podéis leer lo que escribamos en el Blog de DOROTEA, quien nos dirige esta semana.
Hay tantas versiones del cuento de Cenicienta , como cenicientas existen en el mundo, desgraciadamente.
Todas las versiones me parecen tremendas y deleznables por eso hoy voy a hacer un pequeñísimo micro relato, en el que no voy a hablar de todos los sentimientos abyectos que en esas versiones se presentan: sumisión, maltrato, envidia, maldad, manipulación, interés malsano de colocar a las hijas en la más alta esfera social por medio del matrimonio, etc. etc.
Sólo me voy a fijar en la pobre Cenicienta que ni si quiera pudo conseguir con la ayuda de la magia del hada buena , que la pazgüatez del Príncipe reconociera su cara entre todas las chicas del baile y tuvo que recurrir al truco de probarle el zapato que perdió en la fiesta de Palacio, porque no tenía ni puñetera idea de cómo eran sus facciones.
Vamos si soy yo Cenicienta, le rompo el zapato de cristal en mil pedazos en la cara del Príncipe , que más que sangre azul, debía de tener sangre de horchata en las venas.
¡Manda "güevos!
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Imagen del Mar número 33
Prefiero mis chanclas a zapatitos de cristal.
Nació como un cuento para adultos y aun revisandolo para hacerlo mas "llevadero" sigue siendo una historia tremenda. Menos mal que ya no se sueña con ser princesa. Abrazucos
ResponderEliminarBuenooooo, digamos que no está tan generalizado ese sueño.
ResponderEliminarSi analizas con detenimiento la historia es una mina para los psicólogos. Lo tiene todo, maltratos físicos y verbales, traumas de todo tipo.. es increíble que ese tipo de historias hayan sido asumidas como el ideal del amor romántico :)
ResponderEliminarLo que es raro es que todos los que crecimos con esos cuentos , no estemos para el psicólogo, ¿o sí?
EliminarPor lo general, todos los llamados cuentos infantiles, de infantiles no tienen nada, aun recuerdo la asignatura de antropología en la que analizábamos los cuentos, como decid, son tremendos.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por tu comentario sabiendo tu profesión.
EliminarDesde luego,que muchísimo mejor las chanclas.
ResponderEliminarBesitos.
Sin lugar a dudas.
Eliminarella, la humilde, la sin futuro, que sólo tenía su belleza y el apoyo de un hada boba, tenía enchufe para saltarse el escalafón social de golpe y llegar a reinar en Nunca Jamás... ( existir, existe )
ResponderEliminarY tanto que sí.
Eliminarjajaja, nadie analizó el tema como vos, Tracy! Qué príncipe de morondanga! jajaja, un abrazote!
ResponderEliminarJajajaj no había oído nunca esa palabra.
EliminarJaja excelentes conclusiones! Un abrazo, Tracy
ResponderEliminarGracias Neo por apoyarme.
EliminarMuy bien hecho, que es eso para ser feliz debes de casarte con un príncipe que conociste una sola noche.
ResponderEliminarSaludos
... y que para colmo no se acordaba de tu cara.
EliminarUn cuento para adultos
ResponderEliminarEscrito para gente de ese entonces
Igual que el Genesis en la biblia
Que para la gente como nosotros
Nos parece una bobería
Besos
Chaly
EliminarTe has llevado el premio al mejor comentario
La mayoría de los cuentos forman parte de la literatura moralizante... Aunque este tal vez dibujaba un retrato social más o menos ajustado de la época, excepto el final... con lo del príncipe y el zapato... creo que el final que le has puesto tú está más ajustado a la reacción normal de Cenicienta en esas circunstancias...
ResponderEliminarLas chanclas son más seguras, si se rompen no te cortas con ellas, con los zapatos de cristal, si se rompen, puede que tengas unos cuantos puntos de costura asegurados...
Abrazo
Mira en lo de los cristales no me había fijado yo. ¡Qué pocas luces tenía el hada buena!
EliminarEstamos de acuerdo con tu indignación. La definición de "pazgüatez" para describir al príncipe me ha encantando, aunque Cenicienta también tenía un poco de eso. No debemos guiarnos por las versiones de Disney, que han hecho mucho daño. Muchos de esos cuentos originales, aunque son más crueles que sus versiones, tienen en ocasiones más verdad. Eso sí, el papel de la mujer en ellos ya es un anacronismo ahora ... o eso espero! Saludos!
ResponderEliminarNo sé si esa palabra existe o me la he inventado yo, en medio de mi cabreo, pero me gusta. Jajajaja
EliminarEl príncipe un lelo... es que la realeza, tanto casarse entre ellos.... al final acaban tarados.
ResponderEliminarAsí es.
EliminarBueno, hay muchos príncipes "Pasmaos", y así les va a las escritoras de cuentos.
ResponderEliminarUn abrazo
Jajajaaja
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs nuestro pasado y cada cual lo habrá vivido de una manera y somos el resultado de él y como tal lo aceptamos.
EliminarBesos
Nunca podría estar más de acuerdo contigo ... y sí "¡Manda "güevos! "
ResponderEliminarBien Enrique.
EliminarJolinn Tracy ¡como has entrado en septiembre!. Parece que te hayas engordado 300 grms...
ResponderEliminarLos cuentos crueles para ños niños son para que se vayan curtiendo para lo que viene luego. Cada cosa tiene su tiempo. Esta bien que los conozcan, pero explicando a la vez los anacronismos
Abrazzzo
Jajajaja, los 300 grs, los ha engordado mi querido Emilio, yo habré engordado....30 kg, por lo menos. Como el pesarme no esté entre mis prioridades...
EliminarLo genial de tu relato es que suena, amiga, escribes con una indignada entonación que no deja dudas...
ResponderEliminarAbrazos hasta vos... y gracias de nuevo por tus fotografías.
PD. Tal vez mis comentarios estén yendo a tu casilla de spam. Blogger mediante...
¿Por qué dices lo de los comentarios?, no he echado en falta ninguno tuyo.
EliminarPor las fotos no me tienes que dar las gracias, ya te dije que era un honor, que sean objeto de tus palabras. A ver si tengo tiempo y las subo a mi blog.
Un abrazo
Me ha encantado tu micro, sobretodo el final, que chispa.
ResponderEliminarUn abrazo Tracy.
Me alegro mucho Dakota
EliminarMe gusta mas tu versión del cuento que la original, jaja
ResponderEliminarMolts petons
Lo imaginaba.
EliminarSi Sra. totalmente de acuerdo en todo tu relato incluido, él manda "güevos" 😂. De ciertos temas antiguos y anacrónicos, las bibliotecas están llenas por desgracia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esperemos que, aunque lentamente, la cosa vaya cambiando
EliminarJo, ¡qué carácter, Tracy!
ResponderEliminarYo tenía escrita una reinvención del cuento desde hace tiempo. Como he visto tu convocatoria, se la he puesto a Dorotea por si le sirve y quiere enlazarla.
No, si te parece voy a reírle la gracia.
EliminarMe alegro muchísimo de que hayas participado en el Jueveando, aún no lo he visto, lo haré en el finde, pero estoy deseando.
Besos
Los conocí en edad adulta y siempre me parecieron tremendos, también prefiero sandalias
ResponderEliminarAbrazo
¡Chica lista!
EliminarQuizas por el maquillaje.... ya saben en tik tok las chicas se transforman y quedan irreconocibles
ResponderEliminarNo creo que en aquellos tiempos hubiera los exagerados maquillajes que hay ahora.
EliminarHa quedado de lo más sonora tu interpretación del cuento.
ResponderEliminarDigamos clarinete.
Besos.
Jajajaj Clarinete... clarinete...
EliminarCompletamente de acuerdo, Tracy...el zapatito de cristal le podía venir bien a cualquier chica, pero la cara es fundamental y el príncipe si era sensible e inteligente no podía olvidar. Asi que lanzo contigo el zapato al olvido, fue una solemne tontería, je,je.
ResponderEliminarMe alegro de encontrarte de nuevo con tu buen ánimo y buen humor.
Mi abrazo entrañable y admirado siempre.
Gracias Mª Jesús, me alegro mucho de tenerte por aquí, espero que tanto tú como esos encuentros literarios en los que has estado.
EliminarBesitos muchos, guapa.
Al ver la obsesión que tenía mi prima de las princesas y su final feliz, me dio urticaria y preferí dejarlas a un lado, ahora ella sigue con sus sueños vagos y yo voy pa'lante
ResponderEliminarAbrazo
Eso está bien, siempre palante, para detrás ni para tomar impulso
EliminarEse cuento me traumatizó... un hada que no era un hada guapa, y que además te ponía tope pa llegar a casa, y te ponía zapatos de cristal con los que te podías cortar los pies, un moño horrible y un vestidito que ni te cuento... en fin. Aunque con Dumbo y Bambi lo pasé peor.
ResponderEliminarBss sin cuentos, preciosa.