VISITA A SANTIAGO

La vetusta Galicia se ríe pensando que una vez más, ha burlado las leyes de las predicciones meteorológicas y luce un sol que la hace parecer aún más bella, si cabe.

        Al verla tan engalanada, tan guapa... pienso que es el momento de hacer una visita a "su" Santiago.

 ¡Media hora en tren! ¿qué es eso para mí?..¿Véis...?, ¡Ya estoy aquí!.Por cierto, la Estación es preciosa.

 A pesar de que es temprano, la ciudad está que se sale: peregrinos que vienen exhaustos del Camino, excursiones de otros puntos de Galicia que van a pasar el día, turistas de todas las nacionalidades, monjas, curas, colegios....Todo el mundo se dirige hacia la Catedral que, investida de toda su majestad, parece recibirlos con los brazos abiertos.

                               Tras guardar colas interminables, por fin se logra entrar dentro de ella.

y la encontramos  repleta de gente que reza en todos los idiomas con la mirada puesta en el Santo que dificilmente se vislumbra a lo lejos entre un mar de cabezas que se empinan para tener mejor visión.

Al acercarte ves un Apóstol estático, sin expresión en el rostro, no sólo por ser de cuño románico, sino porque teme que se apruebe lo que están diciendo los periódicos en estos días: ¡que el jubileo sea cada dos años!.

¡¡¡Pobre...!!!, debe estar harto de tanto abrazo y en más de una ocasión pensará en darle con el botafumeiro a quién se le haya ocurrido esa  idea tan "peregrina".

Bueno, amigo Santiago, yo no voy a subir a darte el abrazo porque así, te ahorras uno, por lo menos, y yo también me ahorro otra cola que guardar.

    Espero que esta decisión no enfríe nuestras relaciones, desde aquí si que te envío un abrazo virtual.
                                                              ¡Qué te sea leve!
                                                           Tuya afectísima: Tracy