Nos dirige Alfredo quien nos ha propuesto un relato con sólo 200 palabras, que empezará por una introducción que él mismo nos sugiere aunque no entrarán en el cómputo de las palabras permitidas.
Los que queráis subiros en el tren de Alfredo para leernos,clicar aquí
SUCEDIÓ EN UN TREN
"Su voz era como un susurro, hablaba y hablaba sin escatimar en detalles. A esas horas de la noche, los pormenores sobre la historia de nuestra familia me adormecían sin poder evitarlo. El abuelo repetía una y otra vez la aventura de aquel viaje en el que una vez en el tren..."
cuando me llevaba a conocer Madrid,en plenas vacaciones de Julio,como premio por haber aprobado el ingreso del bachillerato... hacía tanto calor... que el sol y el humo salpicado de carbonilla que entraba por las ventanillas convertía al compartimento en una olla a presión a punto de estallar.
En una de las estaciones que paró el tren, decidió comprar polos ¿para comérnoslos? ¡¡¡no!!!, (bueno alguno me comería, esto lo pienso y lo añado yo)
¡¡¡para entretenerme y que se me olvidara el calor!!!
Su gran idea: dedicarse a pasarnos los polos por las partes más sudorosas de nuestro cuerpo: el cuello, los brazos y las piernas y por su calva parte muy importante para él.
¡¡¡para entretenerme y que se me olvidara el calor!!!
Su gran idea: dedicarse a pasarnos los polos por las partes más sudorosas de nuestro cuerpo: el cuello, los brazos y las piernas y por su calva parte muy importante para él.
El remedio fue peor que la enfermedad.
Las moscas irrumpieron en el vagón, acosándonos con sus ansias desesperadas por saborear ese agua azucarada que recorría nuestra piel.
El abuelo se reía recordando el momento y entornaba sus ojillos acuosos por el paso de los años a la vez que gesticulaba con las manos como queriendo espantarlas de las gotas color fresa que parecían deslizarse por su cuello
Las moscas irrumpieron en el vagón, acosándonos con sus ansias desesperadas por saborear ese agua azucarada que recorría nuestra piel.
El abuelo se reía recordando el momento y entornaba sus ojillos acuosos por el paso de los años a la vez que gesticulaba con las manos como queriendo espantarlas de las gotas color fresa que parecían deslizarse por su cuello
Esta historieta me espabiló, abandoné mi estado de somnolencia y abracé fuerte y entrañablemente a mi abuelo.
Realmente es entrañable.
ResponderEliminarHasta las moscas lloran emocionadas.
Besos.
Un vagón un poco pringadillo, pero enternecedor.
ResponderEliminarUn beso.
Me subiré un rato.
ResponderEliminarbesos.
Nunca supe como se hace para contar las palabras, eso de contarlas una por una es un coñazo inaceptable por lo que supongo que habrá algún método mas ágil :)
ResponderEliminarBesos y salud
Tracy!!! Que original eres!!!...me ha encantado ésa escena de las moscas acudiendo a la piel empapada del polo!!!...como tambien me ha encantado ése abrazo entrañable...
ResponderEliminarBonita aportación juevera...y original...
un besazo!!
Que entrañable relato Tracy y es que los abuelos son únicos, son héroes y deberían ser eternos... Cuántas historias como esta o parecidas no se habrán vivido a lo largo de los años...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho y me has sacado la sonrisa solo de imaginarlos.... genial como siempre.
Mil besinos!!
Ayyy pura ternura te salió...
ResponderEliminarBesos
Desde luego, Tracy, fue el remedio peor que la enfermedad.
ResponderEliminarEl calor nos hace cometer tiernas locuras.
ResponderEliminarVaya, una verdadera sorpresa Tracy con esa Plaça Diamant ... allí pasé grandes momentos de mi juventud, por cierto, pero esa página es +++++++++++++++++
ResponderEliminarMe sonrío porque no me parece nada loca la escena. Es que me la imagino y el resultado... Ese vagón, esos cuerpos pegajosos...
ResponderEliminarMe parece un momento muy tierno.
Besos.
Lo entendería mejor si supiera que son los polos. (los que compraron y se comen).
ResponderEliminarSaludos Tracy.
Qué bonitooooo!!!
ResponderEliminarUn beso muy, muy fuerte. Achuchaó.
Muy bien expuesto, y muy tierno, hasta con moscas y todo. Es más me parecen encantadoras.
ResponderEliminarBesos.
Pobre, con su mejor voluntad cometió un error, pero veo que quienes lo sufrieron guardaron el sentimiento positivo que tenía la propuesta.
ResponderEliminarBesos.
Has realizado el reto de una forma simpatiquisima
ResponderEliminarCariños
Bueno,un momento divertido. Seguro que sentiría el fresquito, al menos momentáneo. Lo de las moscas, bueno, solo un contratiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Que resultó hermoso....divertido, entrañable...
ResponderEliminarUn abrazo
jajaj esa sí que fue una ocurrencia como para no olvidar!!!
ResponderEliminar=)
Muy enternecedor el relato, con moscas incluídas, besos
ResponderEliminarUn buen Relato, con carboncilla incluida, que muchos que te leen, se preguntarán, que, que es eso.
ResponderEliminarHoy me siento critico y diré que te falta en el relato, una mención a los rifadores de pasteles.
¿Los recuerdas?
manolo.
Mejor el calor en este caso, no?
ResponderEliminarTierna historia. Un solución al calor que en principio no parecía mala idea pero que en realidad lo era.
ResponderEliminarUn saludo
Que gran abuelo y relato!!!
ResponderEliminarBesos.
Lo más lindo, ese abrazo entrañable a ese abuelo, seguramente, formidable.
ResponderEliminarExcelente historia, y aporte a estos jueves que ya me han creado adicción.
Un beso.
Me encanta el olor a fresa de los abrazos, de los recuerdos, de las vacaciones de julio...
ResponderEliminarUn beso
Una historia muy tierna y muy bonita para recordar...
ResponderEliminarMe gusta mucho.
Muchos besos
Vaya ocurrencia la del abuelo. Simpático y tierno relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué horror! solo de imaginármelo me da grimaaaaa....todas las moscas posándose en la piel y revoloteando alrederor....a quién se le ocurre???? Al menos tu relato se sale de la tónica general de tristeza que ha predominado esta semana. Muy divertido!
ResponderEliminarun beso
Una historia fresca y divertida como esos polos pegajosos. ¡Diablo de abuelo! Y que asco de moscas, jaja
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo.