guiados por Juan Carlos en su blog "¿Y qué te cuento?", nos propone que hagamos un relato sobre el tránsito entre dos lugares, dos realidades, una "road movie" por carretera o por cualquier otro medio.
Si os interesa saber lo que contamos, aquí tenéis el enlace
He de decir antes de comenzar que para mi las connotaciones que tiene la palabra "camino", siempre están referidas al Camino de Santiago que hace unos años hice y marcaron mi vida y la dividieron en un antes y un después y no precisamente en el aspecto religioso ya que no tuve ninguna inquietud de este tipo al hacerlo.
EN EL CAMINO: RECUERDOS
Montada en el tren que arrastra los últimos
jirones de la tarde, afloran en mi mente uno y mil recuerdos que
discurren velozmente al mismo ritmo que se van
sucediendo los paisajes que intuyo tras los cristales del vagón.
La ensoñación….me vence.
Recorro los días radiantes del Camino en los que he podido admirar todos los recovecos de sus senderos, todos los matices de color que son capaces de pintar los rayos de sol sobre las gotas de escarcha que cubren los campos y toda la transparencia de las aguas cristalinas al mostrar sus fondos rocosos.
Recorro los días radiantes del Camino en los que he podido admirar todos los recovecos de sus senderos, todos los matices de color que son capaces de pintar los rayos de sol sobre las gotas de escarcha que cubren los campos y toda la transparencia de las aguas cristalinas al mostrar sus fondos rocosos.
Me deleito al recordarme tendida bajo el techo de los
“corredoiros” formado por los álamos, y sobre mi rostro mil rayos
de sol tamizados por las hojas, a modo de arabescos andalusíes .
¡Qué maravilla!
¡Qué maravilla!
Paz, sosiego, naturaleza…..
Se diría que no han pasado los siglos: casas de pizarra, con sus tejados hundidos, abandonadas, parecen trasladarnos a otra época.
Si no observo las “Beestard“ que calzan mis
doloridos pies en alto, o no siento mi cabeza reclinada sobre el
saco de dormir que cuelga de la mochila, se diría que soy uno de aquellos
peregrinos que me precedieron: igual cansancio,
las mismas ilusiones por llegar y el ansia por encontrarse a uno mismo a
la vez que te encuentras con los demás.
El ánimo te llega en todos los idiomas y va creando lazos de
amistad entre gentes muy distintas a las que une: EL CAMINO.
Se habla , se desvelan intimidades alrededor de las literas de los albergues, cada cual relata
las sensaciones del día, las emociones que ha sentido, por qué se ha
embarcado en esta aventura, o cómo va a
afrontar que en los próximos años, por la edad, no pueda colgar otra cinta de
su bordón.
Cuando dan las siete de la mañana cada cual
llena su mochila con las vivencias, siempre enriquecedoras, de las charlas con los
demás, y que, en cierta manera, alivia el peso real de la que llevas a la espalda.
¡Un día nuevo! ¡Un
nuevo sol de amanecida!
Unos campos cubiertos de niebla que no te
permite verlos y que poco a poco van desperezándose, rompiendo el techo
blanquecino que los cubre.
“¡ Caminante ! se hace camino al andar” y
andando paso a paso, vas hilvanando tu vida. Te asaltan recuerdos que no sabes
cómo, se han colocado en primer plano, cuando nunca han sido protagonistas.
Aquí y ahora tienen entidad propia para detener la moviola y ocupar durante 10 ó
15 km. tu mente.
La sed, el sudor, el cansancio… hacen penoso subir las
pendientes, duele todo de ir
aguantando el peso de tu cuerpo y de tus pensamientos.
Cuando se llega a la Plaza del Obradoiro se tira el bordón, se suelta la mochila y tendido en el suelo, al contemplar el conjunto arquitectónico que tienes delante, comprendes que este viaje ha terminado.
La tarde con sus últimos rayos de sol tiñen todo de unos tonos rojizos que dan un cierto aspecto irreal al momento.
Magia pura.
Una de las experiencias más bonitas e interesantes de la vida.
La tarde con sus últimos rayos de sol tiñen todo de unos tonos rojizos que dan un cierto aspecto irreal al momento.
Magia pura.
Una de las experiencias más bonitas e interesantes de la vida.
En el camino siempre vamos dejando recuerdos y vivencias.
ResponderEliminarRecuerdo cuando hice un gran tramo de ese camino de Santiago desde Francia. Nunca llegamos a Santiago, tampoco era nuestra meta. Me fascinó el recorrido por el tránsito. Me encanta caminar aunque sea sin rumbo fijo. Y es así, como lo cuentas. Me gustó tu relato.
No me atrae hacerlo...
ResponderEliminarBesos.
Lo has contado muy bonito Tracy.
ResponderEliminarUn beso,Carmen
Quien no lo haya hecho, ya se está animando.
ResponderEliminarUn abrazo
Que bonito dan ganas de ponerse a nadar ya...!! no sé si salir andando ahora mismo desde Jerez me llevará muy lejos....
ResponderEliminarOhhh es uno de mis deseos mas deseados.... y como lo has contado Tracy¡ Ohhhh.
ResponderEliminarCaray, mujer, te pongas en lo que te pongas, haces caminito y hala...genial.
ResponderEliminarDicen quienes lo han hecho que es algo maravilloso hacer ese camino de Santiago, tan especial, tan mágico por las gentes y los sucesos que llenan el trayecto.
Toda una experiencia, sin duda.
Yo estuve en Santiago, en Galicia en general, pero sin hacer camino al andar...aunque me apetecería mucho hacerlo.
Buen recuerdo para toda la vida...Mi hijo lo hizo y nos metió el gusanillo dentro...aún m no es tarde:))
ResponderEliminarUn beso.
Es verdad, importa el largo camino y lo que nos ofrece sin prisas, un tesoro en el recuerdo, seguir andando lo de menos aunque suene a blasfemia, sería llegar a Santiago a...
ResponderEliminarDa gusto pasear las palabras que describen tu camino, besito.
Es una cosa que tengo pendiente en mi lista... ;)
ResponderEliminarMe encanta cómo nos narras tu experiencia en el Camino de Santiago. Mi hermana lo hizo y repitió. Por lo que cuentas, y lo que me contó ella, debe de ser una experiencia muy enriquecedora. Gracias por compartirla con nosotros. Un beso.
ResponderEliminarPara mí el camino no es sólo un paisaje o una aventura, sino la vida misma, ese transcurrir de la cuna al féretro en sus distintas etapas. Tú has seleccionado una de ellas, el Camino de Santiago (imagino que el francés), en el que puede o no darse el misticismo, pero seguro que sí, y es tu caso, un encuentro contigo misma y muy bien y amenamente contado.
ResponderEliminarUn beso.
Nunca he ido.
ResponderEliminarSe me olvidaba decírtelo...
; )
Me alegro, un beso.
ResponderEliminarUna experiencia verdaderamente excepcional. Lo peor, si lo hubiere, lo de los pies. Besos
ResponderEliminarNunca me ha llamado.
ResponderEliminarPero igual una década de estas me animo, en cuanto encuentre una pirada que me acompañe.
Te he acompañado en el viaje.
ResponderEliminarBesoss
Sin duda un disfrute ese camino..para reencontrarse con la naturaleza para encontrar a otros caminantes,para reencontrarse con uno mismo...
ResponderEliminarBesos,Tracy!
Algo tendrá el camino que todo el mundo habla maravillas de la experiencia!
ResponderEliminarAh, dejarme caer por tu blog de cuando en cuando... cuando puedo... me gusta, lo sabes... me come el tiempo, me come. Un abrazo, fuerte, muy fuerte.
ResponderEliminarDebe ser una caminata extraordinaria. Precioso texto.
ResponderEliminarBesos Tracy.
Mi hija Zaira cuando tenia 16 años, camino esa misma senda con los compañeros de clase durante el mes de Julio, y al volver a casa no dejo de hablar de la maravillosa experiencia vivida, tanto la gusto, que hace 2 años con 25, volvió a hacerla con una amiga...Ella no es religiosa, pero mantiene que llegar a las puertas de Santiago al atardecer hace sentir que algo mágico acoge al caminante. Que se olvidan pronto las ampollas y heridas de los pies, y se guarda un precioso recuerdo.
ResponderEliminarBesos querida Tracy viajera.
No he hecho el camino de Santiago, pero me han contado y ahora, leyéndote, lo vivo. Muy bien trasmitido el cansancio, el paisaje, el ambiente... la llegada triunfante.
ResponderEliminarBesos y gracias por venir.
Mi solidaridad de caminante está contigo, me embarga la emoción, no puedo sustraerme al cúmulo de sensaciones que siento cuando oigo o leo algo sobre el Camino de Santiago. Mis pies lo han recorrido en dos ocasiones y sueño con una tercera. Una curiosidad: Mis botas también son Bestard, y les tengo un enorme cariño pues fueron regalo de mi hijo. Ya han superado los mil kilómetros soportandome. Has escrito desde el corazón y se nota.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Mochilero, dicen que es una forma especial de ser. Yo que soy muy tradicional lo admiro totalmente. Un besote
ResponderEliminarMadre, Tracy, me dan ganas de ponerme a caminar ahora mismo, lo cuentas maravillosamente. Lo quiero hacer, lo hemos planeado en casa, pero todavía no hemos podido. Lo haremos, seguro. Todo el mundo habla maravillas de él, por algo será.
ResponderEliminarUn beso fuerte, aunque tarde, estuve con los ángeles...
Una experiencia que compartes desde tus emociones. Es difícil imaginarlo, pero tú nos lo pones más fácil... ascender sin el vértigo ni el cansancio, pero claro, tu vivencia es insustituible y por lo que cuentas, inolvidable!
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
un relato de un gran camino y muy rico en contenido....me ha gustado Tracy!!
ResponderEliminarYo también soy de las que se tumban en una plaza a contemplar los edificios, el roncador no lo soporta y entra en algún bar.
ResponderEliminarAhhhh, Tracy, cuando llevábamos un año de casados, mi esposa con 21 y yo con 24, lo hicimos a pie, desde Roncesvalles y en verano (aprovechando mis vacas). Dirás que, independientemente del aspecto religioso o lúdico, es un camino que recuerdas siempre, así que entiendo tu relato.
ResponderEliminarUn beso
El caminco de Santiago es una experiencia que todo aquel que pueda (independientemente de las creencias religiosas) debe hacer porque creo que hace crecer a la persona interiomente. Yo, lo tengo pendiente :)
ResponderEliminarBss.
Quiero subrayar las palabras de Mar, es una experiencia única, con independencia de las creencias religiosas que se tengan, se debería hacer al menos una vez en la vida, ligero de equipaje y en soledad, Guille, porque lo mejor son las amistades que vas haciendo por el camino.
ResponderEliminar¡Ah! y sobre todo hacerlo fuera de los meses de verano, donde no se disfruta por la cantidad de gente que hay por los caminos.
Os animo desde aquí a que lo hagáis a todos y todas con un beso fuerte.
Qué buena experiencia y que lindo es recorrer ese camino de la mano de tus letras.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Siempre he pensado que en ese camino todo se va rodando en planos cortos, algo que la memoria agradece y fija sin esfuerzo. En nuestro día a día, no nos paramos... tan solo somos conscientes de lo que nos pesa. Que solo pesen los pies, que todo lo que nos rodea nos llene, que la gente se mezcle sin más, que las ilusiones se fundan y emocionen y eso de ¡no hay dolor!.
ResponderEliminarAyy!! amiga, eso es real y, no sabemos aplicarlo a la rutina diaria, en muchos casos... hay que saber parar y valorar lo que acontece cerca.
Me encantó andar este camino contigo y verlo a través de tus ojos. No he hecho el camino, pero entiendo que debe ser emocionante. :)
Besos!
Magia pura, eso es tu relato, una invitacion a las sensaciones, unas ganas de ponerse a caminar YA.
ResponderEliminarBesos
Sin lugar a dudas, ese viaje externo e interno debe de ser una maravilla.
ResponderEliminarBesos
Ese si que es un camino en primera persona, con el sabor de los metros ganados a la distancia y el color de un paisaje que acompaña hasta en el sueño.
ResponderEliminarReconfortante y descriptivo.
Besos
Lo has narrado tan bien que dan ganas de ponerse unas botas y emprender el camino.
ResponderEliminarMe alegro de que tengas tan bellos recuerdos para vivirlos una y mil veces.
Besos
Mi deseo es poder hacerlo algún día... Tu relato suma muchos puntos para que mi intención se afiance.
ResponderEliminarbesos