La anfitriona de esta semana se Mag con una propuesta de plasmar en un relato los sueños que tendría algún personaje real e importante, que ya no esté entre nosotros.
Podréis leer esos relatos AQUÍ
Aquella noche me quedé atrapada en una película que ponían en la tele sobre el Holocausto.
Aún no me explico que me pasó porque el personaje de Hitler siempre me ha resultado repulsivo y las películas de masacres no las veo nunca porque dañan mi sensibilidad.
Pero bueno, allí estaba yo sola, mirando, sin ver a ese hombre vestido de militar con el brazo en alto y con esa potente voz arengando a sus ejércitos, que ordenados escrupulosamente escuchaban al Führer, con emoción y algunos con lágrimas en los ojos de agradecimiento por haberlos conducido a la victoria.
Con la monótona voz del Führer, me debí quedar dormida o por lo menos eso creí yo cuando empecé a escuchar unos gritos guturales que salían de la garganta del energúmeno que ya no vestía de uniforme, sino con un pijama a rayas, similar al que tantas veces había imaginado en aquellos niños junto a la empalizada del campo de concentración.
Fue un desdoble de figuras en las que ahora aparecía un Hitler enfadado que gritaba palabras inteligibles al mirar a su ejército que, enfocado en primer plano, parecía estar formado por hombres de otra etnia: mediana estatura, piel morena, cabello rizado cayendo en la frente y una mirada, penetrada por el odio, clavada en aquel hombre que lloraba y se retorcía como un niño pequeño al ver que se dirigían hacia él dispuestos a terminar con su vida y a medida que se acercaban él iba empequeñeciéndose a la vez que llamaba a su madre y se acurrucaba en su regazo:
- Estos no son mis hombres de raza aria, no son mis valientes soldados. ¡Que los detengan, que los exterminen!, ¡Van a contaminarnos!
En ese momento me desperté y comprendí el terrible sufrimiento con el que a través de los sueños, ese ser loco de delirios de grandeza, estaba pagando los crímenes que día tras día iba cometiendo.
Qué pesadilla... de esas que dan alegría al despertar.
ResponderEliminarno veas la alegría que le dio a él,,,,
EliminarUn sueño que bien pudiera tener cualquiera tras ver algún documental o película sobre el Holocausto. Muy bien narrado. Esa locura de Adolf seguramente venía de lejos. Un texto muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo, Tracy, y feliz jueves.
Con toda seguridad, era demasiado grande como para ser adquirida en un instante.
EliminarUna pesadilla sin dudas, querida Tracy! Parece mentira que un hombre así haya cegado a tanta gente que lo seguía y comulgaba con sus creencias! Menos mal que el sueño ya fue y acá estamos seguros tomando un té, en mi caso con leche, un abrazote!
ResponderEliminarEs tremendo pensar que puedan existir esas gentes.
EliminarO Holocausto foi uma trágica realidade que transformou a vida de alguns sobreviventes em verdadeiro pesadelo.
ResponderEliminarAbraço solidário.
Juvenal Nunes
Un episodio que no se debe olvidar para que no dejemos que se repita.
EliminarGuau! Menudo personaje has elegido!
ResponderEliminarOjalá más sueños expiatorios.
Besos.
Hay que recordarlo para que no vuelva a suceder.
EliminarCasi casi un sueño rocambolesco, ver a Hitler en el sueño como lo has visto seguro que lo levantaría de su tumba. Espero que llegue el comentario desde ayer el blog va fatal.
ResponderEliminarHa llegado.
EliminarGracias
Hay sueños, que serían precisos de haberse realizado.
ResponderEliminarBesos.
Pero ya sabes... Los sueños, sueños son.
EliminarBesos
Vaya, un relato duro, cruel y todos los adjetivos deplorables que pueda haber en ese personaje que la historia nos hizo pensar que un día fuera a gobernar. Gracias que no fue así.
ResponderEliminarUn besote, Tracy.
Que nunca se vuelva a repetir.
EliminarCualquiera
ResponderEliminarquerría
despertar .
Sobre todo él, si es que le hubiera quedado un poco de conciencia.
EliminarMe alegra que lo hayas hecho sufrir aunque sea en sueños. Lo normal al soñar con ese personaje es despertarse queriendo invadir Polonia ;)
ResponderEliminarLe he dado donde más le dolía tener un ejército que no era de su sagrada etnia.
EliminarQue personaje siniestro, y lo peor de todo que aun quedan como el.
ResponderEliminarUn abrazo Tracy :)
Esperemos no encontrárnoslo.
EliminarUn mal sueño, pero teñido de realidad. Si bien el Führer ya no está por aquí, tiene serios aprendices de uno y otro bando.
ResponderEliminarUn abrazo
Desgraciadamente dejó semilla.
EliminarEsperemos que sí, que esté pagando su barbarie y no sea un sueño para él. Pero mejor no tenerlo ni en sueños.
ResponderEliminarUn beso dulce Tracy.
Personas como él, cuanto más lejos mejor.
EliminarUn sueño inquietante, sea como sea! Y es que hay ciertos personajes que siempre logran inquietarnos! Un abrazote!
ResponderEliminarAfortunadamente nos inquietan, señal evidente que no somos como ellos.
EliminarHe estado viendo una serie que ayer terminé en Movistar+ sobre los principios de la segunda guerra mundial vista desde la embajada de Brasil en Hamburgo y siempre me impresionan este tipo de relatos a los que por mucho que los vea, nunca dejan de sorprenderme. Me pasó lo mismo que te pasó a ti con el Hombre del pijama.
ResponderEliminarPues sí, a mí no por asomo se me ocurre ver esas pelis.
EliminarNi esos sueños debió tener, porque cuando se le empezaron a torcer las cosas no tuvo valor para afrontarlo y se quitó la vida. No obstante, muy bueno tu relato de lo que pudo haber sido.
ResponderEliminarSí muy valiente, pero al final cobarde para afrontar lo miserable que había sido.
EliminarTremendo relato, sobre un personaje cuyo genocidio fue de lo peor de la historia humana. Me recordó la película el niño del pijama de rayas.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una página de la historia mundial, que da pánico y vergüenza.
EliminarSi ha sido así, que los siga pagando un eternum
ResponderEliminarPues sí.
EliminarHola Tracy, tremendo y fuerte relato, a mi me pasa que no puedo ni quiero ver más películas sobre guerra y sobre el holocausto pues me hacen mal, creo que este hombre como tantos otros militares y dictadores han sido nefastos en la historia de la humanidad, tremenda pesadilla, muy buen aporte al reto.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Tú lo has dicho nefastos para la Humanidad, por eso que hay que procurar que esos personajes no su vuelvan a repetir en la historia.
EliminarMuy buen relato y si existe un infierno, ¡sería un justo castigo para ese despreciable personaje histórico!
ResponderEliminarSeguro que es así, tantos aberraciones...
EliminarSin palabras! Aunque, solo son sueños...
ResponderEliminarUn abrazo
Por mucho que se meta en un sueño es difícil reflejar lo que sería aquello.
EliminarHola Tracy, en el horno había metido yo a Hitler, pero a fuego lento...
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo. :)
...y xon una manzana en la boca.
EliminarA veces me quedo dormido con la radio puesta y por la madrugada sueño lo mismo acerca del tema que tratan en el programa. A veces hablan de fantasmas o de posesiones diabólicas hasta que me despierto o tapo mi cabeza con la sabana de mi cama; es horroroso.
ResponderEliminarUn saludo
No veo ni tele, ni pelis, ni oigo radio, si tengo pesadillas por lo menos que sean por mis cosas.
EliminarOdiar irracionalmente, sin motivo y soñar el transformarse en lo odiado. Esa sí que es una pesadilla. Que se hubiera merecido tener ese nefasto personaje.
ResponderEliminarUn abrazo.
N9 me ha gustado que se empequeñeciera como un niño. A los soldados podrían darle ganas de no comérselo. De adulto, aunque la carne esté más dura, no hay peligro de que se salve, pero comprendo que es un sueño y no podías controlarlo.
ResponderEliminarBesooooo, TrCy
Un loco lleno de miedos. Esa fue la figura del gran dictador que aniquiló a millones de personas inocentes. Y lo más temible es que hoy en día existen varios como ese pugnando por hacerse con el poder absoluto.
ResponderEliminarUn gran relato, Tracy. Enhorabuena.
Lo que hace falta es que no lo olvidemos, para que no vuelva a ocurrir.
EliminarLos sueños, dicen, son reflejos de lo que nuestra mente aguarda y somos ajenos a ese archivo.
ResponderEliminarEste personaje proyecto en los demás su propia cobardía, su propio enfado con el mundo, con quien lo había rechazado, pero tenía un gran poder de convicción —sino, no me lo puedo explicar, como tampoco entiendo a quién pudo seguirle y no reaccionar ante lo que hacía—. Y lo curioso es que quería una "raza" que nada tenía que ver con su físico.
En fin, una auténtica locura, un auténtico despropósito que no hay que olvidar, pero que, tristemente, no deja de existir.
Muy buen relato, Tracy.
Mil gracias por tu participación y discúlpame por la tardanza.
Un beso enorme.
No te preocupes por la tardanza, a mi casa siempre vienes bien. Y muchas gracias por asistir como anfitriona a los jueves sabiendo lo atareada que estás, es muy de agradecer tu trabajo extra.
EliminarUn abrazo muy fuerte.