JUEVEANDO CON UNA PROPUESTA ALOCADA

Mª José nos conduce después de algún tiempo sin hacerlo con una propuesta alocada: nos ha dado varias imágenes y varias frases, nuestro cometido es elegir una imagen y una frase para escribir lo que nos sugiera. Aquí, nos podéis leer.

Mi elección:

 "Acudió a su encuentro al amanecer"

Como todas las tardes, a la hora que el sol se perdía por las últimas colinas tiñendo los cielos de rojos anaranjados, ella aparecía  por la punta del espigón quedando iluminada por la claridad plateada de la luna. 
Con un andar acompasado al monótono sonido de las olas,  cruzaba la playa de parte a parte y se perdía de vista justo cuando llegaba al otro espigón.
Debió ser una mujer elegante, pues no perdía la prestancia incluso con esa falda raída que le llegaba a los pies  y esa chaqueta mugrienta de hilo con corte masculino que nada tenían que ver con aquellos calcetines desenfadados y los zapatos de tela bordada que para nada coordinaban con la estación del año en que se encontraba.
Siempre repetía el mismo ritual: antes de pisar la arena se sentaba en una de las rocas del espigón y,  como si de una liturgia se tratara, en un pícaro ademán de coquetería, se arreglaba el pelo en un despeinado moño y con la sonrisa aflorando a su semblante, se despojaba de  medias y zapatos con una sensualidad impropia de su edad y de su condición de enajenada mental. 
Una vez que había metido  los calcetines dentro de los zapatos,  los sostenía  con los dedos de una mano, mientras que con los dedos de la otra se recogía, con inusitado esmero, la  larga falda para que el agua del mar no se la mojase. 
Estaba preparada para comenzar su paseo diario por la orilla del mar con pasos unas veces alegres, otras pausados, hacia adelante o hacia atrás, como si jugara a ser pillada y a pillar con el festón de espuma que ribeteaba la orilla
Era un momento sublime que los más rezagados en abandonar la playa, no dejaban de contemplar absortos en ese juego erótico-festivo que ella inconscientemente le ofrecía a aquel amante de su juventud, hoy convertido en imaginario, y que sería el preludio de los encuentros furtivos que tenían al amanecer. 
Nunca nadie los presenció cuando eran reales, y ahora que son soñados mucho menos. 
Quienes observan el paseo  de "la señora", como la llaman, se conforman con disfrutar de esos momentos que ella sin saberlo les regala todos los días al anochecer y en agradecimiento, ellos respetan la privacidad de sus amanecidas  que, según dicen los viejos del lugar, están hechas de deseos interrumpidos en el tiempo y de cantos de caracolas y sirenas bajo un cielo tachonado de estrellas.
¿Realidad? ¿Fantasía?
 Luna y Mar fraguan compañeros muy especiales de camino.