Era de esas que aparecen en el cielo sin motivo aparente, se diría que estaba como mero objeto de decoración, aunque ya su forma indicaba mucho.
De pronto me encontré subida en ella, sin saber en qué momento se había producido el milagro de estar allí. A mis pies la visión panorámica de mi vida, me angustiaba.
Sentí vértigo.
Quería conducir a la nube por las más bellas experiencias vividas, aunque era ella la que me conducía a mí por otras experiencias no tan bellas. Creía perder el equilibrio y caer en el abismo, sin embargo, ¡qué extraño!, me agradaba ser el único personaje que había en la nube, que para mí se convirtió desde ese momento en una especie de crisálida mullida, tibia y confortable. Fue entonces cuando atisbé una cinta suave, también frágil, flotando a mi alrededor, la interpreté como la envoltura de un regalo que me hacía mi vida, mi pequeña vida.
Quería conducir a la nube por las más bellas experiencias vividas, aunque era ella la que me conducía a mí por otras experiencias no tan bellas. Creía perder el equilibrio y caer en el abismo, sin embargo, ¡qué extraño!, me agradaba ser el único personaje que había en la nube, que para mí se convirtió desde ese momento en una especie de crisálida mullida, tibia y confortable. Fue entonces cuando atisbé una cinta suave, también frágil, flotando a mi alrededor, la interpreté como la envoltura de un regalo que me hacía mi vida, mi pequeña vida.
No me atrevía a moverme porque me sentía tan inestable, tannnnn vulnerable que el menor gesto podía dar al traste con esa sensación apacible que había anidado en mí.
Poco a poco, lentamente, intenté aproximarme al extremo de la cinta que se me brindaba, mientras pensaba que igual al agarrarme a ella, me podría hacer caer en el abisal abismo, pero también podría elevarme a la dicha más sublime.
El corazón me latía tan fuerte que temía que sus golpes desequilibraran mi progresiva inestabilidad.
En mi interior sentía la necesidad de asirme a ese hilo que quizás fuese la última vez que se me ofrecía en mi vida y poco a poco, a la vez que aumentaba la confianza en ese futuro que, fuera cual fuese, se me brindaba, la cinta se iba haciendo más y más consistente.
Al final no salí despedida de la nube y en ella me encuentro disfrutando de haber sido merecedora de una segunda oportunidad.
Gracias a la generosidad de mi pequeña vida.
No la defraudaré nunca.
Al final no salí despedida de la nube y en ella me encuentro disfrutando de haber sido merecedora de una segunda oportunidad.
Gracias a la generosidad de mi pequeña vida.
No la defraudaré nunca.
Tracy que bonita esta entrada, y cuanto sentido tiene, tu vida, la mia y la de todos es muy pequeña en comparación con la grandeza del universo, pero a pesar de ello es muy grande si te agarras a esa cinta y nos dedicamos a vivirla plenamente.Besos. Ana
ResponderEliminarAferrarse a la cinta suave y delicada ... esa es la decisión acertada en cualquier instante de lo que llamamos vida.
ResponderEliminarSigue en tu nube disfrutando de las pequeñas cosas y haciendo relatos tan emotivos como este.
Besos
Cuando se va con el corazon por delante rara vez salen mal las cosas. Un besote.
ResponderEliminarNada como tomar conciencia de lo frágiles que somos en este frágil equilibrio, Tracy.
ResponderEliminarDisfruta de esta etapa y cuida a la nube, siempre son necesarias :)
Besos
Qué entrada más bonita, ha traído muchos recuerdos a mi mente, cuando era niña me gustaba sentarme a mirar las nubes.
ResponderEliminarBesos.
Hay que asirse a la vida y no dejar escapar nada de lo que ella nos ofrece.
ResponderEliminarBeso desde mi blog de NUTRICIÓN
http://siempreseraprimavera.blogspot.com
Esa sensación la conozco muy bien, como si la hubiera parido, aún no habiendo necesitado una segunda oportunidad, me hallo en la inestable primera... pero puedo socorrerte ;-) sé silbar y cantar un poquito, seguro que eso te relajaría... ¿sí? ... pues dirige tu inestable nube hacia el Jardín cuando lo necesites... Gracias por esperarme todos estos días que he estado atravesando el desierto de internet, ya me entiendes... Bss
ResponderEliminarque bueno lo de la cinta, lo tomo. Es que yo de tanto subirme a mi nube, que hasta escoba propia tengo, quizás un dia no encuentre el camino de regreso... jejeje
ResponderEliminarMe gusta la forma de tu nube, puro corazón.
Besos, Tracy
Tracy! Qué maravilloso leerte y sentirte tan plena y agradecida. Siempre será bueno otro comienzo aferrada a los encantos de la vida!!Besos, Gloria.
ResponderEliminarA eso se le llama confiar en una misma y tener seguridad.
ResponderEliminarQue bonito sentir ese vértigo escrito de tus letras... después de mucho tiempo de ausencia te leo.
ResponderEliminarUn placer leerte siempre..
Un abrazo
Con mis Saludos fraternos de siempre..
La felicidad es, en muchas ocasiones, saber apreciar lo que tienes... Un beso.
ResponderEliminarMe encanta, Tracy; aunque tarde me alegro de entrar en el blog y "leerte" tan entusiasmada, tan agradecida a la vida. Es lo más, siempre existe una oportunidad,muchas veces donde menos lo esperamos.
ResponderEliminarLa entrada de ayer (yo como casi siempre tarde) también preciosa. A mí también me gusta mucho José Luis Sampedro, es hombre coherente y buena persona. Este libro lo apunto.
Un beso muy fuerte.
Una entrada muy bonita que invita a la reflexión, me ha encantado.
ResponderEliminarBESITOS.
Imagino la sensación de frías estrellitas salpicando tu piel, en tu viaje a bordo de tu nube. Una emoción espectacular.
ResponderEliminarUn abrazo
Sentirte bien contigo misma es lo mas importante,
ResponderEliminarfeliz semana.
un abrazo.
Si hay una segunda oportunidad y no la aprovechamos es que no la merecemos.
ResponderEliminarQue bonita entrada, tan bonita, tan sentida, tan autentica, me ha encantado y
ResponderEliminarQue me ha gustado esta entrada, que sentida, que bonita y que autentica.
ResponderEliminarQue importante saber aprovechar una segunda oportunidad para ser feliz!
Siempre hay una nube, siempre. Y una segunda oportunidad.
ResponderEliminarPero hay qe bajar despacito de ella ;-)
Besos.