Basada en el poemario que hizo el poeta cuando fue a dar unas conferencias a NY y que le sirvieron como pretexto para salir del clima asfixiante que se vivía aquí.
Allí se enamoró del jazz, lo que dió pié para poner una banda sonora fantástica a la obra, con un saxo que fué una delicia escucharlo en vivo y en directo.
Fue lo mejor de la puesta en escena el bálsamo que la suavizó porque el resto era lúgubre y sombrío, como correspondía al texto y a los videos reales de todas las injusticias que el poeta se encontró en aquellas tierras:
El feroz capitalismo, la voraz industrialización de la vida moderna, el trato a la minoría negra... En una palabra la deshumanización existente.
El saxo era el único que te hacía volar de la atmósfera que se estaba viendo en escena
No sé si estábamos preparados para ver tanta barbaridad como se veía en la gran pantalla que presidía el escenario y corroboraron el texto que iban narrando los actores.
Estamos en pleno apogeo de la deshumanización... da miedo.
ResponderEliminarLa barbaridad de Lorca es la brutalidad de una España que no debemos olvidar, por más que algunos anden empeñados en repetirla.
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