A raíz de ver una exposición en Málaga sobre fotografías de personas que están padeciendo las secuelas de la Polio, José Vicente nos ha dado una serie de fotos de las que elegiremos una para escribir la historia que se nos ocurra sobre ella.
Las podréis leer aquí
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ROSTROS DE LA POLIO
María peina ya canas.
Canas salidas al socaire de su enfermedad y de sus recuerdos.
Una y otra vez rememora los años pasados con la insustituible compañía de su inseparable muleta. Al principio la odiaba sobretodo en su paso de niña a mujer cuando las muchachitas del pueblo empezaban a estar en edad de merecer, como decían los ancianos del lugar sentados a las puertas de sus casas.
Hasta ese momento era una niña que había crecido unida a esos malditos hierros, los veía como algo inherente a su edad.
Eran tantos los niños que los usaban que casi los que se sentían extraños eran los que no habían padecido la Polio y no podían lucir esas botas negras que pasados los primeros años infantiles fueron su tortura y el origen de todos sus complejos juveniles.
Canas salidas al socaire de su enfermedad y de sus recuerdos.
Una y otra vez rememora los años pasados con la insustituible compañía de su inseparable muleta. Al principio la odiaba sobretodo en su paso de niña a mujer cuando las muchachitas del pueblo empezaban a estar en edad de merecer, como decían los ancianos del lugar sentados a las puertas de sus casas.
Hasta ese momento era una niña que había crecido unida a esos malditos hierros, los veía como algo inherente a su edad.
Eran tantos los niños que los usaban que casi los que se sentían extraños eran los que no habían padecido la Polio y no podían lucir esas botas negras que pasados los primeros años infantiles fueron su tortura y el origen de todos sus complejos juveniles.
Ahora, con el paso del tiempo y ya cercana a su vejez, comprende que no todo en la vida era lucir bonitos zapatos de tacón, que tenía más valor el haber tenido a su lado a una persona y entre los dos haber compartido las terribles consecuencias de la enfermedad, refugiándose uno en el otro y sacando adelante una familia numerosa que ahora había aumentado con los nietos,
Pero ahí estaba ella, sacando fuerza de los recuerdos para preparar la mejor tortilla de papas que nadie superaba y que era vitoreada por todos cuando la echaba por los aires y la recogía con la misma mano que se apoyaba en la muleta.
Pero ahí estaba ella, sacando fuerza de los recuerdos para preparar la mejor tortilla de papas que nadie superaba y que era vitoreada por todos cuando la echaba por los aires y la recogía con la misma mano que se apoyaba en la muleta.
Yernos y nueras la llamaban "Tortilla Puerta Gayola".
¡¡¡Ole, ole, y ole!!!
Visto con perspectiva optimista es menos duro, pero ha tenido que serlo. Un relato creíble y fluido. Un aplauso y un abrazo
ResponderEliminarFuera Complejos y venga esa tortilla.
ResponderEliminarEso se le llama superación.
manolo
Mi admiración para ella.
ResponderEliminarQue fortaleza...
Besos.
Sólo me queda unirme al coro:
ResponderEliminar¡¡¡Ole, ole, y ole!!!
Desde luego la fuerza de superación en muchas personas es alucinante...un beso desde Murcia...
ResponderEliminarHay que ser positivo y sacar fuerza de la flaqueza.
ResponderEliminarSalu2, Tracy.
Ole, ole y ole por la protagonista de tu relato y por ti, porque has narrado una vida desde la infancia de un modo único, con detalles, con momentos, y ese gran final de tortilla al vuelo genial...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Tracy!!
Besines...
Muy emotivas las imágenes, Besos.
ResponderEliminarOle por ella y por cada una de las personas que luchan a diario contra las adversidades de la enfermedad.
ResponderEliminarBesos
Una terrible enfermedad que afecta a mucha gente, a mi me dan cosa los pobrecitos niños a los que perjudica su desarrollo normal, en sus juegos, su alegría, una pena...
ResponderEliminarBesos y salud
Solo paso a decirte que estoy de vacaciones hasta septiembre.
ResponderEliminarQue pases un buen verano.
Un abrazo
Sor. Cecilia
Pienso que los dones y los defectos siempre están repartidos y que cada cual ha de tirar hacia adelante con los suyos.
ResponderEliminarBrava María por esa fuerza y valor para encarar la dura vida que le ha tocado vivir.
ResponderEliminarBonito relato Tracy.
Un beso.
Afán de superación a base de cojones. Muy bueno eso de la "Tortilla Puerta Gayola" tirando mano del argot taurino". Pero ojo con estás expresiones y los "Anti", jajaja. Bien como seguro que no saben lo que es, no pasa nada.
ResponderEliminarBesos.
Olééééé ...
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un beso fuerte.
La belleza está en el alma!
EliminarBesos,Tracy!
Un ejemplo de superación. saludos
ResponderEliminarMientras más limitaciones, menos limitaciones. Bravo por tu historia, por el personaje elegido y por mi querido José Vicente, que hoy marcó la pauta y que está firme y firme libros!
ResponderEliminar¡Un beso especial! y un abrazo para tres.
Que rica que debe de estar esa tortilla lanzada a "Puerta Gayola", se me hace la boca agua de pensarlo, jaja. Muy bueno tu relato Tracy. Comienza de un modo duro y hasta áspero con esas polio cebándose en los niños y cargádolos de complejos, con esas botazas negras, los hierros y las muletas malditas. Pero le has dado la vuelta a la tortilla, como María y has dado un final sorprendente y muy optimista. Genial!!!
ResponderEliminarUn abrazo y muchas gracias por participar
Es admirable, cómo una persona puede sacar tanta fuerza de su desgracia.
ResponderEliminarLas cosas triviales, no le importa, pero
se contenta con transmitir un mensaje de conformidad y alegría.
Debemos de aprende mucho es estas personas.
Abrazos.
Ha sido un relato emocionante, demostrando que las adversidades se pueden superar. Besos.
ResponderEliminarTodo un ejemplo Tracy. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias a todos y a todas por venir a subrayar algo en lo que estamos de acuerdo: abnegación, fortaleza, superación y algo muy difícil como es el encarar los hechos duros de la enfermedad con valentía y humor, llegando a ser felices.
ResponderEliminarDesde aquí aúno vuestros comentarios y con ellos , en vuestro nombre y en el mío, les ofrezco el mejor homenaje que se les pueda ofrecer que es el del cariño y la admiración.
Un beso a tod@s.
Lástima es querida Tracy el tener que llegar a mayor para abrir los ojos
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Tracy, una historia muy bonita. En la vida hay que superar montones de cosas que se nos van presentando. Ole por la señora y por tantas personas que superaron esto de la poleo. Afortunadamente ya se erradicó porque debía de ser muy duro crecer ya con muletas y tener esos dolores horribles.
ResponderEliminarMuy bien contada la historia.
Saludos y abrazos
Me ha encantado esta historia Tracy, la manera en que está narrada, y sobre todo eso de sentir al leerlo que todo se puede superar si hay ganas de vivir y ser feliz.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Como siempre, la belleza de las personas está en su interior aunque en este mundo tan liviano solo parece importar el aspecto físico. Al final esa belleza permanece y solo es cuestión de tiempo que se descubra.
ResponderEliminarUna bonita historia de superación y amor y de enriquecimiento personal y colectivo.
Un abrazo Tracy.
Semejante afán de superación como el que tu cuentas... merece una ovación...es otra lección de vida y de construirla desde el optimismo....tanto que dan ganas de probar de esa tortilla tan vital..
ResponderEliminarun besote
La belleza del alma a veces nada tiene que ver con la del cuerpo. Y la fortaleza es belleza de la buena.
ResponderEliminarHermosa María, bello relato......buena tortilla .....y que superación al infortunio
ResponderEliminarMe encantó!!!
Un abrazo
El amor está muy por encima de enfermedades, es algo más grande que un cuerpo bonito, y tu relato lo demuestra :)
ResponderEliminarMe ha encantado
Muchos besos
En el caso de mi tía -esa que cuento en mi entrada- también se dio una inusual afición por los zapatos. Le era difícil encontrar unos que le calzasen pero siempre andaba fijándose en los que la gente usaba.
ResponderEliminarEntrañable relato.
Un abrazo
Me gustó esa mirada optimista, y es que las personas que pasan por las verdaderas "tragedias" nos enseñan lo que es la fuerza y el no dejarse vencer.
ResponderEliminarUn beso.
Una mujer que a pesar de las dificultades de la vida, ha sabido salir adelante.
ResponderEliminarUn abrazo
Otra madre coraje.
ResponderEliminarBien por ella.
Y olé.
Bss, linda.
Un punto de vista optimista a pesar de todas las limitaciones físicas, admirable modelo de superar lo que te ha tocado vivir. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJajaja... qué final más torero!! Lo que no me explico es cómo podía darle la vuelta a la tortilla con la misma mano que apoyaba en su muleta... ;)
ResponderEliminarGracias por el relato!
Besos
Eso sí que es darle la vuelta a la tortilla. Un relato muy cercano y emocionante.
ResponderEliminarBesos
Y salida a hombros por la puerta grande... ¡Todos lo merecen!
ResponderEliminarExcelente relato que evidencia una actitud, que seguramente sólo se entiende desde la propia enfermedad. De todos y cada uno de ellos se aprende a vivir.
Besos
Un final sorprendente, cotidiano....porque en el fondo lo importante es lo que perdura, el dia a dia. Los zapatos altos no son lo mas importante porque estos no perduran...
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