JUEVEANDO CON LA FELICIDAD

Es el tema sobre el que tenemos que escribir esta semana, es difícil, por eso si queréis hallar nuevas formas para ser feliz, espero que aquí se den algunas, por lo menos habrá que intentarlo:leer aquí

ESTO NO ES UN RELATO
SON DISQUISICIONES SOBRE LA FELICIDAD, EN LA QUE NO CREO.

 La felicidad, es una palabra que al pronunciarla me queda grande, prefiero pensar en momentos, chispas que nos regala la vida para que no se nos haga excesivamente duro andar por ella. 
Son muchos aunque nos pasan desapercibidos.
El otro día leía un aforismo de José Luis Morante en su blog: 

"Confío en la presencia incansable de lo que pasa desapercibido", que me reafirma en lo que pienso y creo.

Si estuviéramos atentos desde que nos levantamos a esos pequeños o grandes detalles que, por acaecer diariamente,  nos pasan desapercibidos, encadenaríamos esos momentos de felicidad que servirían para blindarnos cuando llegaran aquellos otros instantes de desasosiego, temores y preocupaciones.
Es una práctica difícil, sobretodo porque estamos sumergidos en las prisas que nos llevan de un momento a otro sin apenas dejarnos tiempo para pensar en lo que estamos haciendo. 
Yo estoy trabajando en eso, que yo "no llamo feliciidad" sino alegría de vivir, desde que me levanto hasta que me acuesto.
Contemplar la luz del nuevo día, planificar lo que tienes que hacer mientras disfrutas del desayuno y de esa tostada que hoy te ha salido en su punto, cuando lo normal es que se te queme; de esa ducha que te regenera y que has conseguido regular al primer intento;  arreglarte con mimo para que cuando te mires al espejo  te veas guapa con esos pendientes que te sientan...  pero que muy bien; salir a la calle con otra actitud, poniendo una sonrisa o por lo menos, una cara amable que hay personas que te encuentras por el camino y te da miedo mirarlas.
 Eso no quiere decir que todo te vaya a salir bien. El martes, tenía una reunión a las 11, había preguntado que si se llevaría a cabo, ya que era feria, me dijeron que sí, sin lugar a dudas. Pues fue que no. Me contrarió pero enseguida lo vi como una oportunidad que tuve de irme a la playa y disfrutar del día espectacular de sol y mar con el que no había contado.

En fín... me cuesta trabajo desnudarme de esta manera, yo no tengo en mis manos la panacea de la felicidad, ¡ojalá!, entre otras cosas porque no creo en ella.
Sólo creo en tener alegría y trabajarse el estar contento, el estar "agustito", momento a momento.
Y colorín colorado 
este cuento se ha acabado.
 No comí perdiz,
 pero fuí a la feria, me llovió
 y me hinché de reír 
con el aguacero que me cayó.