DOMINGO DE SOL Y NIEVE

Por la mañana al abrir la ventana me la encuentro allí, impertérrita . Entiendo que los lugareños  le brinden su primera mirada del día y la última al ponerse el sol, lo hago hasta yo, una advenediza.

Me reclama la nieve, aunque este año aún no ha habido grandes nevadas, los que somos de tierras en las que su presencia es escasa,  con poca cosa nos conformamos.
Por ejemplo con esta ladera en la que el sol saca sus rayos a patinar

y los más pequeños cogen sus trineos arrastrándolos cuesta arriba para deslizarse desde lo más alto  en un descenso emocionante ante la mirada atenta de los padres.

Hace frío, aunque el sol sigue jugando a calentarnos con sus rayos haciendo mil juegos malabares de colores.

Es una maravilla estar en plena naturaleza, respirando aire puro. 
A tiro de piedra los Pirineos

Nos dirigimos hacia La Molina, por ver el ambiente aunque las pistas están cerradas y las telesillas hacen vacías su recorrido .

 A la vuelta nos acompañan unos cielos espectaculares

que poco a poco se van preparando para brindarnos la despedida al sol,  primero vestidos de una blancura total,

luego se pintan más oscuros difuminados por los tonos dorados

para culminar con los anaranjados en la apoteosis final.

Ha sido un día lleno del  cromatismo y belleza inusuales para mí, producidos, a la limón, por el sol y la nieve.
Siento haberme extendido, pero el espectáculo merecía la pena.
¡Os deseo un buen domingo!