JUEVEANDO CON CALOR DE HOGAR

Inma propone este tema muy importante siempre y más en los días que se acercan.

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¡Hogar... calor de hogar...!

Tengo un concepto muy particular del "calor de hogar", quizás muchos no coincidáis con él, pero os digo que no es ni mejor ni peor que el vuestro, es simplemente distinto.

Siempre he pensado que mi forma de ver el hogar, se parece bastante a la que tienen los pájaros: van de un sitio a otro y según  la temporada que les toca vivir, llegan al lugar elegido, construyen su nido o lo reconstruyen si encuentran el que tuvieron anteriormente y cuando las temperaturas se les hacen hostiles, emprenden el vuelo, dejan el nido y se van a otro lugar más apacible para seguir viviendo en libertad y con comodidad.

Mi hogar está no en el continente, sino en el contenido.

La casa de mis padres era mi casa, pero mi hogar era mi madre, ella proporcionaba "calor de hogar", lo mismo daba hablar con ella en casa,  que en una cafetería o en un banco del parque.

Mi casa es mi casa, pero mi hogar puede ser  la habitación de un hotel, una tienda de campaña cuando hacía camping, incluso el saco de dormir, la litera de arriba durante el Camino de Santiago o mi casa, esté donde esté situada porque yo llevo conmigo lo que considero mi hogar,  fotos de las personas que amo, imágenes de un perro y un caballo muy queridos por mí, un rosario de mi abuela, mi cuaderno, un boli, el libro que esté leyendo, mí música, el móvil y el ordenador. ¡Ah! y a La Bolichera.

Allí donde llego, enseguida deshago la maleta , coloco todo como si me fuera a quedar allí a vivir para siempre y considero que  estoy en  mi hogar y soy más feliz que una perdiz, porque pienso que ese lugar, es mi lugar, no añoro otros, estoy allí con todo lo que es mi vida, las personas que amo, mis gustos, mis anhelos y mis propósitos de ser feliz allí donde esté.

Creedme si os digo que, a veces, hasta lo consigo.