ESTABA LOCA POR IR AL CINE

y he tenido suerte porque he visto una película que me ha encantado.

Es una comedia dramática y romántica  que tiene como protagonista a la música que es el hilo conductor de las historias que se tejen a través de ella.
Me ha encantado conocer a Mark Ruffalo, que hace un papel impecable como director discográfico, que está pasando una mala racha en su vida profesional, hasta que oye cantar en un bareto

 a Keira Knightley que le devuelve la esperanza en nuevos intérpretes. Impagable la secuencia en la que ella está cantando en solitario y él va imaginando los arreglos que le metería a la canción para que sonara más atrayente y esto se refleja en la pantalla con animación en los instrumentos que van tocando solos.

Al final deciden hacer un disco con canciones de ella, acompañada por músicos callejeros en lugares emblemáticos de NY,

 Resultó ser un éxito y un palo para las discográficas al ser vendido por internet a un dólar que es justo lo que ella, la autora, se llevaría descontando la parte de la discográfica si hubiera firmado con ella.

Una música que a mí me pareció excelente y un argumento original y bien desarrollado que además aprovecha para hacer la denuncia de las ganancias que se llevan las casas discográficas, mientras los músicos y los autores perciben una cantidad irrisoria.
Lo de siempre... ¡vaya!