María vivía en régimen de alquiler en una corrala madrileña de esas que ya van quedando pocas porque la fiebre del ladrillo las convirtió en otro tipo de viviendas más acordes con los tiempos.
Eran tres plantas alrededor de un patio, en forma de U, al que daban todas las puertas y ventanas.
En un principio el patio era el mentidero terrizo en el que lo mismo jugaban los chiquillos que las vecinas dirimían sus problemas, mientras los maridos echaban la partidita o hacían todo tipo de chapuzas caseras.
María pensaba en aquellos tiempos, sabía que ahora la vida no era igual: el patio finamente enlosado había dejado de ser el centro de reunión de los vecinos que se habían replegado tras sus ventanas desde donde seguían fiscalizando las historias del vecindario.
Atrás quedó aquella época en que se compartía la nada que tenían, se dolían con las penas ajenas y se alegraban con las pocas oportunidades que le daba aquella perra vida de la postguerra.
A pesar de eso, ella seguía aferrada a su pequeño piso en el que permaneció a la muerte de sus padres luchando con todas sus fuerzas para que la propietaria no la echara de él.
¿Dónde iba a ir ella, casi rondando los ochenta? a pesar de vivir sola, no se achantaba ante las presiones de la dueña del piso para que lo dejara libre y así acabar con la renta antigua que pagaba María. quien le rogaba una y otra vez, tratando de ablandarle el corazón:
- Por favor Señora Juana, usted no comprende que yo me he criado aquí desde que nací, que he jugado en este patio con su madre y que yo he visto nacer a usted y a todas sus hermanas.
¡Ay... si si su madre viviera...!
La casa ya no es lo que era porque ha llegado gente joven que va a la suyo y que a penas nos cruzamos por los pasillos, pero yo con saber que la Señá Aurora y el Señor José viven arriba... estoy tranquila, Cuando me levanto por la mañana y veo ropa tendida entre una galería y otra... me da alegría porque recuerdo cuando mi madre me mandaba a tender y yo aprovechaba para pelar la pava con el José...
¡Pobre José!, si la maldita guerra no se lo hubiera llevado por delante, ahora estaría aquí y Usted me respetaría más, como lo hace con la Señá Aurora y su marido ¡somos los únicos que quedamos de los antiguos!.
Si todo esto no es suficiente para que me deje estar aquí hasta mi muerte, que ya no debe tardar en llegar, le diré que mi única distracción es sentarme tras mi ventana y ver la vida que transcurre a mi alrededor por eso sé las visitas que hace su marido a uno de los pisos de su propiedad que tiene alquilado a esa mujer extranjera a la que le cuido el niño cuando se va a trabajar por las noches.
Por cierto, que el niño es igual que su Juanito.
Ya no se chismorrea en el patio, no hay correveidiles, no se canta la chica del 17 pero la anciana se aferra a su piso con lo que sabe hacer, anunciar su intención de propagar secretos. Un buen final. Abrazos
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado.
EliminarUn beso
Vaya con la Maria. Ochenta años, sí, pero acostumbrada a las ventanas indiscretas de la corrala, no se le escapa ni una.
ResponderEliminarBesos.
Sí, es todo un personaje.
EliminarUn beso grande.
Ese final es matador...ahora que se atreva a echarla!
ResponderEliminarO tal vez por eso haya sentenciado su partida...
Muy bueno,Tracy. Me ha encantado, aunque he de decir,que siempre me encantan tus jueves.
:)
Un beso.
Un gran honor para mí que te gusten mis jueves. Gracias.
EliminarY respecto a los motivos que por la que querían echarla, no eran otros que la avaricia de subirle el alquiler.
Un beso grande.
Tracy, tienes arte y salero para escribir...Muy bueno y realista, humano, ameno y de sobresaliente...Felicidades, compañera...!!
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño
Ala... ala... cuantos calificativos y todos buenos!!!, muchas gracias y muchos besos.
EliminarEn ese tipo de viviendas, para el que era cocinilla y cotilla, estaba en toda su salsa. Se enteraba de todos los chismes de los vecinos, pero que les dijesen a ellos algo les jodía. Es cierto que se vivía como en una gran familia, pero yo prefiero lo de ahora. En mi tramo de calle, vivimos gente desde hace treinta y tantos años, y ni nos saludamos, pero claro en las grandes ciudades,esto es otra historia.
ResponderEliminarBesos.
Afortunadamente las cosas han cambiado, aunque no todo lo que deberían haberlo hecho, porque los critiqueos siguen estando a la orden del día.
EliminarSe lo tenía merecido la Señora Juana...
ResponderEliminarBesos
Buscaba sacar más dinero, sin mirar las circunstancias que tenía María.
EliminarUy, que secreto se reveló.
ResponderEliminarSaludos.
;)
EliminarLa vida no cambia nunca y hoy las corralas son los foros de internet, donde todo es público y se ve pasar la vida de los otros.
ResponderEliminarSe chismorrea y se calumnia y se invita a los demás a odiar al otro y que le olviden. A veces nos llevamos bien. Pero siempre hay una Juana que pretende expulsar a aquel que le hace sombra.
Como toda la vida.
Es una lástima, Tracy.
Llevas razón con lo de Internet, pero no todo es malo, también se encuentran magníficas amistades que duran para siempre ¿no te parece?
EliminarTracy: El chismorreo se daba antes en los patios de vecinos y ahora también se practica en los lujosos conjuntos de casas adosadas con picina. el nivel ha cambiado pero los hehos son los mismos de siempre. Un entada muy entretenida. Un beso
ResponderEliminarEl chismorreo es inherente a la persona, parece ser, independientemente de la clase social donde esté ubicado.
EliminarBesos
un texto fresco bello espontaneo
ResponderEliminarte cuento soy Mucha- Recomenzar...ya nos conocemos un abrazo inmenso
¡Ah! no sabía que tenías otro blog, que por cierto me encantó, pero no sé cómo seguirte y es que siguiéndote, resulta más fácil su lectura.
EliminarUn abrazo
Qué bueno, propio de 13 rue del percebe, gracias por las risas, un abrazo.
ResponderEliminarPerdona mi ignorancia, pero no sé a qué te refieres.
EliminarAbrazos.
Jaja excelente! Esa extorsión final le da un giro al ruego conmovedor de esa mujer nada tonta. Un abrazo
ResponderEliminarNeo gracias por tu comentario, me alegro que te haya gustado.
Eliminarjajaja Un final demoledor... jajaja
ResponderEliminarBesos y salud
Me gusta verte reír, jajajajaja
EliminarBien por la puñalada emocional.
ResponderEliminarSe la merece.
Besos.
Pues sí!
EliminarTengo que enterarme de dónde viene eso de "pelar la pava"... jajajaj
ResponderEliminarUn beso, compi.
En tiempos pasados los novios hablaban a través de una reja y mientras lo hacían la novia aprovechaba para pelar la pava porque se tardaba bastante y eso le permitía estar más tiempo con el novio sin levantar sospechas en su madre.
EliminarUn abrazo, compi.
Es una entrada muy bonita, Tracy.
ResponderEliminarGracias, veo que te gustó.
EliminarMuy bueno ajjajaja , ese final es la puntilla de María , que bien has reflejado el sentido de las corralas , es cierto que eso ya paso a mejor vida , entonces si que había vecindad .
ResponderEliminarUn besote guapa , muy lindo tú relato.
EN TODAS PARTES EXISTÍAN LAS CASAS DE VECINOS AUNQUE RECIBIERAN DISTINTOS NOMBRES.
EliminarY es que como la vida en la corrala....un mundo de vivencias y de recuerdos pero lo mejor de todo el final. Besos.
ResponderEliminarSí, jajajaja
Eliminar¡Hola! Muy dinámico el texto, el final muy divertido, mira que el mirar por la ventana también rinde frutos xD
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Frutos económicos ¿no?. jajajaja
EliminarPerfecto final...
ResponderEliminar; )
Gracias Carmen.
Eliminarasi es como es! y tu relato también, divertido, penoso y justiciero!
Eliminarun abrazo!
Muchas gracias por tu comentario, Miralunas.
EliminarUn abrazo
Fina si que era la señora María, y bien que se supo defender. Muy buena historia Tracy.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias San, si no se defendía ella con los únicos poderes que tenía, no la defendía nadie.
ResponderEliminarQue cotilla la mujer...
ResponderEliminarBesos.
Yo creo que era por supervivencia ¿no crees?
EliminarJa, jaaa! La indiscreción parece que la cometió el marido de la propietaria, maría solo se reservo algun recurso de defensa!
ResponderEliminarMe gustó mucho esta postal que me habla de varias ventanas, vidas e historias indiscretas
Abrazo TRacy
Estoy de acuerdo contigo de principio a fin.
EliminarQué arte! Muy lista la anciana y sarcástica.
ResponderEliminarUn beso.
Sí que era lista, tenía un as en la manga.
Eliminarjajjajjajajja Tracy.....mira que tienes una chispa genial...A cualquiera se le ablanda el corazón con esa viejita ajajajjaa...y seguro que le sabe alguna historia a la dueña y logra que no la echen ...Muy bueno...me reí un momtononon con tu final..besosoosos
ResponderEliminarComo la vida misma. Sin más.
ResponderEliminar¿Viste la cinta "La puerta abierta"? de M. Seresesky
Te gustará.
Besos, linda.