Esa tempestad desde cualquier punto de vista, según nos ha propuesto Inma, quien nos conduce esta semana. Si tenéis curiosidad podéis leer lo que contamos en su blog
El agua parecía estar tranquila, su transparencia casi hacía adivinar el fondo. Ella miraba su superficie, deseosa de refrescarse, hacía tanto calor esos días, que parecía que todo su cuerpo estuviera embadurnado de alguna substancia pegajosa de la que no era posible desprenderse.
Cuando por fin había decidido zambullirse en el agua, sin saber cómo, empezó a oír un ruido ensordecedor y el agua se llenó de trozos de hielo que flotaban en la superficie y se movían haciendo círculos concéntricos que a ella le parecían inmensos, como desgajados de un iceberg y con capacidad para provocar un tsunami.
Se retiró al observar que poco a poco los trozos de hielo se iban haciendo más pequeños, convirtiendo el agua en un empedrado diminuto que la tenía absorta, sobretodo cuando contempló unas pequeñas hojas verdes... que iban apareciendo ¿serían algas?
La curiosidad por averiguar lo que estaba pasando, pudo más que el miedo que la tenía paralizada y empezó de nuevo a acercarse más y más al agua hasta caer en ella. Fue en ese instante cuando en sus movimientos estentóreos por librarse de una muerte segura, noto algo metálico que la sacaba de aquellas aguas procelosas que además tenían un sabor tan raro que acabaron dándole la puntilla mientras oía una voz lejana que decía:
- Ya te dije yo, que la puñetera mosca me estropearía el Gin-Tonic.
- Ya te dije yo, que la puñetera mosca me estropearía el Gin-Tonic.
Jejejeje
ResponderEliminarMuy bueno.
Sorpresa conseguida.
Besos.
Muchas gracias, porque sorprenderte a ti es altamente difícil.
EliminarUn beso.
Aplausos: plas, plas, plas.
ResponderEliminarEste me encantó.
Jajajajaj el final lo bordaste.
Besos, prima.
Gracias prima, un lujo esos aplausos viniendo de ti: Muack!!!
EliminarGenial y todos los sinónimos. Eres una maestra del relato.
ResponderEliminarJajajaja eso de maestra, me ha llegado al alma porque es señal de que me quieres mucho: gracias.
EliminarGracias Tracy.
ResponderEliminarMe he reído bien agustito, casi hasta quedar tan borracha de risa como la mosca de ginnnn.
Un final tan simpático como inesperado.
Un abrazo.
Ambar
Eso es lo más importante, que te hayas reído hasta quedarte relajada.
EliminarOtro abrazo para ti.
¡Sorprendiste!!
ResponderEliminar¡Qué bueno!
Besos.
¡Qué bien!
EliminarBesos.
Jjajajaja muy bueno Tracy!
ResponderEliminarGenial remate.
; )
Besos.
Gracias, guapa.
Eliminar;D
¡Odio las moscas!
ResponderEliminar:)
Sobretodo las cojoneras de este tiempo.
EliminarPara la puñetera mosca, una tempestad como otra cualquiera, para la voz lejana, la disyuntiva entre pedir otro y joder el presupuesto o... salvar a la mosca con discreción y seguir con la fiesta.
ResponderEliminarTu entrada bien merece un aplauso.
Un beso.
La mosca no había forma de salvarla del coma etílico en el que había caído.
EliminarLas moscas me recuerdan a los políticos, siempre incordiando (por utilizar un lenguaje aséptico...).
ResponderEliminarSalu2.
Has sido muy fino al catalogar a los políticos. Eso te tienen que agradecer.
EliminarJajajajaja, qué bueno, Tracy! Sorprendente :)
ResponderEliminarBesos.
Gracias Celia!!!
EliminarLo mejor, el sorprendente final, aunque todo el relato es ágil y se lee con facilidad.
ResponderEliminarA mí no me molestan las moscas excepto en la comida. En mi balcón vienen dos al calor de la barandilla cuando el otoño aparece.
Salud, Tracy.
Las moscas son tannnnnnnn desagradables y asquerosas que te comprendo perfectamente.
EliminarVolviendooooo al día a día y mira tú que son cojoneras las muy...
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
Y en el mes de septiembre mucho más.
EliminarJajaja!! Qué grande!! Me encantó, Tracy… xD
ResponderEliminarBsoss enormes y muy feliz finde!
La verdad es que habéis acogido este relato estupendamente, así es que en nombre de la mosca protagonista: Gracias.
Eliminarjajajaja :)
ResponderEliminarBesos y salud
Salud y besos
EliminarSorprendida y con una buena sonrisa me has dejado. Esta vez ni por asomo me esperaba el final. Te felicito muy bien narrado.
ResponderEliminarUn beso.
Qué bien que te haya sorprendido, jejejejeje
EliminarBien el efecto sorpresa.
ResponderEliminarSaludos.
A las sorpresas tienes que estar bien acostumbrado tú, no sé porqué te sorprendes tú.
EliminarMuy bueno ese surrealismo con que has impregnado tu tempestad particular.
ResponderEliminarUn abrazo
Es que yo soy muy surrealista, jejejejeje
Eliminar¡Aplauso!
ResponderEliminarMuy bueno, Tracy.
Un beso muy fuerte.
Gracias amiga, no sigas aplaudiendo, ya basta
EliminarUna tomenta de risa. Esto es lo que me ha provocado tu entrada. muy buena, por cierto. un besote.
ResponderEliminarJajajaja y a mí tu comentario con su "tormenta de risa", jajjaja
EliminarMuy bueno, es que aun no paro de reir, besos.
ResponderEliminarQué bien hacer reír a la conductora del tema propuesto, jejeje
EliminarJajajaja muy muy bueno Tracy!!
ResponderEliminarJajajaja una tormenta de risa la tuya.
ResponderEliminarUn saludo.
Maagnífico desarrollo y mejor final Tracy. Una mosca fallecida con coma etílico y un gin-tonic estropeado. Me encantó.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Jajajajajajaja... Tracy, sé que me repetiré, pero sos única y genial!
ResponderEliminarUn beso.
Madre miaaaaa, es pa quitarse el sombrero. Genial!!! jajajajajaja
ResponderEliminarUn besazo
jaja esas son las tormentas a las que me gusta enfrentar!
ResponderEliminarUn abrazo
Jajaja...qué divertido y original relato!La verdad es que estaba bastante "mosqueada"hasta llegar a la sorpresa final!
ResponderEliminarMuy bueno!
Un beso