Un austríaco guapísimo, con muy buen tipo, simpático y sobre todo muy buena persona, organizando esos mundos de Dios. Te conocí físicamente cuando mis hijas, grandes amigas tuyas, te invitaron a qué conocieras Córdoba y estuviste aquí, en casa ¿recuerdas? parece que te estoy viendo. El día que te ibas, te presentaste con un bonsai precioso, le pusimos entre los cuatro el nombre de "Rabo", ya no recuerdo porqué.
Ha durado muchos años, decías que ibas a venir a verlo, pero él cansado de esperarte, se fue muriendo poco a poco. Hasta seco estaba precioso. Ayer cuando me enteré tras un lacónico: "Roland no está" de May, en plena calle nos abrazamos llorando. Se lo dijeron a Mary Cecy, cuando ha estado en Bruselas, ella ha tardado en decírselo a su hermana antes de que llegaran vuestros cumples y May fue la encargada de decírmelo a mí.
Cuando llegué a casa lo cogí para que nos acompañará en la mesa y se rompió.
Ha quedado así, pero te aseguro Roland, que se arreglará como si aún estuviera vivo.
Porque vivo también permanecerá tú recuerdo entre nosotras.
Una pérdida de un amigo, siempre es de lamentar, pero ésta parece que lo es especialmente.
ResponderEliminarPues sí, por las circunstancias.
EliminarEl bonsai se rompió como Roland, pero el recuerdo que quedó es superior y merecedor de este sentido homenaje, un abrazote Tracy!
ResponderEliminarLlevas razón, María Cristina.
Eliminar¡Un fuerte abrazo, Tracy!
ResponderEliminarTe lo agradezco.
EliminarTracy :
ResponderEliminarsiempre es desconsolador despedir a un amigo.
Salu2.
Sí, más de lo que se cree a simple vista.
EliminarAbrazo apretado.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Fiaris.
EliminarAbrazo fuerte, Tracy. Lo siento mucho.
ResponderEliminarSé que me quieres y por eso sólo tienes que sentirlo.
EliminarGracias.