jueves, 3 de diciembre de 2009

SABOR,,,SABOR...


A mar, a salitre, a sol, a tiempo libre...
El espeto es todo un icono de la costa malagueña.
Alrededor suyo existe todo un ritual que empieza cuando dice el camarero:
- Dos espetos, marchando.
Es un arte asar espetos. Comienza en el momento de ensartar las sardinas en la caña y continua sabiendo controlar el fuego teniendo en cuenta la dirección que toma el viento, por último hay que saber echarles la sal en el momento adecuado.
No es fácil asar unas humildes sardinas.
El olor a leña de encina mezclado con el del mar aderezan el aire para recibir al apetitoso plato.
Una vez que las sardinas llegan a la mesa o a la barra del chiringuito sus plateados cuerpos nos incitan a que las tomemos con nuestras manos, con cuidado, para no romperlas.
Sabor...sabor...¡Esto es vida!

2 comentarios:

  1. Hummm! Me has traladado a la orilla del Mediterráneo malagueño...

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  2. je.
    por lo que veo esto de la gestión gastronómico - cultural se remonta a tus orígenes blogueros...

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