JUEVEANDO CON LA VIDA DE LOS OTROS:

Nos conduce Inma,  su propuesta es que montemos una historia sobre algo que hemos escuchado y lo que nos imaginemos sobre estos personajes. Si queréis leernos este es su blog

Vivían pared por pared en uno de esos pisos que basan su asequible precio en la delgadez de sus tabiques , todo se escuchaba, hasta los ronquidos de la siesta de Pepe que se alzaban por encima del sonido de la televisión, que ya de por sí estaba a todo volumen. 
Tampoco durante la noche se hacía el silencio pues los ronquidos eran sustituidos por palabras soeces, a oídos ajenos, que la pareja  relataba a voz en grito entrecortada por espasmos y quejidos. 

Juana, la vecina de al lado, mujer de mediana edad, que vivía sola, imaginaba una y mil maneras de explicar cómo estaría sucediendo aquel sinfín de sonidos en la habitación contigua a la suya.
No sabía qué hacer.
 Infinidad de veces les había rogado que bajaran la voz en las retransmisiones nocturnas, pero nada consiguió. 
 Pensó en plantar cara al problema con sus mismas armas, buscó pelis porno y se entusiasmó tanto con su propio invento que todas las noches montaba su teatrillo y cada vez le resultaba más placentero representarlo.
Ahora eran los vecinos eran los que imaginaban que Juana se había echado un noviete y especulaban cómo sería, ya que nunca lo veían entrar, ni salir de la casa a pesar de  que sólo vivían para expiarla, incluso llegaron a olvidarse de sus propias fiestas.
Así logró Juana que nadie fuera un obstáculo para su felicidad.  Pepe y su mujer empezaron a dar rienda suelta a su imaginación para intentar convivir con una vecina incómoda y ruidosa.
Al final le propusieron montar un trío con ella. 
Y lo hicieron.
Lo que no se sabe es si el resto de los vecinos para luchar contra tal jaleo, se fueron uniendo al grupo.