún momento sintieron curiosidad por mirar la tele, ni los móviles, ni ponerse los auriculares. Los niños no llevaban maquinitas ni le pusieron dibujos animados en la tableta, sólo unos cuentos y el "veo, veo" que le planteaban los abuelos.
Un viaje a la antigua usanza pero a una velocidad de 300km/h.
Un feliz viaje.
¡Que cunda el ejemplo!
Si no fuera porque te está refiriendo al tren AVE, diría que nos estabas narran una historia de una familia numerosa en un tren de asientos de madera allá por los años 40.
ResponderEliminarUn saludo
Un viaje es una aventura y cuando vas con toda la familia hay que estar tranquilo y disfrutar de ello, no siempre se consigue, pero al leer tus entrada he recordado cuando iniciaba el viaje con mi familia y mi hija era pequeña e inventábamos miles de juegos y entretenimientos para hacer el viaje más ameno y corto.
ResponderEliminarBesos.
jejeje, me has traído buenos recuerdos.
ResponderEliminarSupongo que llamarias rapidamente al revisor...
ResponderEliminarEsa gente tan rara puede llegar a ser peligrosa...¡Imagínate que es contagioso!
;-)
Así es y debe ser la familia, cuando estamos juntos tenemos suficientes alicientes para no mezclarnos con aparatitos. Celebro que hayas tenido un buen viaje. Unos abrazos
ResponderEliminarParece una película de hace años...
ResponderEliminarBsss
Para mí el tren es el medio de transporte por excelencia, más ahora con las velocidades y comodidades que ofrece. Siempre puntual, sin controles previos, de centro a centro de cada ciudad. Niños maleducados te pueden tocar en cualquier sitio, pero en la claustrofobia de un avión no sabes si saltar con paracaídas o arrojarlos a ellos... vaya gustazo de familia que te tocó.
ResponderEliminarbueno , las familias numerosas es que son especiales y tienen una alegría de vivir y una solidaridad muy especial.
ResponderEliminarBesos, feliz vuelta.
Me agradó leerte , un abrazo.
Qué bonito... y qué observadora tan atenta eres.
ResponderEliminarPese a todo, no soy de familias amplias... y eso que mi niñez transcurrió feliz en una de ellas... un auténtico clan puesto que mi padre eran seis hermanos muy bien avenidos...
Me alegro que no te vayas... un abrazo grande!!
Pdt: si me das el enlace de la entrada que hiciste sobre el Palau Güell me encantaría leerla... no la recuerdo ahora mismo.
Me recordaste dos trenes, el París-Puerta del Sol, donde ocurrían siempre estas cosas, y por la mañana el vagón acaba con un dulce olorcito a Nenuco...
ResponderEliminarY el talgo tren-hotel París-Barcelona, donde empecé a llenar una larga agenda de gente que disfrutaba del viaje.
Tiempos aquellos, en los que el trayecto era ya todo un viaje en sí antes de llegar a destino.
Besos, linda.
¡Qué bonita forma de viajar en familia! :D
ResponderEliminarMe has hecho recordar aquellos viajes de mi infancia en tren, de norte (también desde Barcelona) a sur de la península, pero no en el ave, no...horas y horas de traqueteo, de aventura, de juegos, de comidas compartidas,... Hoy creo que fui afortunada porque mi padre en aquella época no tuviese coche aún y tuviésemos que hacer ese viaje en tren. Gracias!
ResponderEliminarHoy dia hay esas situaciones no se dan con frecuencia. Un abrazo
ResponderEliminarQue bonito el relato,buena gente.Vuelve pronto a Barcelona.
ResponderEliminarBesos
Me encantan esos ejemplos familiares :-)
ResponderEliminarPanorama de mi familia!! pero sin tren que el de aquí no va a 300 va a 30 jaja
ResponderEliminarBesos
Y lo de parar en medio de la nacional a comprar un melón???? Oioioi... me ha entrado la morriña de aquellos años.
ResponderEliminarAñoro esos viajes en tren en que se llevaba hasta el loro ¿y sabes una cosa? el loro aprendió el sonido tan particular que hacen los trenes al andar por las vías y luego lo repetía en la ciudad.
ResponderEliminarBesosss Tracy
Qué bonita entrada, nunca he viajado en tren, será una linda experiencia para compartir en familia.
ResponderEliminarBesos.
Una familia que va de Tarragona a Puertollano sin usar "maquinitas" es signa de un estudio a fondo.
ResponderEliminarQue limpien antes de dejar el tren roza lo milagroso.
Me has recordado a cuando salíamos nosotros con nuestros tres hijos, todo eran juegos, charlas, bocatas y risas. En aquellos tiempos no había maquinitas y se disfrutaba mucho más de la familia.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu forma de narrarlo.
Un beso
Ya me imagino lo entretenido que debió ser el viaje!!
ResponderEliminarAbrazo!
Me recuerda a un viaje al sur,en tren que hicimos mi abuelo,mi hermana y yo unas vacaciones de verano,cuando eramos casi adolescentes.Difícil de olvidar por lo mágico que fue...
ResponderEliminarBesos,Tracy!
¿Y dices que esto sucedió en los años 60? :)
ResponderEliminarHay circunstancias en que se disfruta y se aprende más mirando el comportamiento y las relaciones entre las personas, que la más entretenida novela.
ResponderEliminarQué bueno Tracy, que te haya tocado un grupo familiar atípico.
Saludos.
Quizás Renfe ha contratado esa familia.
ResponderEliminarPara hacer más entrañables los viajes.
Besos.
Ves?
ResponderEliminarAún hay gente que se escapa de la monótona tecnología y ni la padecen.
:)
Un beso.
Si, realmente es un cuento actual...que agradable leer esto, saber que ha sido real, y tu su espectadora, pudiendo de esta forma transmitírnoslo.
ResponderEliminarSiguen los valores de la familia, siguen los lazos limpios...
Garcias
Besos ♥♥♥
Me gustaría poder relatar mi próximo viaje de la forma atrapante que lo hacés vos.
ResponderEliminarBesos
Olé, Tracy, me ha encantado lo que has contado y como lo has contado y me siento orgullosa de esa familia de paisanos (soy de Ciudad Real) con buenísimas costumbres lamentablemente perdidas.
ResponderEliminarBesotes
Qué bueno, porque en ese tipo de trenes parece que todo el mundo sea muy ordenado y que nada se pueda salir de su lugar apropiado. Comer un bocadillo parece algo raro.
ResponderEliminarQue divertido y que bien nos lo haces pasar, gracias Tracy! Y que de añoranzas despiertas!
ResponderEliminarVeo que pensamos más o menos igual, es que somos honrados, como algunospolíticos, que también los hay, pocos... pero los hay.
ResponderEliminarBesitos verdaderos a todos y a todas.