MÁS DE LO MISMO

Ayer fui a revisión, estoy mejor pero sigo con igual tratamiento además de sesiones de fisio y masajes.

Será que me tengo que poner aún más "güena" y mira que le he dicho al traumatólogo, que ya se me irá quitando que no quiero fisio por lo del Covid, en fin... no ha habido manera.

(La foto es de la red, no vayáis a creer que hay médicos tan guapos)

Todo esto me ha hecho pensar que he tenido más caídas de adulta que de niña, será que soy floja de remos, por haberlos usado demasiado. Me he parado a pensar de unos años a esta parte cuantas caídas he tenido y he contabilizado cinco aparatosas:

La PRIMERA que recuerdo también fue en unas escaleras, ayudando a mi hija a bajar un sillón de su casa de Sevilla. Me pude matar, pero yo creo que ni llegué a tocar el suelo, me reincorporé antes de caer. ¡Qué flexibilidad! pero el susto aún me dura cuando lo pienso. 

(Foto de la red, nunca he tenido el pelo tan largo y menos aún tan rubio y era un sillón, no un sofá)

 

La SEGUNDA fue un día que estaba lloviendo, me escurrí y la gabardina que era beig se me puso marrón, aparte de eso, gracias a Dios, nada. Excepto  gabardina nueva.

(La foto es de la red, no os creáis que iba yo tan fashion y hablando por el móvil, que no)

TERCERA caí desde la parte de arriba de una litera, en la casa de campo de unos amigos cuando fuimos a la comunión de sus hijos. Al bajarme  a la mañana siguiente, medio dormida, puse mal el pie y pegué  un "jaldarazo" en el suelo, que creo que la expectación y las risas que se echaron todos, hizo que me hiciera la fuerte y curiosamente no me pasara nada.

(Foto de la red, por el número de camas, parece la habitación de la charpa, predispuesta al follón)

Vamos por la CUARTA, como si fueran las Sevillanas, al salir de la Filmoteca con una amiga, se me metió el tacón entre dos adoquines de la Judería y gracias a que me agarré a ella, se dulcificó la caída, y nos vimos las dos en el suelo, a pesar de las risas, me hice un daño de "cohones", tuve que ir al fisio.

(El suelo estaba y está para caerte aunque lleves alpargatas)

Y como dicen que no hay quinto malo, aquí va la QUINTA, que es la de ahora. Se cierra el círculo. 

He tenido que guardar reposo, medicación, masajes y espero que finalice con las sesiones de Fisio.

Lo que está claro es que debo de tener una legión de Ángeles de la Guarda cuidándome y que deben estar de mí hasta la punta de...  las alas y estarán diciendo: ¿Y esta tía con lo mayor que es y nos da más trabajo que un niño pequeño?

Los veo revueltillos, tengo que tener más cuidado, vaya a ser que se me pongan en huelga y me jodan lo que me queda de vida y entonces me voy a enterar de lo que vale un peine.

Esta entrada se la dedico a ellos agradeciéndole los servicios prestados y prometiéndoles que voy a tener más cuidadínnnnnn, de aquí en adelante.