JUEVEANDO CON EL POZO DE LOS DESEOS

 San ha pensado en echar una moneda  en "el pozo de los deseos" que está en su blog  para que se cumplan.
Si queréis pedir el vuestro o saber las historias que en él se cuentan, dirigiros aquí

EL POZO DE LOS DESEOS

Sentada en su viejo sillón, veía pasar las imágenes del televisor y escuchaba su verborrea sin prestarle demasiada atención, ni a unas, ni a otra, pero algo que dijeron sobre el pozo de los deseos le hizo pensar:

- "¿Qué deseo pediría yo, si  tuviera la oportunidad de hacerlo?.
No sabría cual elegir entre todos los que tengo... son tantos...

Más que deseos son necesidades, empezando por los achaques propios de la edad, los hijos en paro, los nietos en edades de gastar mucho dinero en ellos, el yerno haciendo chapuzas de tarde en tarde, el novio extranjero de la niña de mis ojos que acabará llevándosela con él, tan lejos, con otro idioma, llevando una vida tan distinta a la nuestra y con esa prepotencia con la que siempre nos han mirado los extranjeros a los españoles... 
¿Y si me recortan la pensión? Si esto ocurriera ¿podría hacer frente a los gastos generales de la familia?
 Sería aún menos necesaria de lo que soy hoy en día, cuando ya ni mis comidas, tan celebradas antaño,son apreciadas por ser demasiado contundentes.
Lo peor es que con los problemas de unos y otros se ha ido perdiendo la relación familiar, las visitas se  han espaciado en el tiempo, las muestras de cariño se han hecho más difíciles de expresar.
 No reconozco a mis hijos con el léxico que usan y sus aires de suficiencia que me mantienen al margen de cualquier conversación.
A veces me armo de valor e intervengo, la respuesta no se hace esperar: 
-Pero mamá ¿qué sabes tú de biodiversidad?
- Pero...  ¿qué quieres que te cuente de facebook o de pinterest?  si de eso no entiendes
¿Si tuviera que echar una moneda al pozo de los deseos y pedir una sola cosa... ?"

La pobre mujer se debatía como si le fuera la vida en  buscar qué deseo le vendría mejor pedir.
Con determinación se levantó, cogió una moneda, se puso de espaldas al televisor y mientras la tiraba con fuerza y rabia a su imaginario Pozo de los Deseos pensaba:  

"Mi deseo es..."
¡¡¡¡Crashhh!!!!

El cristal de la tele se había hecho añicos.
El deseo se le había cumplido:
 Era el único eslabón que la unía a la vida.