JUEVEANDO EN LOS CEMENTERIOS

Charo del blog "¿Quieres que te cuente?" siguiendo la iniciativa que le ha sugerido su hijo nos propone el tema de los cementerios tomados en su vertiente terrorífica, cómica, amorosa, enigmática...   Si queréis leer estos relatos pinchad aquí

LOS  CEMENTERIOS: OTRA MANERA DE VERLOS

El cementerio para la familia gitana, que rinde culto a sus muertos de una manera visceral, truculenta y comprometida es un lugar de reunión. Esto se refleja en el día del entierro y en el día de los difuntos.
Todos los que conocen al difunto dejan lo que están haciendo y se presentan en casa del finado como  símbolo de solidaridad entre todos los que tienen la misma etnia. 
La costumbre ha institucionalizado  la forma de acompañar a la persona querida y hacerle patente su dolor a la vez que se lo cuantifican.
Entran  en pandilla cuando el cementerio se abre y no se marchan hasta que lo cierran.
Si los enterramientos son en nicho prefieren los que hay a ras de suelo o a una altura en que sea fácil su limpieza y decoración floral. Si son panteones, generalmente son espaciosos
Allí se reúnen, de rigurosísimo luto, la familia desde los más pequeños a los más ancianos, además de  amigos y conocidos. Sentados alrededor de la tumba del difunto refieren cosas de su vida, como también de las suyas propias. Las velas, las flores  y a veces hasta el toque quedo de una guitarra ponen telón de fondo a estas reuniones de duelo.
 Es una forma ancestral de honrar a sus muertos, a los que veneran hasta el punto de que la mayor ofensa que se se le puede hacer a un miembro de esta etnia el nombrárselos de mala manera o jurar por ellos, porque creen que es una provocación ya que consideran a ese miembro de la familia que se ha marchado, como intermediario entre Dios y ellos. 
Más aún si es el Patriarca. 
 En este caso van al cementerio a presentar  los bebés que han ido llegando después de su fallecimiento, o a los novios a los que se va a hacer el pedimento que se colocan ante él, como si estuviese vivo.

Estos parámetros se pueden ampliar en otras costumbres según la región a que pertenezcan:
Por ejemplo este Panteón del Patriarca Señor Luis (Pontevedra), adornada con fotos, esculturas, etc.

O esta del Patriarca de la Familia Plantón en Córdoba, mucho más austera

Y por último este otro al que no le falta de nada, como al de los faraones egipcios.

Cada pueblo se enfrenta a la muerte según la cultura, que se ha ido transmitiendo  de padres a hijos de generación en generación. Todas son dignas de respeto desde la antigüedad hasta nuestros días.