POR FIN HE CAMBIADO LOS ARMARIOS

es algo que me pone de los nervios y me agota.

 Ver tanta ropa por guardar que. a últimos de temporada, parece estar metida en el armario a puñetazos...

no sabes por dónde empezar, has acumulado tanto... que empiezan las preguntas sin respuesta:

 ¿Y ésto...?  ¿se seguirá llevando el año que viene?

Mira aquello, con lo barato que me costó y el juego que me ha dado... ¿lo tiro al contenedor?

Pues mira que eso otro... está nuevo, lo daré, que alguien lo aproveche, ¿pero... quién?

Preguntas sin respuesta que se suceden, atropelladamente, mientras tus manos cogen y sueltan prendas sin ton ni son, con ojos de loca, de ver lo que se te viene encima.

Al final, eres consciente de la jaula-leonera, en que se ha convertido tu habitación,

 huyes dando un portazo y te pones a hacer yoga

para volver después con más bríos y finiquitar el arreglo de armarios con la ropa de temporada

sin olvidarte de cumplir la regla de oro en estos casos:

"Por cada prenda nueva que entre en tu armario, deben salir tres"

Así es que... a dejar huecos que ya mismo están aquí las rebajas.

En mi interior  oigo una voz que me dice:

"Tracy no olvides que al final del verano, hay que cambiar de nuevo los armarios"

¡Feliz semana!

(P.D. Quiero daros las gracias a tod@s los que en la entrada de ayer, con vuestras palabras, me hicísteis superar el bajocillo que tuve, lo digo aquí porque no suelo contestar los comentarios que me hacéis diariamente, aunque ayer sí lo hice, para que os enteréis tod@s de que os estoy muy agradecida.
Quizás los culpables fueron los armarios, interiores y exteriores, hoy con ellos arreglados, se ve la vida de otra manera.
Gracias, gracias, gracias.)