Esta semana nos conduce Pepe y su propuesta es describir lo que sucede cuando la vida da en giro inesperado.
Si os queréis enterar de lo que ocurre: pinchad aquí
Si os queréis enterar de lo que ocurre: pinchad aquí
Sentada en el cómodo sillón del salón, veía languidecer las horas tras los cristales de su ventana. Apuraba la claridad del día todo cuanto podía, al fin y al cabo para corretear por sus recuerdos no necesitaba encender ninguna lámpara.
Muy atrás quedaron aquellos días en los que la casa era un bullir de pasos, de conversaciones cruzadas, de risas o llantos. Ahora sólo se repetían estos sonidos muy de cuando en cuando y durante poco tiempo, aquel en el que coincidían la señora de la limpieza y una chica voluntaria que venía a estar con ella y con sus silencios.
Prefería estar sola no le entretenía nada que no fuera su run-run interior, pero los Servicios Sociales casi la obligaban a que por las tardes fuera alguien a darle compañía y ella aguantaba con la mejor de sus sonrisas.
Así transcurría su vida, hasta que un día llegó la Asistenta Social con una carta en la que se le asignaba plaza en una Residencia de Ancianos, donde sin duda iba a estar más atendida y más acompañada que en su propia casa.
En ese mismo instante se abrió ante ella un abismo profundo y negro: tendría que dejar su hogar.
El mundo se le vino abajo.
Oía hablar y hablar a la Asistenta Social: fechas, visitas, direcciones, propaganda con fotos de colores...
Ella desconectó... dejó de escuchar...
No tenía fuerzas, ni ganas de presentar batalla.
La vida le había enseñado que la sociedad se compone de colectivos, no interesan las individualidades; desde que nacemos hasta que morimos nos van insertando en grupos gregarios en los que hay que esforzarse para no perder la propia identidad.
Se dirigió al sillón abrazada a sus pensamientos y entre ellos se acurrucó quedándose dormida.
Al día siguiente pasó a engrosar en los Telediarios el número de personas mayores halladas sin vida en su domicilio.
Muy atrás quedaron aquellos días en los que la casa era un bullir de pasos, de conversaciones cruzadas, de risas o llantos. Ahora sólo se repetían estos sonidos muy de cuando en cuando y durante poco tiempo, aquel en el que coincidían la señora de la limpieza y una chica voluntaria que venía a estar con ella y con sus silencios.
Prefería estar sola no le entretenía nada que no fuera su run-run interior, pero los Servicios Sociales casi la obligaban a que por las tardes fuera alguien a darle compañía y ella aguantaba con la mejor de sus sonrisas.
Así transcurría su vida, hasta que un día llegó la Asistenta Social con una carta en la que se le asignaba plaza en una Residencia de Ancianos, donde sin duda iba a estar más atendida y más acompañada que en su propia casa.
En ese mismo instante se abrió ante ella un abismo profundo y negro: tendría que dejar su hogar.
El mundo se le vino abajo.
Oía hablar y hablar a la Asistenta Social: fechas, visitas, direcciones, propaganda con fotos de colores...
Ella desconectó... dejó de escuchar...
No tenía fuerzas, ni ganas de presentar batalla.
La vida le había enseñado que la sociedad se compone de colectivos, no interesan las individualidades; desde que nacemos hasta que morimos nos van insertando en grupos gregarios en los que hay que esforzarse para no perder la propia identidad.
Se dirigió al sillón abrazada a sus pensamientos y entre ellos se acurrucó quedándose dormida.
Al día siguiente pasó a engrosar en los Telediarios el número de personas mayores halladas sin vida en su domicilio.
Para estar así,mejor lo que le pasó.Eso no era vida...
ResponderEliminarBesos.
Algunas veces la vida soluciona los mismos problemas que crea.
EliminarPues mira, mejor morir de pie que vivir de rodillas.
ResponderEliminarBesos.
¡Pues sí!
Eliminarterrible
ResponderEliminarEs terrible que eso suceda en la realidad. Y sucede.
EliminarMe has hecho recordar a mis abuelos, en concreto a mi abuela paterna... no querían dejar su casa, pero finalmente accedieron a vivir con nosotros.
ResponderEliminar¡Ay, la vejez!!
Besos
Eso digo yo: ¡¡Ay la vejez!!
EliminarLamentable historia, amiga mia. Y pensar que se produce tan frecuentemente en los paises desarrolados!!! no merece la pena vivir para este final. Me ha gustado mucho,con la sensibilidad que te expresas. Saludos cordiales Tracy.
ResponderEliminar... y cada vez se produce más porque cada vez los mayores estorban más y nos coartan la libertad de movimiento.
EliminarPodría ser perfectamente real, por lo menos los servicios sociales la tenían atendida, lastima que no es lo que ella quería. Abrazos
ResponderEliminarEso de salir de su casa debe ser duro es un desarraigo terrible que a esas edades es insufrible.
EliminarAbrazos
Triste y actual realidad.
ResponderEliminarPara atender a un mayor tiene que haber alguien en la casa. Y ahí surge el problema y se agolpa toda la casuística: ¿quién se ocupa de la abuela si no se dispone de medios económicos para contratar a una cuidadora, si los hijos trabajan, si esto o si lo de más allá? Difícil, dificilísima situación.
Antes porque había trabajo y ahora porque no lo hay, lo cierto es que nuestros mayores son un estorbo.Triste pero real.
EliminarPufffffffffffffffffffff y repufffffffffffffff...
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
Sí.... Requetepuffffffffffffffffffffffffffff...
EliminarLeyendas reales y tristes que ocurren cada día, almas que llegan a su límite y no quieren seguir adelante sufriendo en este doloroso camino.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambar
La soledad es el mal del siglo XXI y quien es más la acucian son nuestros mayores.
EliminarPermiteme que dude: a veces la soledad compartida es menos soledad. Yo preferiría esa soledad compartida con otras soledades, que el ser una rémora para nadie.
ResponderEliminarTrataré de estar en mi casa, mientras pueda "bandearme", lo que no permitiré es que a los que amo malvivan su vida por mi culpa.
Un beso.
Quizás falta esa educación que tienes tú y de deberíamos de tener todos, de facilitar la marcha a las residencias antes de que se haga por imperativo familiar. Pero de cualquier forma debe ser dolorosísimo el salir de tu casa por necesidades del guión.
EliminarMejor no pensarlo.
VAYA, TRACY, ME HA ENCANTADO ... CORTAZAR NO LO HABRÍA ESCRITO MEJOR.
ResponderEliminarTERRIBLEMENTE CRUEL ... UNA GRAN FOTOGRAFÍA, AMIGA TRACY
(YA SABES, SIGO SIN ENCONTRAR LAS GAFAS, DISCULPA EL TAMAÑO DE LAS LETRAS, PERO ES QUE SI NO ES ASÍ PUEDO ESCRIBIR CUALQUIER COSA
Lo de las gafas te ha debido afectar también al cerebro ¡mira que compararme con Cortázar...! ¡qué delito tienes!
EliminarNo me tienes que pedir disculpas escribe como quieras, a estas horas de la noche se prefieren las letras grandes, pues los párpados se caen de sueño y de cansancio.
Un besito.
Creí haber comentado tu entrada anterior, pero quizás se perdió al pulsar la tecla de publicar.
ResponderEliminar:)
He ido a buscarte pero no, no estás. Habrá sido cosa de blogger.
Eliminar¿Qué le vamos a hacer?
Giro irreversible.
ResponderEliminarY lo peor es que tras ese giro se ve la muerte más cercana.
EliminarCosas tristes, pero pasar pasan.
ResponderEliminar¡Y tanto!
EliminarMejor así, murió en su casa.
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Creo que ella salió ganando.
EliminarTan triste como real... lo sé muy bien.
ResponderEliminarUn beso.
Todos conocemos casos como el del relato, desgraciadamente.
EliminarUna historia muy triste y muy real... qué decir. Un abrazo.
ResponderEliminarMejor no decir nada.
EliminarMejor no decir nada. Guardar silencio.
ResponderEliminarSi se pidiera llegar a viejos, sin tener que requerir ayuda, sería bonita la soledad. Pero... uf, no sabemos ni cómo vamos a estar entonces.
ResponderEliminarUn beso.
Mejor no pensarlo.
Eliminarterrible giro, culpa de una asistencia social, que no se comportó como debería sugerir su nombre.
ResponderEliminarSaludos.
Bueno tampoco creo que tuviera la culpa ella del desenlace final, más bien sería la pena de estar sola la que se la llevó.
EliminarEn Japón los mayores son considerados un estorbo. Un gasto que muchas familias no quieren soportar.
ResponderEliminarTu anciana murió de soledad.
No quiero una sociedad donde los mayores son un estorbo o se mueren solos, pero es lo que tenemos, y no parece que el futuro traiga algo mejor.
No sabía lo de Japón, a partir de ahora los voy a mirar de otra manera.
EliminarQue triste...:(
ResponderEliminarBesos y salud
Muy... muy... muy triste.
EliminarNo hay nada como el hogar. Triste estar sola y terminar en una residencia, y sé de lo que hablo.
ResponderEliminarun abrazo
Lola
Desgraciadamente sucede con bastante frecuencia.
EliminarTriste; pero real. La soledad de los ancianos y la obligación de que vayan a una residencia, y eso, hay muchos que no lo pueden soportar. Ella, secdejó morir.
ResponderEliminarUn abrazo
Así es , la iban a separar de sus cosas que eran las únicas que le daban compañía y le brindaban bellos recuerdos.
EliminarPuffff es que me ha llegado al alma, yo que he compartido parte de mi vida con ancianos he visto de todo y aun son mi punto debil y cuando forman parte de tu familia y tienes que decidir por ellos ya ni te explico. Besos.
ResponderEliminarMe ha llegado a mí cuando lo estaba escribiendo...
EliminarCuestión de mentalidad Tracy. Mi esposa y yo pensamos que, cuando llegue la hora en que seamos dependientes de los demás, si estamos mentalmente sanos, nos iremos voluntariamente a una residencia de ancianos. No queremos ser una carga y una rémora para aquellos que amamos más que a nuestra propia vida.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Actualmente es mucha la gente que piensa así, pero antes... eso ni se contemplaba.
EliminarQué pena, y qué miedo. El final para los que pierden su capacidad de autonomía es cruel.
ResponderEliminarUn beso.
Esa es la vida que nos hemos montado o que nos han montado ¿quien sabe?
Eliminar¿se puede morir de tristeza?, Es una verdadera pena. Buen retrato nos presentas Tracy de un momento lamentable de la vida
ResponderEliminarAbrazo
¡Claro que se puede morir de pena...!
EliminarFue lo mejor que le pudo ocurrir.
ResponderEliminarUna muerte en paz.
Bss, Tracy.
Lo planeé para que fuera así, pero en la realidad no siempre ocurre así.
Eliminar