JUEVEANDO EN SÁBADO CON LAS IMÁGENES

que nos ha dado Demi, para que elijamos entre ellas y montemos un relato sobre lo que nos inspire.

Estos relatos los podréis leer en el blog de Demi

TRES  ERAN  TRES

Eran trillizas y no se separaron jamás: juntas fueron a la misma clase dentro del mismo colegio y juntas decidieron presentarse a unas plazas para trabajar como azafatas de vuelo en la misma compañía, donde tuvieron que batallar con uñas y dientes para que 
las mantuvieran a las tres de servicio en el mismo vuelo.
Las llamaban "las hermanas eco" porque siempre hablaba una y las otras se limitaban a repetir la palabra final que la primera había dicho, esto que parecía ser un handicap para mantenerlas unidas, a la larga resultó ser  un valor añadido pues triplicaba el efecto de amabilidad, tan importante a tener en cuenta en este tipo de trabajo y a los pasajeros se les veía cara de satisfacción cuando "las eco" les decían:
- Buenos días que tenga un feliz vuelo.
- Eso... feliz vuelo.
- feliz vuelo.
A la hora de explicar al pasaje las instrucciones para usar el equipo de emergencia en caso de accidente, las tres gesticulaban al unísono como si estuvieran programadas para ello.
Si algún pasajero solicitaba sus servicios, las tres acudían diligentes:
- ¿Qué desea el señor?
- Eso... ¿el Señor?
-  ¿Señor?
- Deseo una manta, tengo un poco frío.
- Enseguida se la traigo Señor
-Eso... la traigo Señor
- Señor
Entre el pasaje eran objeto de risas y comentarios pero estaban tan entretenidos con ellas que los vuelos les resultaban cortos desde que oían:
- Abróchense los cinturones que vamos a despegar.
-Eso... a despegar
-  despegar.
Hasta que volvían a oír:
- Abrochense los cinturones, comenzamos las maniobras de descenso.
- Eso... de descenso.
- descenso
 A la salida del avión, los pasajeros pedían hacerse una foto con ellas y "las eco" respondían amablemente:
- Por supuesto, faltaría más.
- Eso... faltaría más.
- Más.
Pronto se corrió la voz, de este hecho insólito y los vuelos en los que "las eco" estaban de servicio, siempre iban completos. 
Un día aciago hubo una terrible tormenta durante el vuelo  y "las eco" intentaron tranquilizar al pasaje:
- Señores pasajeros, ¡permanezcan tranquilos, no hay peligro de alarma!
- Eso... ¡peligro de alarma!
- ¡Alarma!
Se armó tal revuelo en el avión que no se sabe si fue por la tormenta, las turbulencias o por el jaleo que formaron los pasajeros, chillando de un lugar a otro, la causa de que el piloto hiciera un aterrizaje forzoso en el que sólo se oían las voces disparatadas y nerviosas de "las ecos":
- ¡Protéjanse la cabeza, evacuamos!
- Eso, ¡evacuamos la cabeza!
- ¡¡¡fuera la cabeza!!!

- Colorín colorado este cuento se ha terminado.
- Eso terminado...
-Terminado...