VUELTA A LA NORMALIDAD

Y me pregunto...¿qué es la normalidad?, ¿la rutina?, ¿lo que se hace todos los días?.
¡Bueno!, ¡Pues eso será!
Prisas, stress, mirar el reloj continuamente, guardar colas para todo, plazos, papeles, citas, teléfono...

 El otro día cuando me coloqué bajo el capirote (ya os lo conté) y mi única relación con el exterior era  a través de las aberturas de los ojos,  me dio tiempo a reflexionar sobre la vida ajetreada que llevamos.
Desde mi más profundo anonimato me convertí en observadora del mundo que me rodeaba y de la vida que bullía a mi alrededor, había tema suficiente para ser un estudio sociológico.
Miraba e incluso oía  a conocidos y amigos...sin  ser vista.
Me sirvió para verme  a mí misma en ellos.

Llegamos a creer que las vacaciones, no son otra cosa que el desconectar del día a día, sin darnos cuenta que también en vacaciones seguimos con  agobios para llegar dónde queremos en el tiempo previsto, seguimos guardando colas para disfrutar del arte, seguimos mirando el reloj para que no nos cierren aquellos lugares a los que queremos entrar, seguimos en el centro de remolinos de gente que nos empujan de un lado para otro, seguimos..seguimos...seguimos...

 Me atrevería a decir que en vacaciones cambiamos de escenario, pero no de forma de vida y yo tengo el firme propósito de reducir la marcha, a ver si lo consigo.