Como siempre a ultimísima hora, pero no fallo y eso es lo importante.
Para este tema , Gin ha hecho su particular homenaje a Purificación Campos Sánchez (Bcn 1937- 2019), una de las dibujantes más conocidas del cómic de nuestro país, y a su protagonista Esther.
Me uno a su homenaje y elijo uno de los muchos dibujos que Gin nos ha dado de ella.
Me estoy viendo a mí misma adolescente, en el dibujo de Esther: con ese camisón tan mono de tiras bordadas, cuyos tirantes se anudaban con un lazo en el hombro, sentada cómodamente en mi cama escribiendo mi Diario y pensado como describir mis días, por si lo perdía, que nadie se enterara de los secretos tan tremendamente importantes que yo guardaba en él.
El diario era un vademecum, de las hazañas que hacíamos las niñas y los niños de mi pandilla y los enredos que montábamos para llegar más tarde a casa o irnos a bañar en las siestas tórridas del verano, mientras que nuestros padres creían que estábamos en casa de alguien de la charpa
Eran amistades endogámicas porque los que nos juntábamos éramos hermanos, primos y vecinos, lo que quería decir que estábamos controlados en nuestra adolescencia por nosotros mismos.Pero eso que tanto temía... sucedió, me cogió una monja del colegio el Diario y se lo dio a mi madre, menos mal que mi madre era más moderna de lo que correspondía a la época y la cosa quedó en tablas, pero se enteró que estaba enamoradísima de Juanito. el hermano de mi amiga Le lao compañera del cole, cuyos padres eran amigos de los míos. En fin que las dos familias hicieron sus comentarios, cosa que a él y a mí, nos ponía de los nervios, la cosa fue a más hasta el punto de que mi abuela tomó cartas en el asunto y le dijo a mi madre, delante de mí:
- A ver si la cosa progresa y tengo una bisnieta con mi nombre.
Me callé porque no me interesaba estar a mal con ella, que era la que intercedía para que me levantaran todos los castigos que me ponían , que no eran pocos. Mi padre le decía "la abogada de causas perdidas". Realmente lo era y lo fue hasta que se marchó a cuidarme desde la otra orilla.
¡Qué tiempos aquellos!
¡Qué no daría yo por empezar de nuevo!, como canta Rocío Jurado
Cuanto juego han dado las historietas de Esther, mi hermana copiaba sus vestidos y los coloreaba para mis recortables, Chema es el mayor fan. Has tejido una historia muy chula, un placer leerla.
ResponderEliminarA mí también me pillaron el diario... todavía me acuerdo....
ResponderEliminarLeerte es revivir todas esas peripecias emocionales que nos inundaban e inquietaban en tan hermosa y, algunas veces, conflictiva adolescencia.
ResponderEliminarEsos grupos de amistades en los que, como bien has relatado, había un popurrí de parentescos que aún los hacía más divertidos y extraordinarios.
Y, como no podía faltar, la figura de esa abuela pendiente y consejera de todo. Aquella que arropaba e incluso era cómplice, muchas veces, de inconfesables secretos.
Me ha encantado, mi querida Tracy.
Como siempre, un placer leerte y contar con tu valiosa compañía.
Gracias, y mil veces gracias 🙏
(Voy a dejar deberes para el próximo reto que será, julio y agosto, para quien desee participar. Dos meses de descanso. Volveremos en septiembre, seguro, con energías renovadas 🤩).
Abrazos y cariños enormes, y ¡muy feliz verano! 🌊🌞🥰💙
Que linda historia es imaginarte en esa etapa de la adolescencia.
ResponderEliminarVolver a ella no solo sería preciso sino volver a ver a los que vaya no están presentes material, pero si en la mente.
Un 🙋😘
Ésos diarios eran peligrosos, a mi e lo pilló una amiga que estaba loca y me lo tuvo secuestrado varios días.
ResponderEliminarLos diarios eran cosas muy secretas, muchas veces inocentes, pero imprescindibles guardarlos para que nadie los viera! Tu aventura salió bien, las abuelas siempre nos cuidan, un abrazote Tracy!
ResponderEliminarOlá, querida amiga Tracy!
ResponderEliminarTive diário também e me lembro a luta que era para que a mãe não encontrasse.
Eu também não daria conta de viver a tensão da adolescência.
Tive uma avó muito minha amiga também.
Tenha uma nova semana abençoada!
Beijinhos fraternos
Buenos tiempos nos describes. ¡Era otra época!
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