JUEVEANDO EN VIERNES CON EXPRESIONES IDIOMÁTICAS

 Neo nos conduce esta semana y su propuesta es hacer el relato escogiendo tres o cuatro frases de las que ella nos propone, podéis leer lo escrito en su blog

las frases elegidas por mi son :

Jamás de los jamases

Sin pena ni gloria.

Ponerse las pilas.

(su, tu, mi) media naranja.

A renglón seguido

Me falta un tornillo

"Jamás de los jamases" pensó que  a sus muchos años le iba a llegar el amor con la fuerza de un tsunami. Ella que había vivido una vida "sin pena ni gloria", de buenas a primeras se había visto inmersa en un torbellino de emociones imposibles de verbalizar y todo porque por las mañanas en el parque, un elegante  señor con sombrero y bastón, aunque algo descuidado en su aspecto, la saludaba con una inclinación imperceptible de cabeza, a la vez que hacía un leve movimiento elevando el bastón hacia el sombrero.

No dejaba de pensar que había estado toda la vida dedicada a cuidar de sus padres, a echar una mano a sus hermanos cuando hacía falta arrimar el hombro y cuando ya no esperaba nada de la vida, porque la vida tampoco esperaba nada de ella, va y se enamora, porque ella creía que lo que sentía era amor aunque nunca lo había experimentado.

Esa ansiedad con la que esperaba mañana tras mañana el momento de verlo aparecer a lo lejos y los minutos que tardaba en llegar hasta recibir su ansiado gesto, creía que el corazón se le salía por la boca. Luego se alejaba y ella observaba su desaliño en el vestir y pensaba:

- Debe vivir solo, tengo el camino libre.

No le faltaba humor y se decía:

- ¡Ea!, jomío, hasta mañana si Dios quiere ¿no te vas a determinar a hablarme? ¿O a sentarte en ese banco de enfrente? 

Cabreada se marchaba a su casa a prepararse la comida y  ver la tele hasta media tarde que salía a hacer las compras para dejar libre la mañana del día siguiente y poder ir al parque a ver a "su media naranja", como ella lo llamaba para sus adentros. 

Todo el día sus pensamientos giraban en torno a él desde que se levantaba por la mañana. 

¡No daba crédito!, sólo pensaba que tenía que "ponerse las pilas" ella, porque si esperaba que él tomara la iniciativa estaba apañada.

"A renglón seguido", se acicalaba y perfumaba, pensando:

- "Me falta un tornillo" todo es una pérdida de tiempo.

 Pero enseguida se recomponía y aún pensando que le faltaba un tornillo se iba al parque con un tornillo de menos y más ilusión que una quinceañera.

Así un día y otro...

Cada mañana llegaba más temprano y ese tiempo lo empleaba en ensayar cómo abordar a su enamorado, pronto terminaría el buen tiempo y dejaría de verlo, se moría sólo de pensarlo, pero no iba a estar con el paraguas esperando que no llegara, porque él debía de tener ya una edad... ¿o... parecía de más edad por su dejadez?

Estos pensamientos le hicieron tomar la decisión firme de ser ella la que rompiera el hielo ¿pero de qué manera? no sabía cómo hacerlo, no tenía experiencia... ¿Experiencia...?

En éstas estaba cuando lo vio aparecer a lo lejos, se levantó del banco y se dirigió hacia él  con los nervios a flor de piel más por la emoción que sentía, que por la vergüenza de hacer algo que nunca había hecho.

Con la voz temblorosa, se acercó y le dijo:

- Buenos días, señor...  siempre lo veo pasear solo y he pensado ofrecerme como cuidadora, tengo una larga experiencia...