Hay veces que la calle te sorprende con momentos como el que presencié el otro día en el centro de Córdoba. Os cuento la secuencia:
Once de la mañana, una pareja de guiris va por la calle
en ese momento empieza a sonar una música maravillosa que proviene de un señor mayor que está tocando en la calle, la pareja se detiene, escucha...
y se pone a bailar en mitad de la calle, por cierto estupendamente bien, tomando el boulevard como una enorme pista de baile,
cuando terminó la pieza, siguieron su camino , no antes de agradecerme con esta sonrisa, el ¡bravo! que les dediqué.
.¿Bonito , no?
.¿Bonito , no?
Viví desde el otro lado, ese momento de arrancarte a bailar porque te lo pide el cuerpo con fuerza, en Madrid, frente a la Almudena: Miotro y yo estábamos ¿ponemos... eufóricos?
y desde luego fue un momento bellísimo para nosotros y el otro día comprendí que también lo sería para los guiris que nos miraban.
Son momentos únicos que siempre se recuerdan.