JUEVEANDO CON SEPTIEMBRE

Nos conduce nuestra querida Inma para escribir sobre las sensaciones que nos provoca este mes, podéis leerlas aquí

Comprendo a nuestro buen amigo Juan al decir que no participa en los jueves porque: "nunca me gustó escribir a pié forzado y ahora que puedo, huyo de la obligatoriedad". A mí, teniendo el resto de la semana para escribir lo que quiera,  es más agradezco que se proponga un tema para un día, pero siempre que sea sobre algo que me guste y sobre algo en lo que pueda aportar en su pró o en su contra, pero de Septiembre...????

A ver qué sale.


SEPTIEMBRE

Ayer cayeron las primeras gotas de lluvia, en el momento que estaba  dentro del agua disfrutando de su temperatura y de su bonanza pero enseguida miré al cielo totalmente cubierto y pensé:
 -Ya está aquí el puñetero Septiembre, ha tardado en llegar cuatro días con sus grises.
 Y empezaron a cruzar por mi mente todos los septiembres vividos y hasta llegar el momento en que llovieron lágrimas.
Entré en bucle con los recuerdos y aquí estoy...
Poco puedo aportar de Septiembre que no sepáis, si acaso que durante mi infancia, adolescencia e incluso juventud lo odié profundamente y yo diría que hasta el día de hoy, pero como no quiero que se enfade...
Este sentimiento no era porque comenzara el curso escolar, sino porque suponía, siendo niña, que se me restringía la libertad de movimiento que tenía en el pueblo de veraneo donde  jugaba sin descanso por calles, parques y patios como si no hubiera un mañana.  
Más tarde en la adolescencia eran otros los motivos de mi repulsa, tenía que despedirme de la pandilla con la que habíamos organizado las primeras quedadas para ir al cine, a  guateques o a bañarnos. Fueron los veranos de los primeros escarceos amorosos que aunque cargados de inocencia te hacían vivir en ascuas pensando en el  momento que cada cual volviera a su lugar de origen. 
Esas separacoiones eran odiosas y el culpable era Septiembre.
Actualmente después de los meses de verano en los que toda la familia organiza sus vacaciones para que estemos juntos,   la historia se repite: mis hijas vuelven al trabajo y mis nietos al cole, verbalizando su tristeza cuando me dicen:
- ¿Sabes abuela que el pueblo más bonito del mundo es Fuengirola?
Pienso que a pesar del paso del tiempo, la sensación más fuerte que me provoca Septiembre sigue siendo odiosa cargada de melancolía   porque los días se hacen más cortos y se va terminando el verano.
Recuerdo con nostalgia y ternura a ese Juanito, con sus quince añillos, que veraneaba en Torremolinos y me  cantaba aquello de: "El final del verano, llegó y tú partirás, yo no sé hasta cuando...."
Últimamente cuando en Septiembre me despido de mi playa y de mi mar, soy yo la que les canto esa canción, pero ahora el "no sé hasta cuando" tiene otras connotaciones.

¡Ea! ya me he puesto triste, qué listo es mi amigo Juan al no participar a "pié forzado".
Es que... no tengo arreglo.