Esta semana se encarga Charo de conducirnos, podéis leernos y así de paso hacéis turismo, ¿dónde? en su blog
UN DÍA EN MONTPELLIER
(recuerdo para un cuatro de agosto)
Hace ya algún tiempo decidimos pasar las vacaciones viajando toda la familia. Era el momento adecuado por la edad de nuestras hijas que probablemente el próximo año preferirían sacar un Inter-rail y recorrer con los amigos experiencias nuevas.
El destino era Centroeuropa y la preparación del viaje dio de sí, como tema de conversación, para todo el invierno, incluso cambiamos a un coche estupendo (¡ojo al dato!) que nos permitiera hacer este largo viaje sin problemas y cómodamente.
Salimos de Córdoba el mismo día uno y subimos hacia el norte por todo el litoral mediterráneo, sin prisas, tomándonos nuestro tiempo y si al final se nos quedaba corto haríamos más rápido la vuelta.
Todo fue bien hasta que pisamos suelo francés, en que el coche empezó a renquear y nos vimos obligados a parar en Montpellier.
Y aquí empieza la excursión imprevista de un día:
Las mujeres de la casa pensamos que era buen momento para visitar una ciudad en la que no estaba prevista detenerse, pero el hombre de la casa dijo que lo primero era buscar un taller. Era razonable, así es que haciendo nuestro el slogan de que familia que busca taller unida, permanece unida, íbamos montados haciendo el caballito por las calles de Montpellier, mientras los franceses nos miraban con aire de "españoles tenían que ser".
Había empezado nuestro calvario, no olvidaré aquellas calles, aquellos jardines alrededor de los cuales no parábamos de dar vueltas y la vergüenza de mis hijas que estaban en la edad en la que todo era susceptible de avergonzarlas.
Búsqueda de un teléfono con guía para encontrar al concesionario de la marca del coche mientras nosotras quedábamos metidas en él o dando vueltas a su alrededor.
Lo encontramos cerrado, era la hora del almuerzo .
Dejamos el coche en la puerta y nos fuimos a tomarnos unos bocadillos debajo de unos árboles que había cerca del taller: seguíamos haciendo nuestro papel de españoles y mis hijas seguían con las mejillas ruborizadas en unos caretos, que mejor era no mirar y yo en medio intentando hacer un chiste de una cosa que maldita la gracia que tenía.
Las mujercitas de la casa propusieron ir a dar una vuelta por la ciudad acompañadas por mí, mientras su padre se quedaba con el coche, a lo que él contestó:
-De eso ni hablar, encima nos despistamos unos de otros y total esto debe ser una tontería, lo arreglan y continuamos camino.
"Familia que espera unida...."
La pieza Que había que sustituir en el coche, no llegaría hasta el día siguiente,así es que se presentaba la "operación búsqueda de hotel" en la que empleamos el resto de la tarde, sin éxito, porque se celebraban los Estivales de Montpellier, así es que fuimos a la Estación de trenes, al lado del taller, por si había cercanías que nos trasladaran a los lugares donde se daban los eventos:
Doce de la noche y unos sillones confortables que nos llamaban amorosamente, así es que nos aseamos en los lavabos y nos dispusimos a seguir haciendo de españolitos durmiendo a pierna suelta, hasta el día siguiente que continuamos ruta.
No he querido volver más a Montpellier.
UN DÍA EN MONTPELLIER
(recuerdo para un cuatro de agosto)
Hace ya algún tiempo decidimos pasar las vacaciones viajando toda la familia. Era el momento adecuado por la edad de nuestras hijas que probablemente el próximo año preferirían sacar un Inter-rail y recorrer con los amigos experiencias nuevas.
El destino era Centroeuropa y la preparación del viaje dio de sí, como tema de conversación, para todo el invierno, incluso cambiamos a un coche estupendo (¡ojo al dato!) que nos permitiera hacer este largo viaje sin problemas y cómodamente.
Salimos de Córdoba el mismo día uno y subimos hacia el norte por todo el litoral mediterráneo, sin prisas, tomándonos nuestro tiempo y si al final se nos quedaba corto haríamos más rápido la vuelta.
Todo fue bien hasta que pisamos suelo francés, en que el coche empezó a renquear y nos vimos obligados a parar en Montpellier.
Y aquí empieza la excursión imprevista de un día:
Las mujeres de la casa pensamos que era buen momento para visitar una ciudad en la que no estaba prevista detenerse, pero el hombre de la casa dijo que lo primero era buscar un taller. Era razonable, así es que haciendo nuestro el slogan de que familia que busca taller unida, permanece unida, íbamos montados haciendo el caballito por las calles de Montpellier, mientras los franceses nos miraban con aire de "españoles tenían que ser".
Había empezado nuestro calvario, no olvidaré aquellas calles, aquellos jardines alrededor de los cuales no parábamos de dar vueltas y la vergüenza de mis hijas que estaban en la edad en la que todo era susceptible de avergonzarlas.
Búsqueda de un teléfono con guía para encontrar al concesionario de la marca del coche mientras nosotras quedábamos metidas en él o dando vueltas a su alrededor.
Lo encontramos cerrado, era la hora del almuerzo .
Dejamos el coche en la puerta y nos fuimos a tomarnos unos bocadillos debajo de unos árboles que había cerca del taller: seguíamos haciendo nuestro papel de españoles y mis hijas seguían con las mejillas ruborizadas en unos caretos, que mejor era no mirar y yo en medio intentando hacer un chiste de una cosa que maldita la gracia que tenía.
Las mujercitas de la casa propusieron ir a dar una vuelta por la ciudad acompañadas por mí, mientras su padre se quedaba con el coche, a lo que él contestó:
-De eso ni hablar, encima nos despistamos unos de otros y total esto debe ser una tontería, lo arreglan y continuamos camino.
"Familia que espera unida...."
La pieza Que había que sustituir en el coche, no llegaría hasta el día siguiente,así es que se presentaba la "operación búsqueda de hotel" en la que empleamos el resto de la tarde, sin éxito, porque se celebraban los Estivales de Montpellier, así es que fuimos a la Estación de trenes, al lado del taller, por si había cercanías que nos trasladaran a los lugares donde se daban los eventos:
Doce de la noche y unos sillones confortables que nos llamaban amorosamente, así es que nos aseamos en los lavabos y nos dispusimos a seguir haciendo de españolitos durmiendo a pierna suelta, hasta el día siguiente que continuamos ruta.
No he querido volver más a Montpellier.
Jaja. Cuando las cosas se tuercen no hay manera. Lo del coche creo que lo hemos sufrido muchos.
ResponderEliminarYo también solía cruzar Montpellier todos los años un par de veces de camino a Viena, cuando vivía en España. Me encantaba cruzar Francia, es preciosa (Montpellier precisamente no tanto).
Besos
O sea que no me perdí nada ¿no?
EliminarQue bonitas son las vacaciones eh...
ResponderEliminarSiempre pasa algo...
Besos.
Es verdad siempre pasa algo y no bueno precisamente, véase mi pie, jejejejeje
EliminarNo me extraña q no quieras volver,a mí me pasó algo parecido.
ResponderEliminarLos del seguro me mandaron un taxi y me llevaron a un hotel q estaba fenomenal,la cena muy bien,el paseo,la luna...y al día siguiente en una calita...zas!!! me picó una medusa y a urgencias.Tres años tardó la cicatriz en desaparecer de mi brazo.
Como pa volver...
Besos solidarios.
Cuando intervienen las medusas... ya es peor. También tengo yo que contar de eso ¿recuerdas?
EliminarEl sur de Francia no es lo mas facil de recorrer en auto. A nosotros nos paso en Marseille: un viaje que deberia haber sido de 45 minutos termino siendo de 7 horas y media. Me acuerdo y me dan ganas de llorar!
ResponderEliminarel sur era paso obligado hacia Viena, pero ¡vaya tela!
EliminarJajá, lógico no querer volver, pero mira, del paso por allí te quedó una buena anécdota que has sabido convertir en una divertida historia.
ResponderEliminarBesos.
Preferiría habérmelo inventado, pero ya ves, fue lo primero que se me vino a la cabeza al ver sobre lo que teníamos que escribir.
EliminarLos paseos familiares tienen sus "cositas" nunca salen como fueron planeadas
ResponderEliminarBesos
Familiares y no familiares.
EliminarTampoco fue tan dramático, si yo te contara...jajaja
ResponderEliminarSalud y besitos
Sólo recordarlo me pongo de mala leche.
EliminarYa, entiendo el fastidio ...
ResponderEliminarBueno, dormistéis a pierna suelta ...
:)
Un beso fuerte, Tracy.
Fastidio no, lo siguiente.
EliminarYa tienes algo más que contarle a Hugo...
ResponderEliminar;)
Bss.
Preferiría contarle un cuento de Perrault
EliminarUffff!!Vaya contratiempo!
ResponderEliminarBesos!
Ni te lo imaginas y además hacía un calorrrrrrrrrrrr...
EliminarLo has contado tan estupendamente, que os veía... ja,ja,ja.
ResponderEliminarEscribes genial
Feliz fin de semana.
Gracias Maite, me das mucho ánimo para hacer algo de lo que no podría prescindir. para vivir, sin hacerlo.
EliminarVaya recuerdo de Montpellier. De todas maneras, un buen recuerdo puede sacar un mal recuerdo y, a lo mejor, ese lugar merece otra oportunidad de ser recordada de otra manera. El texto me encanta, sobre todo por la frescura con la que escribes. Un abrazo.
ResponderEliminarPrefiero no probar nunca segundas partes fueron buenas.
EliminarBeso fuerte
No debe haber algo tan ingrato como sufrir una avería mecánica durante un viaje de vacaciones. No sólo se rompe el coche (y el presupuesto!) sino sobre todo el clima de disfrute imprescindible para que los días del viaje sean en verdad de descanso. Un abrazo
ResponderEliminarBueno peor sería una avería en la salud, ya sabes quien no se conforma es porque no quiere.
Eliminarjajaja, seguro que aun así, el viaje y la experiencia tuvo su encanto y os permitió conoceros aún mejor. Y a mí, que me encantan las plantas, me viene a la cabeza un arbolito, el arce de Montpellier, que es muy bonito y en otoño se le ponen rojitas las hojas.
ResponderEliminarUn beso grande Tracy
Buscaré ese Arce que dices en la Wikipedia, seguro merece la pena conocerlo, pero in situ...
EliminarUn abrazo
Todos hemos vivido situaciones parecidas... aquí y allá!
ResponderEliminarUn abrazo.
...y quien no, que levante la mano.
EliminarQuién no ha tenido alguna aventura de ese tipo? Jajaja...lo bueno es que cuando ha pasado mucho tiempo lo recuerdas y te hace gracia...¿o no...?
ResponderEliminarMuchas gracias por participar Tracy
Un beso
Gracias a ti, siempre.
EliminarLo que para vosotros fue un mal día lo has convertido en un divertido relato para los jueveros. Tu narración cargada de toques humorísticos han quitado hierro al asunto que puedo imaginar lo decepcionante que fue. Pero ya ves que no hay mal que cien años dure y salisteis de Montpellier aunque con un mal recuerdo.
ResponderEliminarUn beso.
Todo al final sirve para algo y a mí me sirvió para resolver este jueves.
EliminarY yo que me dedique un verano a recorrer La Provenza....y me encanto! Pero claro el coche se porto fenomenal y desde luego no pase por Montpelier ni creo que vaya, porque viendo tu experiencia....besos.
ResponderEliminarLa Provenza es maravillosa.
EliminarEs bueno tomarse los viajes asi, asumiendo que puede haber imprevistos y que algo bueno puede surgir de ellos, de otra manera puede resultar muy estresante...igual a veces es inevitable, particularmente cuando se va haciendo de noche y no encuentras hotel...eso pone muy nervioso a cualquiera.
ResponderEliminarAbrazo Tracy
En un viaje debes ir preparado a todo y más si es de un mes de duración.
EliminarLos coches tienen eso, a veces se estropean y necesitan piezas y vosotros os visteis obligados a cambiar el rumbo, más o menos como la vida misma.
ResponderEliminarPues sí, más o menos.
EliminarUn abrazo y gracias por comentar.
Yo tampoco guardo buen recuerdo de Montpellier.
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