De nuevo es NEO quien nos dirige. GRACIAS.
Nos da distintos comienzos y debemos empezar nuestro relato con aquel que escojamos. entre ellos elegí éste:
INICIO 2: "Solo, en medio de su gris monotonía, el solitario repasaba viejas fotografías con gran avidez..."
buscando en ellas rasgos que lo hicieran reconocerse cada mañana en el rostro que veía en el espejo.
¿Sería posible haber cambiado tanto...? incluso contemplaba las imágenes con desidia, desde la atalaya de sus cien largos años vividos. Sólo existía una en la que siempre se detenía y precisamente no era por reconocerse, porque entre las gafas oscuras y la mascarilla, apenas se le veía el rostro. Era una fotografía que le hicieron en la primera vacunación contra aquella tremenda pandemia que asoló al mundo hace ya... tantos años, que es imposible acordarse de la fecha.
Esa foto representaba el nuevo certificado de bautismo que exigían para acreditar el paso a la única vida posible que se abría tras el caos.
¡Cuanta mentira!, cuántas argucias para justificar una pandemia de la que después de tantos años, no se sabía su verdadero origen.
Al pensar esto, aún le quedaba energía suficiente para ponerse rojo de la rabia que sentía, la misma energía que le sobraba para recordar que la chica que le puso la vacuna quedó prendada de su mano, de la que dijo ser una mano joven y muy bonita que no representaba su edad.
Con estos pensamientos, se le dibujaba una media sonrisa en el rostro y se miraba las manos y pensaba.. ”es verdad, la mano de la alianza, con la que me subía la manga de la camisa para facilitar el pinchazo, sigue estando joven, pero la otra está arrugada y vieja como el resto de mi cuerpo”... En ese momento parecía escuchar aquellas palabras:
- Cariño, ¿ya estás con la manía de las manos?, las tienes las dos muy bonitas por eso me enamoré de ellas.
A lo que él siempre respondía:
- No me engañes, la otra mano no se ve en la fotografía...
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Imagen del Mar 25:
La de la cabecera.
Pero qué final más bueno, era un gozo imaginarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias Albada.
EliminarBeso grande.
Buff, has condensado muchas cosas en muy poco sitio, la magia de las fotografías, los recuerdos que vamos dejando a un lado del camino con el paso de los años, todas esas mentiras que nos van contando y que asumimos como reales... Somos muy poquita cosa al final, pero siempre dejamos un rastro, ¿verdad?
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Quiero pensar que el rastro que dejemos sea al menos, amable.
EliminarBuen relato.
ResponderEliminarLa pandemia... todavía me enciendo con algunas cosas hoy en día.
A más de uno nos pasa, no solo la protagonista de mi relato.
EliminarQuizás, en algunas ocasiones, todos formemos una realidad distinta a la que fue y así la recordamos siempre, quien olvida no tiene recuerdos y el que olvida para no recordar suele ser un candidato a compañero de Satanás.
ResponderEliminarEl Karma existe, pensamientos, mentiras, caminos equivocados, pero todo es soportable especialmente si se enamoran de tus manos, aunque una de ellas no salga en la fotografía, doy fe de ello.
Yo, seguiré viendo mis viejas fotografías con gran avidez...
Magnífico, Tracy
EliminarUsualmente el karma viene asociado con la creencia de la reencarnación, ya que sólo una vida humana “no alcanzaría” para experimentar todos los efectos de las acciones realizadas, cobrando todo el bien que se ha hecho o pagando todo el mal que se ha realizado. No creo en el Karma
Lo malo es que no han hecho nada mas que empezar y cuantas mentiras nos quedaran por oír Al menos has puesto un punto de luz entre tanta oscuridad que es de agradecer.
ResponderEliminarXxx
¿Tú crees que he puesto un punto de luz? Yo creo que todo sigue en la más absoluta oscuridad.
EliminarDe cómo la última pandemia (espero que efectivamente la última haya sido) te ha motivado un gran microrrelato...
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Algo es algo.
EliminarBuen relato como de costumbre.
ResponderEliminarMe encanta la foto de la cabrcera!
Molts petons
Muchas gracias, Sr. fotógrafo.
EliminarComo de costumbre, resuelves estos retos con destreza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, estos retos me estimulan a escribir con fecha fija.
EliminarMe gustas Tracy eres tremenda
ResponderEliminarMe encanta leerte...
Tu sentido del humor vuela
pero siempre vas agarrada al cable de la Tierra
Eres sincera y eso lo valoro eres frontal y entera
te dejo abrazos dormidos Me iré a tomar una siesta
Del cable a tierra nunca me suelto porque me caería.
EliminarGracias por tus palabras que agradezco de corazón.
Yo te dejo los abrazos despiertos que ya te habrás despertado de la siesta.
Voy a hacerme una foto de la mano, para mirarla cuando se me haya olvidado la fecha de aquella dichosa pandemia.
ResponderEliminarBuen micro.
Un abrazo.
Jajaja, ya me contarás, si llegas a olvidar esa fecha.
Eliminarjajaj que romance tan original a partir de una inesperada fotografía! Muchas gracias por sumarte, Tracy
ResponderEliminarGracias a ti por dirigirnos una y otra vez sin ànimo al desaliento. Cada semana nos haces el regalo valioso de tu tipo al ponerte al frente de los jueves.
EliminarEsta pandemia nos ha dejado huella, algunas buenas como este bonito relato. Y es que las fotografías tienen el don de refrescarnos aquellos recuerdos olvidados cuando la memoria ya no es capaz de recordar. Inquietante esa mano joven, tras cien años...¿Será debido a la alianza, símbolo de un gran amor?
ResponderEliminarNo, cuando la mano estaba joven tenía muchos años menos, Marifelita, pero desde luego la interpretación es de cada cual.
EliminarEs un relato muy bien hilvanado... me ha gustado y además comparto esas sospechas (me ha parecido) sobre la pandemia.
ResponderEliminarAbrazo
Hay tantas incógnitas sobre la pandemia.... Ojalá no tuviéramos ninguna sospecha.
EliminarVeo una pequeña luz que lo ilusiona con ese comentario
ResponderEliminarAbrazo
Sí, a esas edades la ilusión es el único motor de la vida.
EliminarLa soledad es adquirida por los muchos años vividos. Por el camino se quedó ella, sin duda presa de la psndemia., y la mano es un recuerdo permanente de ella. Quizas ni siquiera necesite las fotos, solo la mano desata los recuerdos.
ResponderEliminarNos has escondido ls esposa hasta el final, haciendonos pensar que la vida habia sido generosa con él en cantidad pero no en calidad. Pero el contundente final nos desvela que en general, no tiene de qué quejarse.
Contudente final y recontrcontundente la nueva cabecera. Impacta cuando sbres el blog
Abrazzoo Tracy
Gracias por tu comentario, siempre me gustan cuando los haces porque das tu luz sobre el argumento, aunque yo le doy otra interpretación, respeto la tuya y es otra lectura interesante.
EliminarGracias muchas por ambos comentarios, sobre el relato y sobre la cabecera del blog, que impacta porque la anterior era más serena y de muchos momentos del amanecer, no sé si la recuerdas.
Un fuerte abrazo.
Bueno, no hay mal que por bien no venga, ¿no? Y al final el protagonista vivió una historia de amor. Debe de ser bonito envejecer junto a alguien y ver todas las fotografías tomadas a lo largo de los años.
ResponderEliminarMe gustó mucho, Tracy
Un besazo
Al fin y al cabo , la vida es construir recuerdos para el mañana.
EliminarHola Tracy, un tierno relato, espero que la pandemia no se la llevara a ella también, pero creo que me equivocara, te deseo una feliz noche besos de flor.
ResponderEliminarLa grandeza de la lectura es que cada lector saca sus propias conclusiones y todas son lícitas para cada cual.
EliminarFeliz noche también para ti.
Un beso grande.
Me gusta ese detalle final, esa complicidad de los esposos que se conocen tan bien. Me ha dejado un gusto grato.
ResponderEliminarMe alegro que te haya dejado ese regusto, también grato para mí.
EliminarMuchas mentiras sobre la pandemia, muchos enigmas, que bien te ha quedado el relato, me encanta leerte, me ha transmitido ternura.
ResponderEliminarUn abrazo Tracy.
Gracias Dakota, ojalá siempre te guste leerme, por mi parte lo intentaré porque tú y los demás os lo merecéis.
EliminarSí también a mí me trasmite ternura.
Un fuerte abrazo.