JUEVEANDO CON "ESE SER HUMANO"

Nos dirige Cecy, en https://deshojandorelatos.blogspot.com/2024/07/convocatoria-18-de-julio-este-jueves-un.html  podéis leer a esos seres humanos que citamos.

La verdad es que podría haber escogido a alguno de mis familiares más directos, pero he preferido no ser tan endogámica y optar por alguien de nuestra época, que fuera conocido por todos, para demostrar que también en la actualidad se han dado personas para ser admiradas por su coherencia y buen hacer.

Julio Anguita

No sé si el hecho de estar en Fuengirola, lugar donde nació, me lo ha traído como referente del tema de este jueves "ESE SER HUMANO", o simplemente ha sido el leitmotiv que me ha hecho escribir sobre la admiración que le tengo como persona, profesor, político, orador, ideólogo, compañero y amigo.

De él se ha escrito hasta la saciedad por personas más preparadas que yo en todos los terrenos, sólo lo traigo aquí como "Ese ser humano" que me ha hecho admirarlo desde el momento que lo conocí por su coherencia política, su lucidez, su discurso brillante a la vez que pedagógico, su clarividencia al analizar de devenir político...

Ha sido un político respetado por todo tipo de  personas aunque  tuvieran opiniones opuestas a las suyas. Su famoso "¡Programa, programa, programa!" hacía que quien subiera a la palestra, debería tener un programa para enfrentarlo con el suyo del que conocía todos su vericuetos.

Enamorado de Córdoba, su ciudad aunque no fuera la de su nacimiento, sentía por ella un amor inmenso, además de ser esencial para él, aquella "Córdoba lejana y sola" de Federico.

Sus paseos solitarios por la noche cordobesa, le servían para recargar pilas entre viaje y viaje cuando se tenía que ausentar por motivos de trabajo. 

La Judería, la Corredera y otros barrios cordobeses eran el escenario común por donde se le podía ver pasear en soledad o con amigos conversando afablemente  bajo la magia que irradian los muros de la Mezquita o los arcos de La corredera, en esas noches que el azahar pone el perfume que  envuelve las palabras.

De "ese ser humano" admiro su entereza encomiable, cuando la guerra le arrebató a su hijo Julio y pronunció aquella frase "malditas sean las guerras y los canallas que las hacen" 

Aquellos días estuve en su casa, no sólo era amiga de él, sino de su primera mujer, además  su hijo y mi hija fueron compañeros y amigos desde el instituto. No se me olvida su cara y sus palabras al darle mi condolencia: 

- "Mujer, te lo agradezco"

Me removió por dentro, no sólo por su actitud serena pero a a vez de rabia contenida, sino por la forma doctrinal de decirlo.

En el diálogo coloquial, pronunciaba mucho y de una manera muy especial la palabra "mujer".

Las veces que la escuché la interpreté como si tuviera un tono mesiánico, sin duda proveniente de la educación religiosa que tuvo en su juventud y que a mí me recordaba a las veces que en el Evangelio, se dirige Jesús a su madre llamándola "mujer".

 Infundía respeto reverencial por nuestro género, dándonos nuestro sitio.

Cuando salió elegido Alcalde de Córdoba, al darle le enhorabuena, también salió la palabra: 

- "Mujer " ha sido un triunfo de todos y todas.

Tras su aspecto, que muchos tachaban de arrogante, se encontraba un ser humano modesto y solidario que infundía confianza  en su contundencia, como aquel día que mi hija y su hijo tenían que ir a Madrid a resolver algo en la Facultad y no encontraron billete de tren y se ofreció a llevarlos él.

Al decirle yo que no corriera, me dijo:

- "Mujer" no tengas miedo.

Bueno, pues me tranquilizó con esas cuatro palabras, tal era el tono evangélico  con el que las pronunciaba, que te lo creías.

Al final se resolvió sin viajar a Madrid, pero el hecho fue su generosidad y sobre todo mi confianza absoluta en él, porque lo veía convencido de sus palabras, aunque tanto él como yo sabíamos que "no se podía luchar contra los elementos"

Y "los elementos" se lo llevaron demasiado pronto y no pudo hacer nada por evitarlo.