Este jueves nos dirige Leonor y para hacerle un homenaje a su padre que cumple 90 años ha querido elegir este tema. Si queréis leer estos largos recorridos pinchad aquí
EL LARGO CAMINO RECORRIDO
Con el vértigo que le debía producir mirar hacia atrás desde la atalaya de sus cercanos cien años, el abuelo no se amedrantaba al recordar cómo había pasado su vida sin apenas darse cuenta.
Decía que había sido feliz a pesar de las estrecheces económicas que había pasado, por no decir hambre que era una palabra que podría asustar a nietos y bisnietos ya que era desconocida para ellos.
" Yo he sido feliz con vuestra abuela y el trozo de tierra que nos dio mi padre cuando nos casamos. Gracias a este cacho de terruño, hemos criado a los hijos, sin lujos, pero sin que les faltara lo indispensable.
La peor época fue la de aquella puta guerra... cómo se las arregló para enfrentarnos a unos con otros. Gente del mismo pueblo que éramos como familia y luchábamos en bandos opuestos...
¡Cuánta injusticia...! ¡Cuánta muerte...! ¡Cuánto odio y cuánto dolor...!"
Entre frase y frase había un sinfín de puntos suspensivos que le hacían mover la cabeza como si aún no comprendiera lo que originó aquella contienda. Sus ojos acuosos por la edad perdían su mirada en el infinito y no se le escapaba una lágrima porque a él le enseñaron que "el llorar no era de hombres"
Recuerda el nacimiento de sus hijos y cómo se fueron haciendo mayores y emprendieron la huida hacia la capital pensando en una vida mejor sin las ataduras del campo:
"Yo no lo entendía, ¿cómo iba a ser mejor trabajar para otro que para uno mismo? La abuela me tranquilizaba aunque por la noche a ella le pesaba la soledad más que a mí.
Al final ella también me dejó solo, me tenía que haber muerto yo con ella y no estar dando tumbos de casa en casa... nos llaman los abuelos golondrinas, de todo se hace chanza...
Esto me entristece más que la guerra, porque ahora son los propios hijos los que se pelean entre ellos por mi culpa, dicen que no tienen habitaciones suficientes...¿Cómo los criamos su madre y yo?
Todos éramos uno.
A pesar de mi edad y de mis achaques estoy sano y lúcido, voy de acá para allá y no me dejan tranquilo en mi casa con mis recuerdos, mi cama, mi sillón y mi banco de la plaza donde arreglo el mundo con los pocos amigos que van quedando.
Quiero seguir siendo feliz, aunque esta etapa es dura y eso que mis hijos son los mejores del mundo"
Al decir esto se pone la mano en el pecho mientras una lágrima corre por sus mejillas, debe ser que ya no se acuerda de aquello que le enseñaron de que los hombres nunca lloran.
Decía que había sido feliz a pesar de las estrecheces económicas que había pasado, por no decir hambre que era una palabra que podría asustar a nietos y bisnietos ya que era desconocida para ellos.
" Yo he sido feliz con vuestra abuela y el trozo de tierra que nos dio mi padre cuando nos casamos. Gracias a este cacho de terruño, hemos criado a los hijos, sin lujos, pero sin que les faltara lo indispensable.
La peor época fue la de aquella puta guerra... cómo se las arregló para enfrentarnos a unos con otros. Gente del mismo pueblo que éramos como familia y luchábamos en bandos opuestos...
¡Cuánta injusticia...! ¡Cuánta muerte...! ¡Cuánto odio y cuánto dolor...!"
Entre frase y frase había un sinfín de puntos suspensivos que le hacían mover la cabeza como si aún no comprendiera lo que originó aquella contienda. Sus ojos acuosos por la edad perdían su mirada en el infinito y no se le escapaba una lágrima porque a él le enseñaron que "el llorar no era de hombres"
Recuerda el nacimiento de sus hijos y cómo se fueron haciendo mayores y emprendieron la huida hacia la capital pensando en una vida mejor sin las ataduras del campo:
"Yo no lo entendía, ¿cómo iba a ser mejor trabajar para otro que para uno mismo? La abuela me tranquilizaba aunque por la noche a ella le pesaba la soledad más que a mí.
Al final ella también me dejó solo, me tenía que haber muerto yo con ella y no estar dando tumbos de casa en casa... nos llaman los abuelos golondrinas, de todo se hace chanza...
Esto me entristece más que la guerra, porque ahora son los propios hijos los que se pelean entre ellos por mi culpa, dicen que no tienen habitaciones suficientes...¿Cómo los criamos su madre y yo?
Todos éramos uno.
A pesar de mi edad y de mis achaques estoy sano y lúcido, voy de acá para allá y no me dejan tranquilo en mi casa con mis recuerdos, mi cama, mi sillón y mi banco de la plaza donde arreglo el mundo con los pocos amigos que van quedando.
Quiero seguir siendo feliz, aunque esta etapa es dura y eso que mis hijos son los mejores del mundo"
Al decir esto se pone la mano en el pecho mientras una lágrima corre por sus mejillas, debe ser que ya no se acuerda de aquello que le enseñaron de que los hombres nunca lloran.
Ay qué pena me ha dado...
ResponderEliminarAbuelos golondrina...uffff
Besos
Hasta mí se me saltaron las lágrimas escribiéndolo...
EliminarGuauuuu!!
ResponderEliminarEs la historia de un gran porcentaje de los abuelos o bisabuelos en este país.
Besos,Tracy!
.
Desgraciadamente así es.
EliminarMuy triste y real, ya no hay tiempo para los mayores. Me ha enternecido ese hombre aún sabiendo que sus hijos lo acogen por obligación sigue pensando que son los mejores hijos del mundo. Y sus lágrimas rodando por sus mejillas porque a veces no puede evitarse, aunque sea un hombre.
ResponderEliminarGracias por participar con un relato tan bueno.
Un beso.
Lo hice con mucho respeto y cariño porque es un tema que me preocupa y al que no le veo solución.
EliminarDespués de tanta lucha y de tanta vida dura, siempre queda algo positivo pues hemos de saber sacar lo mejor de lo bueno y de lo menos bueno algo importante.
ResponderEliminarY es lo que le que da él. Lo bueno pero sin olvidarse de lo que le ha costado llegar hasta sus 100 años.
Un abrazo y un beso.
Hasta el jueves.
Por eso la desesperanza, tanto pasado... ¿para qué?
EliminarSucede tanto, me muero de pena cuando veo a los abuelos así; qué triste, Tracy ...
ResponderEliminarUn gran relato. Me gusta mucho cómo escribes.
Un beso muy fuerte.
Esto lo he escrito con eel alma porque como he dicho antes no veo solución.
EliminarYo hay cosas que no las entiendo, tal vez porque hay valores que son inamovibles pero, en ocasiones, las circunstancias nos obligan a hacer cosas que, tal vez, no haríamos en otras. No obstante, creo que deberíamos tratar como nos han tratado.
ResponderEliminarNo hay nada más triste que haberlo dado todo para convertirte en un "pelele".
Duele... Y duele mucho.
Un beso enorme.
Duele y mucho sobretodo viniendo de los hijos, creo yo.
EliminarCuanta penosa verdad y cada vez peor...
ResponderEliminarBesitos
Tú lo has dicho, cada vez peor, esto no ha hecho más que empezar.
EliminarEs una dura realidad... he notado que pese a cierto bienestar económico, aquí en Europa se ven muchas más estas situaciones... una lástima.
ResponderEliminarUn beso.
Espero que no cunda el ejemplo a los lugares que aún lo hacen bien con sus mayores.
EliminarTal como va el mundo hoy en día casi es una bendición que la gente mayor pierda la memoria y no se enteren de como les tratan sus propios hijos y nietos...
ResponderEliminarQue egoísmo en todas partes...
Besos.
No había caído en que ese puede ser el lado positivo, si lo tiene, de la demencia senil.
EliminarSí, de egoísmo vamos sobraos. ¡Qué desgracia!
Besos
La felicidad es una promesa de Vida, si se acaba la vida se acaba la promesa y aparece la tristeza.
ResponderEliminarTambién la tristeza aparece motivada por otras causas que pueden ser remediables.
EliminarMe llega al alma, los padres que todo lo comprenden y todo lo perdonan, los hijos que a veces cuando se dan cuenta ya es demasiado tarde....duro pero bello.
ResponderEliminarMuy duro, durísimo.
EliminarTriste; pero real. La vida nos hace ser egoistas y con pocas ganas de sacrificarnos por los demás.
ResponderEliminarUn abrazo
Pero habría que pensar un poco más en las personas que nos han dado todo, empezando por la vida.
EliminarBesos
Te aplaudo, Tracy! Una historia contada con tanta naturalidad y sin embargo llena de dureza y realidad que duelen. La comparación de la guerra con la situación de sus hijos es impecable.
ResponderEliminarUna vida que pasa tan rápido, y entre tanta lucha, merece todo mi respeto.
Un abrazo enorme.
Gracias Sindel, pero esa es la naturalidad con la que desgraciadamente nos la presenta la vida.
EliminarQUE TRISTE PERO ES LA REALIDAD Y NOS TOCA SIEMPRE.
ResponderEliminarLOS ANCIANOS ESPERAN RECIBIR AQUELLO QUE HAN DADO Y NO SIEMPRE ES ASÍ...
MUY EMOTIVA ENTRADA.
UN BESO GRANDE.
Lo mejor es no tener expectativas, pero eso es tan difícil de conseguir...
EliminarUn gran relato, donde la generosidad y la humanidad imperan...Hoy la vida va deprisa y no hay lugar para los sentimientos...Y es una pena, porque se olvidan que todos llegaremos a mayores.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo de luz, Tracy.
M.Jesús
Ni para sentimientos, ni para agradecimientos.
ResponderEliminarBesos muchos,
Ni para sentimientos, ni para agradecimientos.
ResponderEliminarBesos muchos,
Has logrado emocionarnos. Al leerte hemos sentido de cerca la vivencias de toda esa vida de sacrificios.
ResponderEliminarEmotiva historia.
Un abrazo
Precioso Tracy.
ResponderEliminarLlevo un tiempo desaparecida, todo se ha complicado, pero intentaré volver.
Un beso