jueves, 14 de enero de 2010

VIAJE A MADRID

Ida y vuelta...total... nada.
O mucho, como "los cantes de ida y vuelta" del flamenco que cruzan a la otra orilla para volver enriquecidos.
Yo también volví renovada
Visitar a dos antiguos amigos, un placer para el alma.
Por la mañana estuve con uno de ellos,  era su santo y lo celebramos de la mejor manera que sabemos hablando y hablando sin parar de todo lo divino y lo humano, aunque realmente no hacían falta  palabras, porque sólo con vernos sabemos qué pasa por nuestra mente.
El otro, es un amigo entrañable, llevaba dos años sin verlo.
Comimos juntos y alrededor de las viandas que componen el famoso cocido madrileño, la conversación discurríia fluida a través de todos los acontecimientos que han ocurrido a lo largo de este tiempo en que no nos  hemos visto. De una cosa saltábamos a otra, como si nos fuese a faltar tiempo para hablar de nuestras alegrías, de nuestras preocupaciones, del futuro, de cómo pasa el tiempo o mejor de cómo pasamos nosotros, del trabajo e  incluso de la crisis.
También hubo tiempo para la emoción, en fin... amistad en estado puro.
La lluvia nos acompañó camino de la Estación,  poniendo esa pincelada nostálgica que es denominador común de toda despedida que se precie.

                                                            

3 comentarios:

  1. La Amistad, esa piedra angular...

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  2. nada mejor que la llluvia para acompañar una tarde de confidencias...

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  3. No sé si el lo expresaría tan bonito, pero escuchandole hablar sobre vuestro encuentro puedo confirmar que él también quedó renovado y más, con las baterías recargadas, efecto natural después de pasar un rato contigo.
    Gracias por ser amiga de mi padre. Gracias por la ida, la vuelta y el final con mucho.
    Lástima que años atrás no haya estado "presto" ! :-) te quiero

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