Esta semana nos conduce Juan Carlos que nos ha propuesto el tema de "reencuentros" o "desencuentros", podemos elegir entre uno u otro. Los resultados los podéis leer aquí
Teníamos muchas esperanzas puestas en aquel encuentro de antiguas alumnas que habíamos hecho el bachillerato juntas y que al terminarlo, nos desperdigamos por la geografía española, incluso algunas más allá de nuestras fronteras, camino de diferentes Universidades y Escuelas Superiores.
No nos habíamos vuelto a ver, ni si quiera mantuvimos contacto (si hubieran existido las redes sociales, habría sido otra cosa)
Fueron años en los que cada cual estaba inmersa en los estudios, en procurar un trabajo para introducirse no sólo en el mundo laboral sino también en un mundo familiar por estrenar.
Cuando se planteó desde el propio colegio reunirnos a los venticinco años de salir del colegio, tuvimos muchas expectativas en el encuentro, pero creo que no se cumplieron para nadie, porque no hubo nadie que osara planear una segunda reunión.
La distancia en el tiempo me hace comprender que habíamos dejado de vernos en la etapa de la vida en la que más cambios experimenta la persona, habíamos pasado de ser unas adolescentes alocadas, a ser mujeres, unas más alocadas que otras, pero mujeres hechas y derechas con obligaciones familiares y laborales.
No nos conocíamos ni si quiera físicamente.
- ¿Quién eres tú?, no me lo digas a ver si lo adivino...
Habíamos cambiado tanto... en la manera de pensar... en la manera de actuar...
Éramos extrañas y lo que es peor, no teníamos temas de los que hablar porque una vez puestas al día de los estudios, los trabajos y si estábamos o no casadas y si teníamos o no hijos, se pasaba al monotema de nuestra etapa estudiantil que pronto entraba en dique seco.
Si a todo esto le añadimos que a la reunión acudimos con nuestras respectivas parejas, eso puede dar idea de la frialdad que allí existía.
Eran otros tiempos pero aún hoy me pregunto a quién se le ocurriría la idea de hacer que nuestros cónyuges vinieran con nosotras ¡craso error!
Fue un encuentro que llevó consigo un desencuentro general, que no llegó a mayores porque todas teníamos el mismo tipo de educación dada por aquellas monjitas que fueron las promotoras del evento, por cierto¡ahora caigo!, lo mismo fueron ellas las del invento de los maridos, jijiji ¡qué mala soy!
Algunas veces he pensado qué las llevaría a citarnos tras venticinco años y una que ya peina canas y que le pasa lo que al diablo, que sabe más por vieja que por demonia, llega a la conclusión... si sería por recaudar nuevo alumnado entre nuestros vástagos...
¡¡¡Qui lo sa!!!
La experiencia me sirvió para afirmar rotundamente lo siguiente:
"No creo en los encuentros como no sean fortuitos".
No nos habíamos vuelto a ver, ni si quiera mantuvimos contacto (si hubieran existido las redes sociales, habría sido otra cosa)
Fueron años en los que cada cual estaba inmersa en los estudios, en procurar un trabajo para introducirse no sólo en el mundo laboral sino también en un mundo familiar por estrenar.
Cuando se planteó desde el propio colegio reunirnos a los venticinco años de salir del colegio, tuvimos muchas expectativas en el encuentro, pero creo que no se cumplieron para nadie, porque no hubo nadie que osara planear una segunda reunión.
La distancia en el tiempo me hace comprender que habíamos dejado de vernos en la etapa de la vida en la que más cambios experimenta la persona, habíamos pasado de ser unas adolescentes alocadas, a ser mujeres, unas más alocadas que otras, pero mujeres hechas y derechas con obligaciones familiares y laborales.
No nos conocíamos ni si quiera físicamente.
- ¿Quién eres tú?, no me lo digas a ver si lo adivino...
Habíamos cambiado tanto... en la manera de pensar... en la manera de actuar...
Éramos extrañas y lo que es peor, no teníamos temas de los que hablar porque una vez puestas al día de los estudios, los trabajos y si estábamos o no casadas y si teníamos o no hijos, se pasaba al monotema de nuestra etapa estudiantil que pronto entraba en dique seco.
Si a todo esto le añadimos que a la reunión acudimos con nuestras respectivas parejas, eso puede dar idea de la frialdad que allí existía.
Eran otros tiempos pero aún hoy me pregunto a quién se le ocurriría la idea de hacer que nuestros cónyuges vinieran con nosotras ¡craso error!
Fue un encuentro que llevó consigo un desencuentro general, que no llegó a mayores porque todas teníamos el mismo tipo de educación dada por aquellas monjitas que fueron las promotoras del evento, por cierto¡ahora caigo!, lo mismo fueron ellas las del invento de los maridos, jijiji ¡qué mala soy!
Algunas veces he pensado qué las llevaría a citarnos tras venticinco años y una que ya peina canas y que le pasa lo que al diablo, que sabe más por vieja que por demonia, llega a la conclusión... si sería por recaudar nuevo alumnado entre nuestros vástagos...
¡¡¡Qui lo sa!!!
La experiencia me sirvió para afirmar rotundamente lo siguiente:
"No creo en los encuentros como no sean fortuitos".
Esos encuentros después de tantos años suelen acabar con un regusto muy amargo.
ResponderEliminarDoy fe.
Besos.
mi experiencia es que sí.
EliminarDel colegio quedan amigas de por vida, pero si se pierde el contacto por años lo normal es que el encuentro se parezca mas a un congreso al que no se a podido llevar al secretario. Abrazos y pelillos a la mar
ResponderEliminarTú lo has dicho parece un congreso, ¡que bueno!.
EliminarTodavía no he sido citado para un encuentro de esos. No me seduce nada, pero que nada, esa posibilidad. Como bien dices, prefiero los encuentros fortuitos.
ResponderEliminares mi experiencia, la tuya , si te invitan, puede variar.
EliminarCon los del insti no, pero con los amiguetes de la Uni nos vemos y suele ser siempre más que genial... eso sí, los maridos y mujeres no están invitados, será por eso.
ResponderEliminar:)
Besos, linda.
Lo entiendo, porque con los amigos de la Universidad han tenido lugar los cambios de niña a mujer como decía Julio Iglesias, jejeje
EliminarTan difícil como reencontrarse con quien fuiste y reconocerse.
ResponderEliminarUn poso de tristeza y de vuelta al presente.
Un beso
Justo, justo es eso.
EliminarSuele suceder,salvo alguna excepción,que no se tiene nada que ver con esas personas.
ResponderEliminarCada una ha evolucionado de una manera y los años nos han ido cambiando.
He de reconocer que en alguna ocasión me he encontrado con alguna sorpresa agradable,con algún sentimiento de ternura...pero muchas veces con un "y qué hago yo aquí?".
Besos.
Esa era la pregunta que me hice a lo largo del día.
Eliminar¡Qué lástima! De acuerdo en eso de que no deberían haberse invitado los maridos.
ResponderEliminarSe de casos muy exitosos en los que clases enteras de han vuelto a reunir después de añares gracias a FaceBook.
En mi caso particular, no tengo amigas de colegio. Es que pasé por tantísimos que de algunos ni hasta los nombres me acuerdo :-)
Besos
Lo de los maridos...¡vamosssssss!
EliminarSuele pasar. Pareciera que algunos reencuentros no son posibles.
ResponderEliminarUn abrazo.
... o están llamados al fracaso.
Eliminar:)
ResponderEliminarBesos y salud
Salud y besos
EliminarSi en ese entonces para mí ellos eran unos tontainas, ahora viejos, mucho más.
ResponderEliminarBesos
Aunque no fueran viejos, estaban en la edad mediana que es peor.
EliminarA mi no se me apetece nada un encuentro así.
ResponderEliminarBesos.
Te entiendo.
EliminarLa última frase Lo dice todo. "En los encuentros suceden discusiones que desencuentran".
ResponderEliminarSaludos Tracy.
Pues eso, para qué darle más vueltas.
EliminarYo tampoco creo en ellos. Las de mi colegio intentaron hacer una de esas reuniones y al final no surgió, pero se creó una página de Facebook para ello y una de ellas me entró pero qué muy mal, sin más. No hubiera ido ni de coña.
ResponderEliminarBesos
Pues anda que...
EliminarEn mi caso ha salido muy bien, pero fuimos solas. También es verdad que algunas amigas del colegio continúan siendo amigas ahora.
ResponderEliminarResultó bien. A mí me hizo ilusión.
Y los de ahora, también resultan bien.
Un beso fuerte.
Quizás en eso estuvo la clave, en el acompañamiento.
EliminarA veces no se desea un encuentro:
ResponderEliminarLucía. -¿Y en qué traje te propones viajar?
Julia. -No en el de mujer, pues quiero evitar inoportunos encuentros con libertinos.
(Shakespeare, Dos hidalgos de Verona)
Y otras veces se desea con desesperación:
Demetrio.- pues aquí estoy, delirando en el bosque porque no encuentro a mi Hermia.
(Shakespeare, Sueño de una noche de verano)
¡Ah!, ¡los encuentros y los desencuentros...!
Tanto unos como otros son parte de la vida.
EliminarDe acuerdo contigo!!!
ResponderEliminarCariños
Gracias Abu.
EliminarPues no, como decía, el mío resultó estupendo y seguimos reuniéndonos, pero claro, fuimos sin pareja y el colegio no tuvo nada que ver con el encuentro. Además y no creo que sea una tontería, no fue 25 sino 37 años después. Creo que a los cincuenta y tantos somos más propensos a disfrutar esos reencuentros que a los cuarenta.
ResponderEliminarSi os volvéis a encontrar como se debe me cuentas, ¿vale? Besos.
Todos los casos no son iguale, celebro que el tuyo fuera bien y seguro que irá resultando mejor cada vez que os volváis a reunir.
EliminarNo me gustan esos "encuentros forzados o programados". Para nada.
ResponderEliminarUn beso.
Ya somos dos.
EliminarBesitos.
Hace 2 años, planeamos un reencuentro con los chicos que vivimos por mucho tiempo en un campamento de la fabrica de cemento donde trabajaba mi papá..eramos x ese entonces como unos 50 chicos donde los mayores tendrian como 20 años..venian de afuera del pais...habiamos logrado reunirnos por facebook...un grupo que vivia cerca de la zona habia buscado presupuestos de hotel...de un yate para recorrer las islas que frecuentabamos...teniamos permiso para entrar en el campamento ahora en manos del gobierno...y la cita seria un fin de semana que cai 14 de febrero..la emocion era grande...pero unos meses empezo la crisis...las guarimbas que provocaron muertes..los precios se fueron al cielo..y todo quedo en un lindo deseo...No todo fue malo, al menos por facebook contamos la vida decada quien y se reencontraron viejas amistades...
ResponderEliminarCreo que me explaye....besossss
Me gusta que te explayes y nos cuentes tus vivencias, siempre interesantes.
EliminarBesos.
Una reunión con gente del instituto a la que no has visto en 25 años y tampoco te ha importado, no suena bien desde el momento de plantearlo. Yo creo que ni hubiese aparecido.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo fui más infeliz e incluso me entusiasmé con el encuentro.
EliminarYo me encargué, estando aún en Valdepeñas, de organizar un encuentro a los 25 años de terminar el bachiller.
ResponderEliminarNo puedo decir que fuese un fracaso, pero lo que si fue, al menos para mí, una decepción.
Nada era igual, ni nosotros, ni nuestras circunstancias.
Al final, buenas palabras, prometidas llamadas, visitas a penas diseñadas, o lo que es lo mismo, cada uno volvió a su vida, totalmente distinta a aquella que, absurdamente, pretendíamos celebrar.
Hubo posibilidad de haber celebrado los 50 años, pero ya nadie se ha atrevido.
Besos.
Pues eso... a ti te pasó lo que a mí.
EliminarMuy buena la fotografía de verano de tu blog. Impresionante cala donde perderse con la persona amada y tener como techo un cielo azul con nubes y flores.
ResponderEliminarBesos.
Me alegro que te haya gustado y eso que te has dejado lo más importante: sin gente, sin aglomeraciones, solitaria.
EliminarSi, la verdad es que forzar las cosas no es bueno, y lo de los maridos si q ue fue un gran error, quieras que no te sientes más limitada; pero bueno supongo que la que tuviera curiosidad por la vida de sus antiguas compañeras, la vió satisfecha.
ResponderEliminarUn abrazo
Los maridos son un auténtico coñazo y más en una reunión que sólo es de chicas.
EliminarMi experiencia fue parecida aunque fuimos sin parejas. Ya no teníamos nada en común y muchas de nosotras ni nos saludábamos por la calle al cruzarnos. Las conversaciones fueron como tú has comentado, de los recuerdos del colegio a la vida actual, el trabajo, la familia y los hijos. Luego la foto de grupo y la despedida con la intención de repetir al año siguiente. No lo hemos repetido.
ResponderEliminarUn beso.
Me alegra saber que no sólo los maridos tuvieron la culpa, sino nosotras mismas con los cambios experimentados.
EliminarYo soy de la idea que hay que ir a esos encuentros esperando encontrar personas distintas, como un volver a empezar con lo que somos ahora, con algunas no será posible nunca, pero con otras compañeras (al menos yo) he logrado tener una afinidad que antes no tenía.
ResponderEliminarMuy buen ejemplo de encuentro, desencuentro.
Un beso enorme.
Llevas razón. hay que ir esperando encontrar personas distintas. Yo no lo hice así y la cagué, como vulgarmente se dice.
EliminarEn mi instituto se hizo una reunión de ese tipo pero yo no pude ir....creo que me hubiera pasado como a ti....cada uno evoluciona de una manera y si se pierde el contacto durante tanto tiempo es muy difícil que las cosas fluyan...
ResponderEliminarLa suerte estuvo de tu parte.
EliminarSon situaciones extrañas,sí.Yo tuve una de alumnos del cole y, aunque fuimos sin pareja,no hubo conexión posible después de tanto tiempo...y eso que no estuvo mal del todo...me imagino una que salga mal...
ResponderEliminarBesos
Ni te la quieras imaginar...
EliminarPues leyendo tu escrito creo que me lo pensare. El proximo octubre me tengo que encontrar con un grupo de compañeras de la universidad despues de veinte años. Estos dias preguntaban si se llevaban maridos y vastagos, creo que despues de lo leido lo tengo claro. Besos.
ResponderEliminarUffffffff ni maridos, ni vástagos, con vosotras tenéis bastante, y ya es mucho.
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