Este jueves Doro nos propone escribir algo real o ficticio, cuento o relato, prosa o verso, gracioso o serio que sirva de homenaje a farmacias y farmaceúticos que siempre están atentos a atendernos cuando los necesitamos.
Podéis leernos en el blog de Doro
El BOTICARIO
Desde pequeño cuando le preguntaban qué sería de mayor, la respuesta era rápida: Boticario.
Enseguida venía la repregunta: ¿Querrás decir farmaceútico, no?
Él pensaba que boticario era el que estudiaba para hacer los preparados y el farmaceútico era quien los vendía.
Y llevaba parte de razón
Siempre disfrutaba cuando le encargaban hacer una fórmula, aunque por desgracia cada vez era más difícil que las recetaran los médicos.
Entendía la profesión como una actitud de servicio, a la que se entregó en cuerpo y alma, hasta la víspera de su fallecimiento.
Sólo protestaba por el papeleo que generaba la botica y la burocratización a la que se había llegado. Por lo demás,
la Botica era su vida, junto a la población del barrio en la que estaba ubicada. Los vecinos lo respetaron, muy de agradecer con la conflictividad que reinaba en las barriadas colindantes: sólo le asaltaron la Farmacia una vez, siendo recién llegado al barrio, me imagino, conociendo el percal, que fué un pulso que le echaron para medir sus fuerzas y salió victorioso incluso con los que iban a pedir jeringuillas, en un estado lamentable a las cuatro de la madrugada, en noches de guardia.
Conociéndolo no sé cómo no se decidió a escribir las anécdotas que le ocurrieron a la largo de su ejercicio, recuerdo aquella matriarca de una saga muy conocida en la barriada, que le dijo:
- Los "positorios" no me los des de menta que no me gustan.
- ¿Cómo????????? ¿Te lo comiste?
¡¡¡Eso se mete por el culo!!!!!!
- "Endeve el payo no decírmelo, menos mal que sólo le pegué un muerdo porque jedía a menta..."
¿Y no los tienes que no jiedan a menta?
- Si, te los van a fabricar de fresa ¡ no te jode!
El diálogo acababa en risas por ambas partes.
O la de aquella otra que le había salido un furúnculo en la ingle, su argot no lo puedo reproducir aquí, y a toda costa quería enseñárselo para que le mandará alguna pomada.
- El médico es quien te lo tiene que ver -le dijo.
- Anda... Míramelo que al médico tengo que ir con mi hombre y no se lo puedo enseñar.
- ¿Y qué quieres enseñármelo a mí para que tenga problemas con tu hombre?..... ¡¡¡Agila, al médico!!!
En fin, homenaje a los Boticarixs que siempre son el punto más cercano al paciente y en muchas ocasiones su paño de lágrimas, más aún en esos barrios difíciles en los que la empatía con sus gentes es tan importante como el título universitario.
Como decía mi hermano...
Podéis leernos en el blog de Doro
El BOTICARIO
Desde pequeño cuando le preguntaban qué sería de mayor, la respuesta era rápida: Boticario.
Enseguida venía la repregunta: ¿Querrás decir farmaceútico, no?
Él pensaba que boticario era el que estudiaba para hacer los preparados y el farmaceútico era quien los vendía.
Y llevaba parte de razón
Siempre disfrutaba cuando le encargaban hacer una fórmula, aunque por desgracia cada vez era más difícil que las recetaran los médicos.
Entendía la profesión como una actitud de servicio, a la que se entregó en cuerpo y alma, hasta la víspera de su fallecimiento.
Sólo protestaba por el papeleo que generaba la botica y la burocratización a la que se había llegado. Por lo demás,
la Botica era su vida, junto a la población del barrio en la que estaba ubicada. Los vecinos lo respetaron, muy de agradecer con la conflictividad que reinaba en las barriadas colindantes: sólo le asaltaron la Farmacia una vez, siendo recién llegado al barrio, me imagino, conociendo el percal, que fué un pulso que le echaron para medir sus fuerzas y salió victorioso incluso con los que iban a pedir jeringuillas, en un estado lamentable a las cuatro de la madrugada, en noches de guardia.
Conociéndolo no sé cómo no se decidió a escribir las anécdotas que le ocurrieron a la largo de su ejercicio, recuerdo aquella matriarca de una saga muy conocida en la barriada, que le dijo:
- Los "positorios" no me los des de menta que no me gustan.
- ¿Cómo????????? ¿Te lo comiste?
¡¡¡Eso se mete por el culo!!!!!!
- "Endeve el payo no decírmelo, menos mal que sólo le pegué un muerdo porque jedía a menta..."
¿Y no los tienes que no jiedan a menta?
- Si, te los van a fabricar de fresa ¡ no te jode!
El diálogo acababa en risas por ambas partes.
O la de aquella otra que le había salido un furúnculo en la ingle, su argot no lo puedo reproducir aquí, y a toda costa quería enseñárselo para que le mandará alguna pomada.
- El médico es quien te lo tiene que ver -le dijo.
- Anda... Míramelo que al médico tengo que ir con mi hombre y no se lo puedo enseñar.
- ¿Y qué quieres enseñármelo a mí para que tenga problemas con tu hombre?..... ¡¡¡Agila, al médico!!!
En fin, homenaje a los Boticarixs que siempre son el punto más cercano al paciente y en muchas ocasiones su paño de lágrimas, más aún en esos barrios difíciles en los que la empatía con sus gentes es tan importante como el título universitario.
Como decía mi hermano...
Lindísimo homenaje, con un humor excelente, Tracy.
ResponderEliminarUn gusto leerte en la mañana. Un abrazo
Muchas gracias, me alegro que mis letras te sirvan para encarar el día con buen humor.
EliminarAbrazos
A mí me encanta la palabra "botica" y, de resultas, "boticario". La palabra y el significado. Es más entrañable. Aún está "rebotica", esa trastienda en la que se reunían las fuerzas vivas del pueblo a darle una vuelta a los aconteceres diarios. Lo de "farmaceútico" es otra cosa. O lo mismo, pero sin esas humanas connotaciones.
ResponderEliminarBesos.
Lo has clavao Chema, estás totalmente de acuerdo conmigo y con mi hermano.
EliminarUn abrazo
Jajajjajajaa...
ResponderEliminarEn el mundo de los abogados también hay anécdotas de quién en vez de pedir un "Habeas Corpus" cuando lo ha detenido la policía, pide un "Corpus Christi", jajjajaa
Jajajajaj, me parece buenísimo, jajajajajaja
EliminarImagino que en todas las profesiones se dan estas cosas.
Unos personajes maravillosos, amigos del cliente-paciente que resuelven muchas dudas y que evitan visitas al centro medico. Aunque es cierto que ya casi ninguno prepara remedios geniales. Un abrazo
ResponderEliminarAhora las genialidades las hacen los Laboratorios Farmaceúticos, y no veas qué genialidades...
EliminarUn jueves más no solo cumples sino que haces un ejercicio para nota. bellas anécdotas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajajaja, gracias aunque creo que contigo, de buen amigo que eres, es fácil sacar buena nota.
EliminarBesos
Buenos días, es cierto que el boticario o farmacéutico como se dice hoy en día es el mas próximo al paciente, cuanto alivia ir a tu farmacia de barrio y contarle tus dolencias ..Me gusto, las anécdotas son geniales .
ResponderEliminarUn abrazo ...
Los farmaceúticos tienen todos, anécdotas para escribir un libro.
EliminarBeso fuerte
Es curioso pero a los famaceúticos se les ve como más cercanos para contarles nuestros males.
ResponderEliminarAbrazos.
Los médicos imponen más, no ya por ellos, sino por sus veredictos.
EliminarUn beso
He tenido amigos boticarios y mancebos, (uno es viejo, hasta en la terminología), que me han contado muchas y sabrosas anécdotas, que lamentablemente no son reproducibles.
ResponderEliminarEs más, yo hice la "mili" en Madrid, en la Academia de Farmacia Militar, (enchufado, naturalmente) y estuve a punto de desfilar con una aspirina, porque el mosquetón ni lo ví.
Pero esa es otra historia, que haría interminable este comentario.
He entendido, por el final, que tu hermano era farmacéutico. ¿Me equivoco?
Besos.
No te equivocas: mi hermano Nono.
EliminarSabes que el domingo hizo un año que nos dejó y cuando leí por la tarde el tema juevero, tuve claro que tenía que mi participación juevera sería homenajeándolo. Estoy segura que, donde esté, le habrá gustado ver reflejado su forma de pensar y sus andanzas, en algo escrito por su hermana, aunque yo esté triste al recordarlo.
Curioso lo de tu mili en la Real Academia de Farmacia Militar ¡qué curioso!
Un abrazo
Simpáticas anécdotas botiqueriles.
ResponderEliminarSon todas muy jugosas...
EliminarEcho de menos una columna de El Día de Córdoba donde un boticario escribía sobre sus cosas. Hace al menos cuatro o cinco años que la suspendieron y era de lo mas divertido. Lo peor es que no recuerdo el nombre.
ResponderEliminar¿Eres de córdoba o su provincia?, me había parecido por algunas cosas de tus entradas, pero esto del Día de Córdoba, casi me lo ha confirmado, sólo falta que tú lo corrobores, si quieres ¡claro está!
EliminarHola Tracy.. Magnifica anécdota, la vida esta llena de ellas, que son realidades..
ResponderEliminarUn abrazo.
Realidad pura y cruda.
EliminarParece mentira, pero casos como el del supositorio los hay en la vida real a puñaos... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Es que esas anécdotas que cuento son reales, contadas por mi hermano que era el farmaceútico o boticario, como él decía.
Eliminar¡Cuántas anécdotas no habrán salido de las boticas!A mí me encantan...¡ver todas esas estanterías antiguas llenas de frascos...!¡Qué bonitas! Cerca de donde vivía de pequeña, había una así. Iba muchas veces con mi abuela y me encantaba. Luego pusieron una farmacia de las modernas y ya no es lo mismo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu escrito.
Besos
Las farmacias antiguas son verdaderas obras de arte con maderas nobles y tarros de cerámica, son una pasada.
EliminarPrecioso homenaje. Es cierto que siempre están preparados ayudar, aconsejar y guiar.
ResponderEliminarUn saludo
Son muy cercanos a la gente del barrio que día tras día los visitan.
EliminarLos boticarios , todos tendrian anecdotas para escribir varios libros .
ResponderEliminarbesinos
Desde luego y además graciosas por lo disparatadas.
Eliminarjajajajajjajajajaja
ResponderEliminar¡¡Me has hecho reír de lo lindo con estas historias!!
Besotes
Hoy justo leí por algún lado sobre un marido que le dice a su mujer:
-Oye , Cármen... he recibido esta carta con unas balas y una carta escrita en árabe.
- Que no, tonto, esos son supositorios con la carta del médico.
Jajajaja muy bueno, la letra de los médicos... se las trae...
EliminarSe lo pasó a mi sobrina, que es boticaria.
ResponderEliminarAbrazos virtuales.
Me parece estupendo.
EliminarSi, Tracy. Puedo recordar las antiguas "boticas" de mi pueblo. El boticario parecía un mago haciendo mezclas y potingues. Tenía un halo de misterio que causaba mucho respeto. Hoy los farmaceúticos son otra cosa, se limitan a coger los productos de estanterías y cajones. Muy buen homenaje a estos "personajes" tan necesarios siempre, amiga.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo.
Las farmacias actuales no tienen nada que ver con las antiguas, aquellas eran más cercanas, te conocían por el nombre incluso.
EliminarDivertidas esas anécdotas. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Celebro que te haya gustado.
EliminarUn besito.
Buenas tardes Tracy, la verdad es que esto ya forma parte del pan nuestro de cada día. Las boticas que tenían su alquimia. Ahora las vemos con cloroformo, es decir, dormidos porque ya ni existen, practicamente.
ResponderEliminarMuy interesante tu relato y que disfrutes del resto del jueves como si tuviera las 24 horas todavía.
Un abrazo y pasa cuando quieras a recoger el premio.
Eso me ha gustado "como si tuviera las 24 horas todavía":
Eliminar¡¡¡¡ me acabas de regalar un día!!!!
Muchas gracias y muchos besos
Eso del supositorio se me ha quedado grabado en la cabeza jajajajaja
ResponderEliminarJajajajaja
EliminarAhora, por lo menos en la farmacia de mi barrio, los farmacéuticos ni buscan los medicamentos. Le dan a una tecla del ordenador y cae la cajita en una bandeja. La rebotica es una almacén robotizado inteligente.
ResponderEliminarY que me dices de los buenos boticarios que eran los únicos que entendían la letra de los médicos?
Un abrazo
Sí lo de las medicinas que bajan por un tobogán está a la orden del día, jajajajaja
EliminarSiempre frescos son tus textos, Tracy, se devoran con facilidad, como un arroz en costra, o una dorada a la sal. No cansan, no repiten, solo dan felicidad.
ResponderEliminarDe ese tipo de ralatos, como el tuyo de hoy, ando siempre con ganas de devorarlos, es un alimento necesario para quien gusta de ellos como yo, cuasi igual que del arroz y la dorada.
Feliz tarde, querida Tracy.
Jajajaja, mira que original, nunca me habían comparado mis textos con una dorada a la sal, jajajaja me encanta, la dorada a la sal y tu ocurrencia.
EliminarMuy agradecida querido Enrique.
Como siempre un gran relato y ademas con el toque de humor que te caracteriza para contarlo.
ResponderEliminarMuchos besos Tracy
Muchas gracias y muchos besos.
EliminarMe lo he pasado genial leyendo este entretenido relato. Muy bueno.
ResponderEliminarUn saludo
Me alegro mucho y muy agradecida por tu calificación.
EliminarUn abrazo
De niña tuve muy cerca una botica...y hasta su olor lo recuerdo con nostalgia...precioso homenaje a los boticarios de corazón...qué cantidad de historias podrían contar...
ResponderEliminarUn beso
Es verdad lo que dices, hasta el olor era especial y agradable...
EliminarBesos
Fantástico homenaje les has hecho, querida Tracy. Con la frescura y ese toque de humor, que no falto de realismo, que te caracteriza. Un placer!
ResponderEliminarAbrazos enormes, y muy feliz noche 💙
El placer es que vengas tú a leerme.
EliminarMuchas gracias y muchos besos
Jajajaja... Están muy buenos.
ResponderEliminarBesos.
Jaaaaaaaaaaa... Me encantó lo del supositorio.
ResponderEliminarBesitos.
"El positrio", niña, "el positorio"
EliminarBesos
Muy bueno, pero cuánta imaginación Tracy, felicitaciones.
ResponderEliminarBesos grandes al alma y sigue creando cuentos que te va muy bien.
En este caso no es imaginación, es realidad.
EliminarBesos
jajajjaaj a mi esto me pasa continuamente... y solo puedo reír.
ResponderEliminarBesos.
O sea que tienes la risa asegurada a diario: eres una chica afortunada.
EliminarY es que un boticario debe tener anécdotas para dar y regalar y más si trabaja en determinados barrios. Besos.
ResponderEliminarSobretodo en determinados barrios, jajajajaja
Eliminarjeje divertidas anécdotas para homenajear a quienes saben de remedios y de penas! Un abrazo
ResponderEliminarSon los que viven el día a día más penoso de sus vecinos-clientes.
EliminarTienes razón, hay cosas que deberían quedar escritas, me gustó tu relato, recordé algo que tenía olvidado
ResponderEliminarAbrazo
No sabes lo que me alegro porque parece que lo que recordaste es bueno ¿no? ¡ojalá sea así!
EliminarHola Tracy, jajajaja, me he reído un montón. La verdad que antes los boticarios eran como magos que preparaban brebajes para cualquier enfermedad o herida. Ahora las farmacias son diferentes piden medicinas y te las dan envasadas.
ResponderEliminarMuy buen homenaje a tu hermano.
Abrazos
Los boticarios tienen unas anécdotas divertidísimas, aunque eso sea reflejo de la incultura del país, lo cual ya no es tan divertido.
EliminarMe parto de risa. Mira que somos brutos en ocasiones o lo que hace la falta de cultura, la ignorancia pero no con maldad lo digo.
ResponderEliminarMi abuelo, el pobre, hablando de anécdotas, jamás había visto plátanos. Y un familiar subió desde Barcelona al pueblo, un pueblo de alta montaña. El pobre hombre se lo comió con piel y todo.
El que no ve... como el que no sabe.
Me sonrío con cariño.
Un beso enorme, Tracy.
Nos reímos pero qué pena la incultura de siglos que hemos tenido...
EliminarUn abrazo fortísimo.
Tu relato es divertido y un buen homenaje a los boticarios (a mí también me gusta más este término que farmacéutico)...
ResponderEliminarLo de los supositorios me ha hecho recordar mi infancia, ¡los odiaba y rechazaba!, prefería las inyecciones...
Abrazo
Creo que todos losxs niñxs los hemos odiado, así es que no me extraña que prefirieran comérselo, jjajajajaja
EliminarUn abrazo
Jajaja!! Tiene tarea el o la de los supositorios. Desde luego la de situaciones anecdóticas que se tienen que dar en las boticas y reboticas.
ResponderEliminarTe dejé un mensaje en mi blog.
Bss.
He ido a tu blog, muchas de gracias de Lady, jajajaja, ¡qué guasa tienes!
EliminarCasi tanta como tú :P
Eliminarjajaja!