AYER LLEVÉ A MI PIE DE EXCURSIÓN

Lo monté en el autobús  a las doce de la mañana. 

Destino: Marruecos, pero no a Marruecos.... Marruecos... sino  un sucedáneo: el centro comercial Miramar, donde había más marroquíes que en el propio Marruecos.

Mi pie no iba a distinguir si estábamos en el país o no, así es que tan contento.

Creo que eramos los únicos españoles que había allí.

Lo llevé a picotear a Lizarrán

y nos sorprendimos con el fenómeno Primark, familias marroquíes enteras comprando dentro de la tienda y las abuelas con los más pequeñines sentadas fuera esperando. 

Desde aquí nuestro agradecimiento, mío y de mi pie, a ellas que al vernos cojear, nos hacían un espacio para que nos sentáramos a su lado para descansar.

Pensábamos ir al cine, pero las películas eran  demasiado infantiles y la verdad es que tanto mi pie como yo, tenemos ya una edad. 

Así es que nos sentamos a tomar el té, mi pié lleva tantos años conmigo que estamos compenetrados hasta en los gustos

y tras comprarle un esmalte a la única uña visible del pie malito, ya estaba harta de sus protestas, cogimos el bus de vuelta dando por terminada la excursión.

Una excursión tan atrayente que siento de veras que haya despertado vuestras envidias.