HOLA Y ADIÓS

es lo que le he dicho al mar barcelonés, en una tregua que nos han dado las nubes.

Tantos días aquí y sólo lo he visto de lejos, como elemento del paisaje, estaba un poco enfadado y me lo hizo saber escupiéndome su  salitre en la cara.  Sin embargo no me enfadé con él porque en cierto modo llevaba razón, tanto que hablo de lo que para mí significa y no haber venido a verlo... . tiene bemoles.

 Entiendo su furor y su ruido ensordecedor, tanto que me  quité de en medio para refugiarme en un restaurante de la playa del Bogatell

 

y ya que estaba dentro aproveché para comerme una paellita y olvidar enfados.. 

Me imagino que habréis disfrutado del placer que representa comer frente al mar, aunque esté furioso, contemplando el  ir y venir de sus olas.

Reconozco que viendo esta paellera, aunque sean las nueve de la mañana te apetece saborearla, así es que os dejo con ella, que para eso es domingo y ya sabéis que no hay domingo que se precie, sin comer arroz de cualquiera de las mil formas que se puede preparar.

Que os aproveche.