sea de la clase que sea, esa es la idea que se le ha ocurrido a Nieves.
A VECES SE CAMBIA DE OPINIÓN
- "Te quiero y mucho, pero debes comprender que siempre me he negado a firmar cualquier tipo de contrato. Nunca me he comprometido a nada por escrito y nunca ha estampado mi firma en ningún documento.
Desde que tengo uso de razón, ha sido algo a lo que por sistema me he negado, cuando me independicé de mis padres, lo hice porque mi tía me cedió este piso cutre, pero en el que no tengo que firmar nada para vivirlo.
Intenté irme a un piso de estudiantes con mis compañeros de la facultad y desisté porque la propietaria quería que en el contrato de alquiler, firmáramos todos los que íbamos a vivir en él, ya que anteriormente había tenido problemas y quería que todos nos hiciéramos responsables".
Quien así hablaba era Pepa cada vez que Luis le decía que quería casarse con ella para formalizar su vida en pareja.
Esta era la conversación que una y otra vez se repetía desde hacía varios meses. Más que conversación era un monólogo porque sólo hablaba Pepa.
Tan harto estaba Luis de sus negativas que se prometió a sí mismo no volver más sobre el tema.
Pero el destino hizo que Pepa quedara embarazada y cambiara de opinión, entonces era ella la que quería casarse.
Y guardándose su orgullo, pidió a Luis que se casara con ella.
Él se negó rotundamente. Quería verla insistir tantas veces como él lo hizo anteriormente.
Pero ella no insistió.
Recibido el no, se fue a la Oficina de Inmigración y al primer negro macizote que vió le propuso el matrimonio después de contarle toda la verdad que él aceptó con sólo oírla.
Y..., cosa rara, vivieron felices con un niño precioso que le pusieron en deferencia a su padre biológico SIUL, aunque no se enterara nunca que había tenido un hijo.
Al final siempre cedemos, pero me alegra que la historia tuviera un desenlace feliz. Abrazos
ResponderEliminarY a mí me alegra poder contestaros porque ha vuelto el "interné"
EliminarVamos que el negro se calzaba lo que no había en los escritos, y dijo: al ataquerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. Vivirá feliz, pero al otro seguro que no olvidó. Aunque en este caso, creo que la culpa de los dos, por orgullosos y cabezones.
ResponderEliminarBesos Tracy
No sé... no sé...
Eliminar¡¡Vaya, con Pepa y Luis!!! De las que "haz lo que yo te diga, pero no, lo que yo haga", en vez de "no hagas a los demás, lo que no quieres para ti"... en fin, me alegro que la historía tenga un final feliz.
ResponderEliminarGracias por tu historia, siempre me haces pensar...........
¿Pensar si te vas a la Oficina de Inmigració?, jejejejeje
EliminarAl final, firmo el contrato con el negro macizote. Y seguro que con clausulas de total pertenencia de sus super cualidades.
ResponderEliminarBesos.
Mami ¿qué será lo que tiene el negro...
EliminarJamas firmaría contrato con mujer embarazada y menos de otro.
ResponderEliminarBesos
Nunca digas de este agua no beberé.
EliminarEso decía mi abuela y llevaba mucha razón.
Y eso le pasó a Luis por hacerse el orgulloso, por no aceptar lo que él había pedido que pasara.
ResponderEliminarPero en forma inesperada, hubo un final feliz.
Saludos.
Más vale llegar a tiempo que rondar un año.
EliminarPoco se querían esos dos...
ResponderEliminarNo me extraña que fuera feliz con el negro, hoy por ti, mañana por mi...jajaja
Besos y salud
También a mí me da esa impresión.
EliminarMira Pepa...qué consecuente con sus férreas convicciones...
ResponderEliminarBesos.
Sabía lo que quería.
EliminarNombre acertado.
ResponderEliminarBesos.
Jajajajaja
EliminarCaray con la Pepa, jajajaja
ResponderEliminarGenio y figura, como se suele decir,eh!
Nada, pues al final cayó en la trampa del contrato, pero a lo visto...a su manera más que particular.
Muy bueno, como todo lo tuyo.
Besos.
Pero un contrato por lo visto muy placentero...
EliminarFeliz final,abrazo.
ResponderEliminarUna historia más que de amor, de terquedades y caprichos. Al menos para el bebé, pareciera que no salió tan mal... Y tal vez, para ella tampoco jajaja. Un abrazo
ResponderEliminarTodos salieron ganando, incluso Luis.
EliminarLo del negro macizón debe ser cierto... me cuentan que un lugar de ocio de Barcelona hay muchas viudas con negros de 20 años...
ResponderEliminarQue lo disfruten.
Ellas, claro...
¿Qué me estás contanto?
EliminarTenéis un grupo del "jueveando" muy atractivo, Tracy. Enhorabuena
ResponderEliminarLa verdad es que sí, ¿por qué no te apuntas?
EliminarYo solo soy un aficionado y, además, estoy "muy ocupado" con mis galenos.
EliminarGracias por la invitación
Di a tus galenos que te den vacacones por un fin de semana.
EliminarGuau! Pobre Siul..quiero decir,Luís!
ResponderEliminar:(
Besos!
A mí o me da pena de Luis.
EliminarCabezotas, la verdad.
ResponderEliminarPero me alegro si vivieron felices.
Un beso fuerte, Tracy.
Era una familia que todos ganaban y ninguno perdía, descontando a Luis.
EliminarEs una historia con muchos matices , un poco de orgullo , y tal vez un amor no entendido de la misma manera , ahora bien ella fue bastante fiel a sus principios aunque se caso así sin más la cosa le salió bien , y el nombre al revés es ideal .
ResponderEliminarUn abrazo y feliz resto de semana.
Sí creo que fue un acierto ponerle al crío Siul
EliminarYa ves, años de negociaciones infructuosas y luego un acuerdo express. Y, lo mejor, es que es muy creíble.
ResponderEliminarEsperemos que pase igual con el gobierno
EliminarPues vaya con Pepa, se ve que a cabezona no la ganaba nadie, y menos Luis. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarGracias Molí.
EliminarUn beso
Pues tuvo muy mala suerte, ella no era como él y no se lo pensó dos veces ante su negativa.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que la suerte les sonrió a todos
EliminarMuy buena historia...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Sara.
EliminarPerfectamente normal y mentalmente saludable esos berrinches que al final les dio, a ambos un final feliz. =O)
ResponderEliminarSaluditos
Al final las cabezonerías tienen un coste.
EliminarLa Pepa corto ramales jjjj
ResponderEliminarBesos
Hacía honor a su nombre.
EliminarPa chula, yo, eh?...
ResponderEliminar;)
Besos, Tracy.
¡¡¡Ea!!!
EliminarPor lo menos el padre tendría derecho a saber que tiene un hijo por ahí ¿no?
ResponderEliminarOjos que no ven... Ya sabes como es la ficción.
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