Nos dirige Mª José y su tema es la casa de vecinos
Las piedrecitas del suelo del patio relucían como si las hubieran estado encerando durante la noche y es que el sol de agosto y los riegos del agua del pozo con los que las vecinas las refrescaban, hacían el milagro.
Los niños saltaban por entre las macetas buscando el lugar donde se había escondido la milenaria tortuga que ningún vecino recordaba en qué momento fue a parar a la casa, las abuelas chillaban a los niños advirtiéndoles que iban a romper las macetas, cosa poco probable porque desde que andaban a gatas estaban acostumbrados a respetar las plantas que minaban su campo de juego.
Por lo demás la vida transcurría como de costumbre con la música de la radio o de las telenovelas, compartida con el trino de los canarios, que hacían más llevaderos los trabajos de las mujeres que habitaban cada una de las habitaciones del patio.
Solamente al caer la tarde, tras la tarea del riego, se iban sentando al frescor del patio en sus sillas de enea a comentar los dimes y diretes del barrio, mientras los hombres echaban su escandalosa partida de dominó.
Fué aquí donde empezó a correrse la voz de que lo droga había entrado a formar parte de la vida vecinal de mano de los más jóvenes y con ella el mal rollo entre unas familias y otras, pero todas las disputas se esgrimían entre ellos.
La cosa llegó a mayores y la poli se presentó en la casa.
No lograron descubrir nada, todos los vecinos hicieron piña y terminaron haciendo un arroz en el patio para invitar a los guardias.
Los niños saltaban por entre las macetas buscando el lugar donde se había escondido la milenaria tortuga que ningún vecino recordaba en qué momento fue a parar a la casa, las abuelas chillaban a los niños advirtiéndoles que iban a romper las macetas, cosa poco probable porque desde que andaban a gatas estaban acostumbrados a respetar las plantas que minaban su campo de juego.
Por lo demás la vida transcurría como de costumbre con la música de la radio o de las telenovelas, compartida con el trino de los canarios, que hacían más llevaderos los trabajos de las mujeres que habitaban cada una de las habitaciones del patio.
Solamente al caer la tarde, tras la tarea del riego, se iban sentando al frescor del patio en sus sillas de enea a comentar los dimes y diretes del barrio, mientras los hombres echaban su escandalosa partida de dominó.
Fué aquí donde empezó a correrse la voz de que lo droga había entrado a formar parte de la vida vecinal de mano de los más jóvenes y con ella el mal rollo entre unas familias y otras, pero todas las disputas se esgrimían entre ellos.
La cosa llegó a mayores y la poli se presentó en la casa.
No lograron descubrir nada, todos los vecinos hicieron piña y terminaron haciendo un arroz en el patio para invitar a los guardias.
El problema se solucionó, no se sabe si por miedo a la pasma o porque la pasma le interesaba tenerlos como amigos para que no hubiera revuelo en una zona tan turística.
Así lo recuerdo yo, que era uno de aquellos muchachillos que coqueteaba con la droga y que gracias al compadrazgo vecinal, se salvó de seguir consumiéndola y no sólo eso sino que hoy se gana la vida persiguiendo a los "camellos" y aceptando de vez en cuando un vaso de gazpacho que le hace recordar sus orígenes.
Así lo recuerdo yo, que era uno de aquellos muchachillos que coqueteaba con la droga y que gracias al compadrazgo vecinal, se salvó de seguir consumiéndola y no sólo eso sino que hoy se gana la vida persiguiendo a los "camellos" y aceptando de vez en cuando un vaso de gazpacho que le hace recordar sus orígenes.
La vida da tantas vueltas inimaginables, verdad?
ResponderEliminarTotalmente, Toro.
EliminarUn vivo retrato de lo que serian ahora los patios si todavía dieran servcio como antes. Lo has contado muy bonito hasta arece que ya oigo a los hombres chillar en su partida y a las mujeres y los niños haciendo lo que és habitual en ellos: Hsblar y jugar. y como música de fondo el trinar de los pájaros. Un abrazo
ResponderEliminarChica pareces cordobesa, por lo bien que te has integrado en los patios jajajajaja
EliminarQué bueno, los vecinos le salvaron.
ResponderEliminarBesos
... y la forma de vida en los patios de vecinos.
EliminarNo hace falta preguntar en qué ciudad está ese precioso patio.
ResponderEliminarDichosa droga.
Besos.
Jajajaja, pero a mí no me importa decirlo: en Córdoba y en cualquier patio vecinal en que se viva esa vida, esté en córdoba o Sebaltopol.
EliminarHola Tracy. Yo he tenido amigos que han vivido en casa de vecinos. Me has traidod muchos recuerdos de mi infancia, el más especial, la casa de vecinos de mi amigo Jesús de la Rosa, (Triana). Tengo una entrada sobre esto, le he añadido un video y he pensado que para compartir con todos vale.
ResponderEliminarEstupendo relato, preciosa.
Besos.
Estoy deseando verlo.
EliminarTracy, me temo que he equivocado con el enlace de Mª Jesús...
ResponderEliminarMe gusta tu relado, una etapa larga en que ya desapareció aquellas casas de vecinos...
Besos.
Franconetti muchísimas gracias por avisarme de mi error, ya lo he subsanado, eso pasa por estar en varias cosas a la vez, menos mal que tengo unos amigos y amigas que son joyas con patas, jejejejeje
EliminarQue bonito relato, eso es camaradería vecinal, el fuenteovejuna de los patios.
ResponderEliminarSiempre dando otro enfoque, eres una gran creadora. Abrazucos
Gracias Ester, me ha gustado eso del "fuentavejuna de los patios".
EliminarUn besazo
Me gusto mucho el relato porque describiste muy bien la convivencia de ese patio de vecinos donde todos se ayudaban y el bien o el mal lo arreglaban , como bien demuestras tus letras , ese muchachito no se perdió al contrario se hizo un buen hombre .
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día.
La base de los habitantes de las casas vecinales es la cercanía y la buena convivencia, aunque no estuviera exenta de disputas y dimes y diretes.
EliminarEs que donde se ponga un buen gazpacho... 🙂
ResponderEliminarA mí me encanta y lo tomo todo el año.
EliminarMe he visto en un patio de Córdoba, esa judería impresionante, al fresquito de la tarde en un mes de mayo.
ResponderEliminarMe alegro muchísimo de que te hayas visto en un patio de mi preciosa Córdoba, aunque no creas que en mayo corre muco fresquito...
EliminarTan luminoso y bello el final, como ese patio presentido de tu Cordoba, pleno de luces trinos y aromas, que después de leerte me ha acariciado la pituitaria amarilla y los entresijos de la envidia.
ResponderEliminarBesos con olor a jazmín.
Me imagino que los trasnoches en estos patios deben ser muy parecidos a las que echabas tú con los amigos en las bodegas de tu pueblo, ¿no?. de ahí esa envidia sana.
EliminarBesos para ti también con olor a azahar
linda semblanza
ResponderEliminarÑum! Gazpacho!
ResponderEliminarÑam... ñam...
EliminarOjú...
ResponderEliminarBesos.
Eso!!! ¡ojú!
EliminarQué bonito lo has descrito. Y con un trasfondo real que, al menos en este caso, sirvió para encauzar por un camino limpio de drogas, a ese muchacho.
ResponderEliminarMuy bueno, querida Tracy.
Abrazos muchos, y feliz tarde! 💙
Ojalá todos los finales fueran así, pero la vida no siempre es un relato juevero.
Eliminar¡Ainnnssss! De mañana no pasa que vaya al oculista. La que nos lleva Jueveando hoy dice llamarse María José ¡Olé tu mendaaaaaa lerendaaaaaa!
ResponderEliminar(Es por hacer bromas, ya lo sabes).
Besotes con torrijas.
Joderrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!!!!
EliminarFranconetti tú no te cambies de de gafas porque si no me vas a estar sacando errores hasta mañana. Yo soy la me voy a tener que apuntar a otro curso de Mindfulness porque hay que estar al loro con la "atención plena".
Bueno, chica, muchas gracias. Hasta dentro de un ratico por si me encuentras alguna errata más.
Besitos mil.
¡Pero si es sólo hoy! Para despistada una múak, anda que no. No pasha nát, lo güeno es pasar un buen ratiyo, jaaaaaaaaaaaa...
Eliminar¡Qué arte más grande tieenes, miarma!
Besotes con lentillas, jaaaaaaaa
Jajajaja besos y de nuevo gracias, tú no dudes ni un momento en decirme lo que encuentres que haya metido la gamba.
EliminarBesos guapísima.
Me gusta como lo ha relatado, con un lenguaje que nos lleva a esos patios cordobeses tan bonitos, con una vecindad unida.
ResponderEliminarTengo una prima en Lucena y qué rico también el salmorejo.
Abrazo colorido.
No sé si en Lucena habrá Patios de Vecinos, pero los haya o no, sí que los conoces o por lo menos te suenan.
EliminarBesos mil
Muy buena esa mirada a través de un mozalbete que estuvo jugando con drogas y que por los vecinos pudo salir del juego.
ResponderEliminarQué frescor regalan tus palabras en la tarde, imaginando los tiestos del patio andaluz. Un abrazo grande y feliz tarde
Me alegro que te haya llegado la frescura del relato, es lo que se respira en los Patios
EliminarLástima que en las grandes ciudades no existan ni esas casas... ni esos patios. Vaya maravilla, y con un vasito de gazpacho...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Por aquí cada vez van quedando menos. La vida va cambiando a marchas forzadas.
EliminarQué bellos son los patios de Córdoba y qué hermosa manera de vivir!!
ResponderEliminarUna historia bonita con ese final esperanzador.
Besos, Tracy.
Sí son preciosos, además de constituir un oasis para el alma.
Eliminar
ResponderEliminarLe llamábamos melones y arreglaba sombrillas. Lo cabreábamos. A Servando le decíamos ¡¡Servando patas colgando!!. Era el peluquero de la calle con mujeres semidesnudas en almanaques para la ocasión. Isabelita "La fallá" por fin se casó y se fue de la calle. Adriana era muy enamoradiza y escuchábamos sus cartas de amores imposibles en Radio Atalaya, hasta que se quedó embarazada que aqui, decían las mujeres que le habían hecho una barriga. Rosilla pasaba por la puerta de mi casa con una piara de mulos y a veces de cabras que no paraban de peerse y de cagar. Yo me sacaba mi pito para orinar en medio de la calle y al sol; le decía a mi madre que era "La fuente gominosa". Hacíamos apedreos con los de la calle del Cerro yo yo quemaba las sillas de mi casa a escondidas en el cuarto de aseo. Mi primo me dijo que los niños vienen al mundo de juntar el pepe con el pito, se lo dije a mi madre y ami tia....se morían de risa...Mi primer día de escuela fue mortal para mi libertad y recuerdo que la pilicía municipal, me llamó para testificar sobre un robo que cometí con el tonto de la calle. Yo le comentaba al agente en intringulis del robo y mi madre lloraba,,,Recuerdo que había fotos de los criminales más buscados de España. Mi amigo Luis me enseñó a ordeñar sus vacas y hasta me llevó al casamiento de alguna con un toro...Por las noches mi madre le decía a mi padre que no se tirara esos pedos tan asquerosos porque la cama era suya y se la regalaron sus padres para el casamiento. Mi devertían los payasos de la tele los sabados, cuando mi madre me lavaba en un baño sin bañera ni ducha. Mi abuela estaba ciega por la diabetes y yo ponía la luz de una lampara en mi cara y le preguntaba si me vía, pero decía que había muy poca luz...
De aquello años ahora, mi calle se ha tranformado. Justo enfrente donde vivo, aun se mantiene tal cual la casa de mi amigo Luis. Guardo recuerdos de cada rincón...Me acuerdo de Vicente cuando se tragó un duro y a Mariana cuando la atropelló una moto y murió por un derrame. Recuero la muerte de mi abuela cuando al amanecer mi madre lloraba al entrar en mi casa...De todo y cada rincon de mi calle tengo un recuerdo.
Hace unos años, asfaltaron de nuevo mi calle. Yo sabía que se iban muchos recuerdos, y así fué. De aquella gente aun quedamos los originales para bién decir pero, todo ha cambiado. Guardo recuerdos entrañables que se encadenan unos de otros y que por ello, aun viven de alguna manera en mi familia y amigos, vecinos y gente que nos nos hablamos por cosas de la convivencia....
Es enriquecedora la vida cuando se guarda con el corazón y más, cuando esa vida, eres tú...
Me ha encantado tu relato y te pregunto ¿Por qué se lo mandas a Mª José para que los meta en los jueves? el enlace lo tienes al rincipio de mi relato.
EliminarVenga, anímate.
Un abrazo
N0 creo yo que en Sebastopol se encuentren patios tan divinos como en Córdoba... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Yo tampoco ;))
EliminarY es en el fondo eran como una gran familia o al menos yo lo vivia asi. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarTambién lo creo así.
EliminarMuy bueno. Por cierto, me has picado, y he participado en el reto del dibujo ese de Roxana, y ya me estoy arrepintiendo, jajajajajaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Arrepintiendo por qué?con lo bien que dibujas.
EliminarVaya historia! Salvado por la comprension de si propia comunidad. Buen aporte, Tracy. Un abrazo
ResponderEliminarSalvado por la campana jejejeje
EliminarMal asunto, el de la droga.
ResponderEliminarSalu2, Tracy.
Pésimo.
EliminarBien por el muchachillo, Estuvo en el filo de la espada, y cayó del lado bueno. Y bien por esos vecinos, resolviendo en problema todos a una.
ResponderEliminarBss.
Unos pasan y otros no pasan, como el del chiste.
EliminarEse compañerismo era lo mejor de esa comunidad, todos se ayudabn, incluso en esos momentos tan malos, que casi sin darse cuenta llegaron a esa comunidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo ha dicho Molé, era la familia vecinal, como ahora tenemos la familia virtual.
EliminarLo que es la vida...
ResponderEliminarY encontrar ayuda...
¡Ea!
EliminarHay vida en los patios y también unión
ResponderEliminarAbrazos
Sobre todo VIDA.
EliminarEl aljibe. En el fondo la tortuga.
ResponderEliminarSobre el patio la vaga astronomía
del niño. La heredada platería
que se espeja en el ébano. La fuga
del tiempo, que al principio nunca pasa...Escribio sobre patios de Buenos Aires Jorge Luis Borges, se siente en el ambiente de tu relato esa atmotsfera , que belleza .Un abrazo
Agradezco mucho tus palabras, Borges... ¡Casi ná!
EliminarLos patios y la vida en ellos , esté donde estén, se rige por los mismos parámetros.
Un abrazo muchas gracias por dejar ese comentario tan emocionante.
Y no es un problema menos el que entró con la droga. Salpicó a ricos y pobres y cambió los barrios. La pena es que hoy seguimos tal cual, con otras formass y maneras, y además sin la solidaridad de esa gente que te ayudaba porque formas parte de la gran familia. Gracias por participa. Un beso
ResponderEliminarGracias a ti por dirigirnos.
EliminarUn abrazo.
Bueno...y es que no todas las vecindad van a ser para chismes y rollitos..que esta es una de esas donde son una comunidad que se apoya y que logró que algunos jóvenes crecieran bien...
ResponderEliminarBonita historia..Besossss.
En todas las comunidades hay de todo, como en la vida.
EliminarTus relatos siempre gustan.
ResponderEliminarSaludos
¡Qué bien!, no sabes lo que me alegro.
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