VOLVIENDO DE BCN

tuve un viaje distinto a todos los que he hecho hasta ahora en el AVE.

Para empezar iba casi vacío, ¡insólito!, con lo cual parecía que se notaba bastante la velocidad

quizás lo que estoy diciendo es una chorrada, no entiendo de física y lo mismo mañana los eminentes estudiosos que leen mi blog, me ponen a caer de un burro, animal en el que deseé estar montada en más de una ocasión a lo largo del trayecto.

A ésto hay que añadir los comentarios en alta voz, de un señor que venía sentado detrás de mí, debía ser la primera vez que se montaba en este pajarraco veloz y que al contestar  dos veces al móvil,  siempre decía lo mismo a su interlocutor:
- ¡¡¡Vamos a 300km/h!!!, que lo estoy viendo.
- .........
- ¡Pues claro que se nota cojones, claro que se nota!
- .....
- No he hecho más que montarme y ya estoy en Zaragoza. ¡Como esto se despanzurre...!
- ......
- Ya te llamo yo cuando llegue. Si llego.
Tras dos horas de viaje, parecía que el hombre se había tranquilizado y yo también, pero en uno de esos cruces de trenes en los que retumba todo, el hombre gritó:
- ¡¡¡La Virgen!!!, se me han puesto todos los pelos de punta.
Dí volumen a mis auriculares, para no escuchar más comentarios.
Para colmo mi vecino de asiento, que podría hacer de doble de Zuaseneguer, llevaba enchufado su ordenador con una peliculilla o documental de francotiradores en la que se enseñaban las técnicas para no fallar.
 ¿¿¿¿ ????
Un viaje raro, raro, raro...
Pero afortunadamente, llegué y no me "despanzurré".