SIN UN PELO DE TONTA, NI DE LISTA

Cuando llegué a la peluquería de Tito faltaba poco para que cerraran

sólo quería pelarme, aún más de lo que estaba.

- ¿Más?

- Si...,  porque hay tantas cosas que me ponen los pelos de punta ultimamente, que no quiero que esto suceda tan a menudo. Quiero estar tranquila, que no se me note por fuera lo que pienso por dentro.

Debió de verme tan decidida, que se puso conmigo porque era cuestión de segundos lo que tardaría.

- ¿Cómo lo quieres, al cero o al uno?

Yo sólo veía tijeras por todos lados

provocando unas ansias locas de que todas a la vez atacaran mi cabello.
Viendo mi estado de ánimo y como gran profesional que es, era el peluquero del programa de Sardá, me llevó hacia un rincón zen de la peluquería para que me relajara.

mientras me mostraba algunos modelos de lo que admitía mi pelo corto:

opté por el de la modelo del traje negro, pero aún más corto.
Decidida me fui hacia la zona de lavado y cortado más feliz que una perdiz.

















Y más aún cuando al  pagar y ver el  21% de IVA, en la notita, no se me puso el pelo de punta, porque ya lo tenía  tieso,como el monedero.